Uvas, grageas de chocolate y frutos secos: alimentos de riesgo para los menores de 5 años

Javier Becerra
JAVIER BECERRA REDACCIÓN

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LAS UVAS PUEDEN SER MUY PELIGROSAS SI LAS TOMAN NIÑOS MENORES DE 5 AÑOS
LAS UVAS PUEDEN SER MUY PELIGROSAS SI LAS TOMAN NIÑOS MENORES DE 5 AÑOS

Tras el caso del niño de tres años muerto de asfixia en Gijón, los pediatras insisten en la importancia de la precaución

14 abr 2019 . Actualizado a las 13:25 h.

Ni uvas, ni caramelos, ni frutos secos. Tampoco grageas de chocolate. Los menores de cinco años no deben ingerir ninguno de esos alimentos. Ni en tiempo de fiestas, ni tampoco en su vida normal. Se trata de normas difundidas con regularidad por los pediatras, pero la pasada Nochevieja cobraron una importancia especial tras conocerse la muerte de un niño de tres años en Gijón, atragantado con un uva.

Uno de los que reforzó ese mensaje fue Alberto García Salido, pediatra del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid. Muy activo en Twitter, su mensaje recordando las prohibiciones, añadiendo también la alerta del peligro del uso de globos, se viralizó de inmediato. «Para los profesionales esto es algo normal, pero entre la población no», señala. «Lo dice la Asociación Española de Pediatría, la Asociación Americana de Pediatría y cualquier asociación vinculada con el cuidado de los niños hablan de tener especial precaución con los alimentos que por forma o por dureza puedan suponer un riesgo».

¿Dónde está ese riesgo? «Los niños pequeños, los menores de cinco o seis años, tienen una capacidad de masticar y tragar de forma coordinada evolutiva y que se va desarrollando, señala el pediatra. Lo que hace que tomar determinados alimentos suponga un riesgo. Si además tú les agobias con que tomen una determinada cosa en un corto período de tiempo, como es el caso de las campanadas, se junta con esa falta de coordinación y todo empeora», añade.

García Salido apela a casos cotidianos: «Los frutos secos son un ejemplo estupendo. Todos hemos visto a un niño menor de cinco años comer kikos y comer pipas y pensar que no pasa nada. El problema es que esos kikos y esas pipas si no son bien masticados pueden ir a donde no deben y generar un problema considerable. Algunos son lo suficientemente pequeños como para no obstruir totalmente el paso del aire y da tiempo a ir al hospital». Pero otras veces no, tal y como ocurrió con las uvas en Gijón.

Las advertencias de los pediatras no se limitan a las uvas. Para este especialista las grageas de chocolate, que muchos padres usan como sustituto de las uvas para el rito de las campanadas de Nochevieja, pueden ser incluso peor. «Si te fijas desde arriba son circunferencias y la tráquea también es una circunferencia -detalla-. Si tú a un crío de tres años, en lugar de una uva le das eso o un caramelo con esa forma y se produce un atragantamiento eso puede taponar la vía aérea».

Respecto a las uvas, no sirve pelarlas ni quitarle las pepitas. «La única manera segura, si quieres que tu hijo tome uvas es partirla por la mitad y disminuir su diámetro. Así, en el caso de atragantarse, no obstruirá totalmente la tráquea. Pero lo mejor es no tomar uvas». De este ejemplo, salta a otro aún más cotidiano: «Las salchichas que muchos compran para sus hijos son un cilindro. Si las cortas en secciones de ese cilindro aparece el problema. Son una circunferencia que hacen de tapón perfecto para la tráquea. Hemos tenido niños que se han muerto por una salchicha. ¿Qué recomendamos? Que les des un corte longitudinal y luego le des los otros cortes para minimizar el riesgo».

El peligro de los globos

Un elemento festivo tan aparentemente inofensivo como un globo puede ser letal. «Los globos pueden romper cerca de la cara y con el susto tragarlo. Con la saliva se pega y hace un efecto válvula en la tráquea. Al pegarse es muy difícil de mover», detalla. «Además, los niños repiten lo que ven en los papás. Tu inflas el globo delante del niño, coges aire fuerte, lo echas e hinchas el globo, coordinando la respiración. Pero con los niños hay riesgo que lo aspire intentando hacer lo mismo. El globo es un enemigo íntimo de la vía aérea de los niños».

Si el niño termina en alguna de esas situaciones, García Salido dice que hay que ver primero si tose o no tose. «Si lo hace hay que dejarlo toser para que saque el cuerpo extraño. Si esta no es efectiva, hay que intentar sacarlo de manera física. Con impactos en el tórax. En los niños pequeños son cinco golpes en la espalda. Si no funciona, hay que intentar moverlo cogiendo el niño por detrás y haciendo fuerza en la tripa a la altura del ombligo. Si no se logra así, el niño pierde la conciencia. En ese punto hay que hacer reanimación cardiopulmonar. Eso empieza por pedir ayuda. En esto nos tenemos que formar todos. A veces solo con el masaje en el corazón hace que el paciente vuelva a respirar».