La violencia, el dinero obtenido por el narcotráfico y su experiencia militar le sirvieron para ser un criminal influyente y temido
23 dic 2018 . Actualizado a las 09:19 h.Walter Patricio Arizala Vernaza, alias Guacho, el sanguinario líder de la disidencia de las FARC estaba en el punto de mira de Colombia y Ecuador desde comienzos de año, acusado de secuestrar y asesinar a cinco ecuatorianos: una pareja y dos periodistas y un chófer del diario El Comercio. Su carrera delictiva acabó el viernes gracias a la operación David, en la que militares y policías colombianos llegaron hasta la aldea de Peña Caraño, en Tumaco -el municipio del departamento de Nariño con más hectáreas sembradas de coca-, donde lo mataron a tiros junto a uno de sus hombres.
La violencia, el dinero obtenido por el narcotráfico y la experiencia que acumuló en las FARC le sirvieron a Arizala para ser el criminal más influyente y temido en parte de la frontera entre los dos países, zona que conocía a la perfección y que le permitió escapar de varias operaciones militares. El Gobierno había puesto precio a su captura: 700 millones de pesos (unos 189.000 euros).
Vínculos con Sinaloa
Los rebeldes liderados por Arizala libran una sangrienta guerra por el control territorial de Nariño, la zona con más narcocultivos del mundo, con otras disidencias de las FARC y bandas narcotraficantes. La otrora guerrilla comunista dejó las armas tras firmar un acuerdo de paz a finales del 2016 y transformarse en un partido político, pero algunos de sus hombres no se acogieron al pacto.
En octubre, Duque confirmó que Guacho estaba aliado con cartel mexicano de Sinaloa. La fortaleza de jefe del frente disidente Oliver Sinisterra se basa en sus relaciones los narcos mexicanos, que le permitió enviar toneladas de cocaína a EE.UU.