Omarosa Manigault Newman publica un libro en el que asegura que la primera dama está «contando los minutos para que Trump deje la presidencia y así poder divorciarse»
27 ago 2018 . Actualizado a las 20:10 h.A Donald Trump le crecen los enanos. El presidente de EE.UU. asiste desde hace ya meses a un continuo escarnio publico en forma de best seller. Steve Bannon, ex jefe de estrategia del mandatario, abrió la veda con su «Furia y Fuego». Pero fue solo el principio. En los últimos meses han sido muchos los miembros del equipo de trabajo de Trump los que han salido por la puerta de atrás de la Casa Blanca. Y otros tantos los que han decidido tomarse la revancha aireando los trapos sucios en platós, en periódicos y, últimamente, en formato libro.
Omarosa Manigault Newman es la encargada de firmar el último. Esta mujer de 44 años pasó de ser una de las creaciones televisivas del magnate a ocupar uno de los cargos de asesora durante 11 meses. Menos de un año que ahora se ha propuesto exprimir a golpe de plató hasta sacar hasta la última gota de jugo. Newman comenzó su relación con Trump en El aprendiz, el concurso de telerrealidad sobre negocios que el ahora presidente presentó durante años. Debió de caerle simpática al multimillonario. Porque el salto fue mayúsculo. De la pequeña pantalla pasó directamente a una silla en la Casa Blanca, una posición privilegiada que le sirvió para llenar de contenido su Unhinged (Volátil), el último grito editorial que mantiene en un tenso silencio al círculo cercano del presidente.
«Omarosa nunca te apuñalará por la espalda. Siembre va de frente contigo», pregonaba el republicano en el año 2013 cuando se preguntaba si su pupila era «perversa, dura, lista o las tres cosas a la vez». Pero erró, porque unos años después la alumna aventajada se rebeló contra el maestro. Omarosa Manigault no se ha dejado ni una sola gota en el tintero y ha aireado algunos de los episodios más escandalosos que vivió durante su etapa en la Casa Blanca.
A pesar de que a lo largo de las páginas de la obra hay mucha tela que cortar, uno de los capítulos que más atención ha captado ha sido -una vez más- el que tiene a la primera dama como protagonista. «Melania está contando los minutos para que él deje la presidencia y poder divorciarse», así de categórica se muestra Omarosa Manigault al ofrecer su punto de vista sobre uno de los temas que más portadas ha protagonizado desde que los Trump se instalaron entre las cuatro paredes de la Casa Blanca. Los problemas de alcoba entre el presidente y su mujer son un secreto a voces; pero Newman todavía tiene sorpresas que aportar sobre el tema. Porque según la encargada del último best seller americano, Melania ha marcado como fecha límite en el calendario el fin del mandato de Trump. Y la eslovena no estaría dispuesta a alargar su tormento durante un segundo mandato. Melania no concibe entre sus planes aguantar con la farsa más allá del 2020, una circunstancia que ha provocado la ira de su marido. Trump habría amenazado a Melania con deportarla si ella decide poner fin a su matrimonio.
Mientras tacha días en el calendario con el 2020 como fecha límite para su liberación, Melania ha decidido utilizar la moda como vehículo de expresión. Omarosa asegura en su libro que la exmodelo mira a su armario como forma de protesta. Elige las prendas que se pone a diario con la idea de castigar deliberadamente al presidente. Un ejemplo de ello es la blusa de seda rosa de Gucci que lució durante el segundo debate presidencial entre Trump y Hillary Clinton en el 2016. Esta blusa, de seda rosa, lucía en el cuello una gran lazada que en inglés se conoce como un pussy-bow o pussycat bow. Sin embargo, la palabra pussy tiene otro significado. El mismo que empleó su marido en el polémico vídeo en el que presumía con sus colegas de su ruda manera de meter mano a las mujeres: «Grab them by pussy» («Agarrarlas por el...»).
Mucho más provocativa fue la famosa gabardina verde de Zara que Melania escogió para viajar a la frontera de México durante la polémica por la separación de familias migrantes. «En realidad no me importa, ¿a ti?», se podía leer en la espalda del abrigo. Omarosa asegura que las palabras eran un velado dardo envenenado para su esposo, que durante los días siguientes tendría que dedicar grandes esfuerzos para apagar los fuegos generados.
Omarosa tiene mucho que decir. Lo de Melania es solo el principio. La exasesora del presidente viene cargada con una buena caja de cerillas. La Casa Blanca debe estar preparada para los fuegos que vienen. Por ahora, lo más bonito que Newman ha dicho de su anterior jefe es que trabajar con él era peor que hacerlo en una plantación. Y por si queda alguna duda remata: «Narcisista, senil, misógino y racista». Tenemos escándalos para rato.