La UE desnuda la falta de planes de May para el «brexit»

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Británicos partidarios de la UE formaron una cadena humana frente a la residente de May
Británicos partidarios de la UE formaron una cadena humana frente a la residente de May TOLGA AKMEN

Más de 20 millones de turistas podrían rechazar viajar a Europa si no se llega a un acuerdo

06 nov 2018 . Actualizado a las 08:03 h.

«Todavía no estamos ahí», reitera el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. El griego lleva semanas repitiendo el mismo mensaje ante los falsos rumores propagados por la prensa británica en torno a un supuesto principio de acuerdo sobre el brexit.

La primera ministra,Theresa May, tiene prisa. Su gobierno está agotando los últimos minutos de descuento concedidos por la UE para desbloquear las negociaciones sobre la bocina. Si no convence al negociador europeo, Michel Barnier, antes de que termine el mes, el Reino Unido puede prepararse para una salida abrupta. No habrá divorcio amistoso.

A pesar de conocer perfectamente cuáles son la líneas rojas de Bruselas, May trata de conseguir un salvoconducto por la puerta de atrás retorciendo antiguas y denostadas propuestas como la de comprometerse a través de una «solución de emergencia» a mantener «temporalmente» al Reino Unido en la Unión Aduanera para evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte. En esta ocasión, su equipo trató de engatusar a la UE introduciendo una cláusula de salida con la que poder desligarse sin previa consulta de los compromisos adquiridos. La respuesta no pudo ser más contundente.

En una llamada telefónica, el taoiseach, Leo Varadkar, dejó claro a May que no aceptarán decisiones «unilaterales» que puedan aislar a su país, Irlanda, del mercado único de la UE o que dinamiten los acuerdos de paz en la región. «Una solución de emergencia con un límite de tres meses o una fecha de caducidad de esta naturaleza no vale el papel en el que está escrito», zanjó.

Londres ofrece ese parche «temporal» para cerrar el acuerdo de divorcio y empezar a negociar una relación futura que hiciera innecesarios los aranceles o controles fronterizos. Pero Barnier no se fía de los británicos. Insiste en hacerles firmar una «solución permanente», algo inasumible para los tories del ala dura, quienes no asumen la perspectiva de seguir bajo el paraguas regulatorio de la UE. El francés es consciente de las tensiones con las que tiene que lidiar la premier en Londres, pero no está dispuesto a ceder más.

¿Habrá cumbre europea de emergencia? Todavía no. Bruselas sigue trabajando a nivel técnico para desatascar el embudo negociador. Hasta que no constate avances, no dará aviso al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien debe decidir si convoca a los líderes europeos.

La situación está atascada y el pesimismo empieza a calar en los británicos. Ayer mismo un grupo de 1.400 abogados, entre los que se incluyen respetados letrados, remitieron una carta al Gobierno de May para reclamar un segundo referendo alegando falta de información y conocimiento sobre lo que acarrearía el proceso de divorcio.

La preocupación también se está trasladando a las instituciones del país. Sin ir más lejos, Scotland Yard está planificando una «red de seguridad» valorada en 2.7 millones de euros para reforzar la seguridad. Si se certifica la salida abrupta de la UE, el país ya no tendrá acceso a las bases de datos e información sobre terroristas o criminales.

Frente a esta realidad, las amenazas. De acuerdo con un estudio divulgado ayer por la World Travel Market (WTM), más de 20 millones de turistas podrían dar la espalda a Europa como destino vacacional el próximo verano si finalmente no se firma un acuerdo. El motivo, según el estudio, habría que buscarlo en que los británicos se verían forzados a pagar unas 52 libras [59,43 euros] por una visa para viajar a destinos turísticos tradicionales como España (a donde cada año se desplazan unos 18 millones), Grecia, Portugal o Italia.