La UE se blinda para evitar que el «brexit» le arrastre al abismo
ACTUALIDAD
Francia y Portugal lanzan planes de blindaje de 50 millones cada uno
18 ene 2019 . Actualizado a las 07:55 h.La Unión Europea pisa el acelerador a 71 días de que se consume el brexit. Las Veintisiete cancillerías europeas trabajan a toda máquina para poder dejar listos los preparativos para un divorcio a cara de perro con el Reino Unido el 29 de marzo. La humillante derrota encajada el martes por Theresa May en el Parlamento de Westminster no hace más que reforzar las sospechas de que el brexit se encamina sin frenos hacia el precipicio. «Estamos intensificando los trabajos de prevención y contingencia. Nos lo estamos tomando muy en serio en vista de que un no acuerdo es cada vez más probable», admitió ayer el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, quien niega que la UE vaya a ofrecer una tregua a Londres más allá de la fecha de salida prevista. «No hemos recibido ninguna petición y, de hacerlo, habría que revisar las razones para ello», aseguró el griego, antes de recordar que no habrá tiempo de gracia si no lo acuerdan de forma unánime los Veintisiete.
El mensaje de la UE es claro: si May quiere un aplazamiento, deberá explicar para qué. No habrá prórroga para alargar la agonía o intentar renegociar un acuerdo que ya está sellado. Si ceden tiempo es para permitir un plan B, una última consulta al Parlamento británico: «¿Seguimos adelante con el brexit duro»? Y ahí laboristas y tories deben votar al unísono que no. Esta es la única palanca que le queda a la UE para evitar el precipicio. Una consulta ciudadana no ofrece garantías y llegaría fuera de tiempo para evitar su interferencia en las elecciones europeas.
La volatilidad política en Londres, la incertidumbre ciudadana, la debilidad de May, el caos dentro del partido tory y la falta de claridad en la hoja de ruta de la oposición laborista atraen los peores presagios. Bruselas y las capitales no se han quedado de brazos cruzados. La Comisión publicó 88 notas informativas sobre el impacto de un brexit duro en los diferentes sectores de la economía y puso en marcha un paquete legislativo a finales del 2018 para limitar sus daños. Algunas empresas, bancos, aseguradoras y fondos de inversión ya han trasladado sus sedes al continente para seguir teniendo acceso al mercado único. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer.
Planes de contingencia
Francia activó ayer su propio plan de blindaje. Hasta 50 millones de euros está dispuesto a desembolsar el Elíseo para construir infraestructuras aduaneras y de control en las fronteras. El primer ministro galo, Edouard Philippe, anunció la contratación de 600 personas para hacer funcionar las instalaciones. París también tiene listos cinco decretos para facilitar el transporte, la transferencia de tecnología, la actividad de las aseguradoras, el trabajo de profesionales liberales y los derechos de residencia de los ciudadanos británicos si Londres responde en la misma medida. Portugal hará lo suyo con una cuantía similar para ayudar a las empresas lusas cuya actividad se concentra en el Reino Unido. El primer ministro, António Costa, anunció la creación de «corredores» especiales para británicos en los aeropuertos para agilizar su identificación. A su vez, el Bundestag aprobó ayer una ley del brexit para gestionar las relaciones entre Alemania y el Reino Unido una vez se consume la ruptura.
España tantea a Bruselas para evitar que revoque la licencia de vuelo a Iberia
En España, tenemos un problema: Iberia. La histórica aerolínea se encuentra contra las cuerdas a consecuencia del brexit. Según admitieron ayer fuentes comunitarias, Bruselas podría retirarle la licencia de vuelo si la compañía continúa en manos mayoritariamente británicas tras el divorcio. Esto significa que los vuelos nacionales, europeos e internacionales operados desde territorio español por la empresa quedarían restringidos.
Aunque es la Agencia Estatal de Seguridad Aérea la que tiene que valorar los criterios a la hora de concederla, la Comisión Europea tiene potestad para rechazarla. Y eso mismo es lo que podría hacer si España no da con la tecla adecuada para la primera semana de febrero. «Estamos en contacto con las autoridades para buscar una solución», asegura la institución. Una cuadratura difícil de encajar.
La secretaria general de Transporte, María José Rallo del Olmo, se desplazó ayer hasta Bruselas para reunirse y tantear al secretario general de Transporte de la UE, Henrik Hololei. Si no recibe el visto bueno, no habrá nada que hacer por Iberia, Vueling y sus miles de trabajadores.
La misma incertidumbre mantiene en vilo al sector pesquero que cada vez ve más cerca el precipicio. Aunque el ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Planas, reconoció ayer que es probable la expulsión de la flota española de los caladeros británicos, no anticipó su hoja de ruta para amortiguar el impacto.