El presidente francés ha añadido esta semana una nueva declaración desafortunada, al decirle a un grupo de pensionistas que «todo iría mejor si no nos quejáramos tanto»
05 oct 2018 . Actualizado a las 11:08 h.Emmanuel Macron vive el momento más bajo de popularidad desde que tomó posesión como presidente de Fancia, en mayo de 2017 y la última polémica le ha enfrentado a los pensionistas, un colectivo que, al igual que en España, es especialmente vulnerable en los momentos de crisis.
«Todo iría mejor si no nos quejáramos tanto», respondió Macron a un grupo de jubilados que se manifestaban ante la pérdida de poder adquisitivo. Estas desafortunadas palabras del presidente francés tuvieron lugar en la localidad de Colombey-les-Deux-Eglises, donde nació Charles De Gaulle y a donde Macron se desplazó en uno de los actos conmemorativos de la Vonstitución de la V República, promulgada en 1958 y que, a pesar de varias modificaciones, sigue hoy vigente.
Aprovechando la visita presidencial, los pensionistas habían organizado una manifestación, en la misma línea que vienen haciendo desde principios de año para protestar por las subidas de impuestos y la pérdida de poder adquisitivo. Tras los actos oficialies, Macron se dispuso a dar una vuelta por el pueblo y se encontró con la concentración de jubilados, que mostraron una mayor indignación tras oír las palabras de su presidente sobre sus quejas. En Francia los pensionistas tienen un nivel de vida superior al de los activos, debido a que el valor de su patrimonio se ha disparado. De ahí que desde el poder sean frecuentes las apelaciones a la solidaridad intergeneracional por parte de una «generación dorada».
«No creo que (el presidente) personalice demasiado el poder. Parafraseando al General (De Gaulle), aquellos que se agitan como niños en sus sillas para reclamar una VI República simplemente no aprecian el Estado», dijo ante los periodistas el mandatario, en alusión a las propuestas de cambio de régimen hachas por una parte de la izquierda. Las fuerzas de seguridad dispersaron la protesta de jubilados sin incidentes, pero las desafortunadas palabras del presidente se propagaron a través de las redes sociales.
El mandatario francés viene de pasar una semana crítica tras asumir la dimisión irrevocable de su fiel aliado Gérard Collomb al frente de Interior, uno de los pocos pesos pesados que quedan en el Gobierno. La renuncia de Collomb ha puesto en entredicho la autoridad del jefe del Elíseo, que no aceptó en un primer momento la dimisión y tuvo que resignarse al hecho consumado cuando la reiteró en público solo 24 horas después a través de una entrevista en Le Figaro de la que informa Colpisa. El desafío al poder presidencial resulta aún más inoportuno e hiriente al producirse apenas un mes después de la espantada del popular Nicolas Hulot que, a finales de agosto, anunció por sorpresa su abandono del Ministerio de Transición Ecológica en una entrevista radiofónica sin haber informado previamente al Ejecutivo.
Otras meteduras de pata de Macron
«Cruzo la calle y le encuentro un empleo». Los consejos del presidente de Francia a un joven desempleado para que encuentre trabajo, el pasado 16 de septiembre, no sentaron nada bien a la oposición francesa, que censuró al jefe de Estado por su actitud altiva. «Hoteles, cafeterías, restaurantes, cruzo la calle y te los encuentro. Quieren simplemente gente lista para trabajar, con los inconvenientes de esa profesión», dijo a un joven que decía buscar trabajo infructuosamente.
Macron departió con el desempleado en los jardines del palacio Elíseo, abiertos excepcionalmente por las jornadas del patrimonio, y dijo que «en todos los sitios» que visita, empresarios de sectores como la hostelería o la construcción le aseguran que emplean a trabajadores.
Gesto obsceno en una foto. Y una semana más tarde, el pasado 1 de octubre, el mandatario galo posó con un joven que hace un gesto obsceno durante una visita a la isla francesa de Saint-Martin, en el Caribe, que también indignó al país, pese a los esfuerzos del propio Macron por restarle importancia.
«Pasta gansa en subsidios»: el pasado 13 de junio, Macron entró de lleno en el debate sobre si hay que recortar las ayudas sociales, al señalar que cuestan demasiado y no son eficientes para lo que deberían servir, sacar a la gente de la pobreza. «Metemos una pasta gansa en subsidios y la gente no sale adelante», señaló a sus colaboradores en un vídeo en el que se le ve preparando un discurso y que colgó en las redes su responsable de comunicación, Sibeth Ndiaye. Con un lenguaje informal, el presidente explica que en esa intervención su mensaje va a ser: «ponemos demasiada pasta, desresponsabilizamos y nos dedicamos a curar. Toda nuestra política social -que debe prevenir- nos costará menos y hay que responsabilizar mejor a todos los actores». Critica los dispositivos actuales porque «los pobres se quedan pobres, los que caen en la pobreza se quedan pobres. Tenemos que tener algo que permita a la gente salir adelante. Con la educación».
«Los franceses son reacios al cambio». El pasado agosto, durante una visita a Copenahague y durante un discurso ante los franceses residentes en Dinamarca, Macron elogió el modelo danés de la «flexiseguridad» pero dijo que las diferencias culturales entre franceses y daneses impedían imitarlo tal cual. «No hay que ser ingenuos, lo que es posible está vinculado a una cultura, un pueblo marcado por su historia. Este pueblo luterano, que vivió transformaciones en los últimos años, no es exactamente el francés reacio al cambio», dijo. La oposición francesa no tardó en reaccionar, acusando al presidente de caricaturar a los franceses ante las autoridades extranjeras. «En Grecia trató a los franceses de vagos y ahora ante la reina de Dinamarca nos caricatura en galos refractarios», criticó Laurent Wauquiez, líder del partido opositor de derecha Los Republicanos.
«Brutos, cínicos, vagos...». Las declaraciones a las que se refería el líder de la oposición tuvieron lugar hace justo un año en Atenas e indignaron a toda la izquierda, política y sindical: «No voy a ceder ante los vagos, los cínicos ni los extremos», dijo en referencia a quienes se oponían a sus reformas.