Escotet censura la falta de explicaciones del Gobierno de Maduro para seguir controlando su banco
11 ago 2018 . Actualizado a las 16:35 h.Juan Carlos Escotet rompió ayer un silencio de semanas -salvo una declaración a través de las redes sociales- para denunciar públicamente la intervención de Banesco, su banco en Venezuela, donde empezó a construir su grupo financiero internacional. En una comparecencia pública en Caracas censuró la actuación del Gobierno de Nicolás Maduro y fue especialmente duro con la patronal bancaria venezolana, que no se ha pronunciado sobre esa intervención. «Es una vergüenza», dijo.
El banquero hispanovenezolano aseguró que desde que Banesco fue intervenido, hace tres meses, solo ha tenido una reunión con un funcionario del alto Gobierno, Wilmar Castro Soteldo, ministro de Agricultura y Tierras, quien le habría asegurado que el propósito del Gobierno es «limpiar» el banco del supuesto tráfico de dinero venezolano hacia el exterior, para luego devolverle la propiedad integral a sus accionistas. Nada más. Ninguna otra explicación.
Justificó Escotet que durante estos tres meses de intervención han mantenido un perfil bajo por prudencia. Pero eso cambió tras la prórroga dictada por 90 días más. La intervención de Banesco no tiene base legal, como tampoco el proceso contra once de sus directivos principales. «No hay justificación técnica ni financiera y, pese a nuestra intención de dialogar, no ha sido posible reunirnos con representantes del más alto Gobierno», dijo.
Escotet admitió que durante estos meses ha tenido miedo, por la inseguridad jurídica que reina en Venezuela. Pero el hecho de que sus principales colaboradores fueran detenidos (ahora están libres, con medidas cautelares) le hacía imposible no acudir al país sudamericano a enfrentar la situación. De hecho, desde la primavera ha abandonado temporalmente la presidencia de Abanca en España para dedicarse en exclusiva a este asunto: «Luchamos con la mayor humildad, contra un poder omnímodo, pero no puede ser que el miedo lo paralice a uno».
El directivo fue también muy tajante sobre la posibilidad de que acabe vendiendo Banesco, incluso al Gobierno de Maduro. «Este es un proyecto a 50 años, es un hijo, y los hijos no se venden». Aseguró en todo caso que no ha recibido ninguna oferta por el banco. Es la mayor entidad privada de Venezuela, y el principal puente de entrada de divisas desde el extranjero.
En su comparecencia, Escotet lamentó que la intervención esté provocando ya quebrantos relevantes en Banesco. El primero, en el propio negocio: ha perdido hasta un 20 % de depósitos en algunos momentos, cuando era un negocio al alza. El segundo, en los recursos humanos de la entidad: «Este banco nunca tuvo una fuga de talentos como la ocurrida en esta intervención. Van 600 [personas]. Nadie quiere venir a trabajar a un banco intervenido. A la fuga de talentos tradicional se suma la fuga de talentos por la intervención».
Y quiso dejar clara la nula posibilidad de contagio a otros bancos de su propiedad (tiene en varios países americanos, y en España es dueño de Abanca). «Nuestra estructura de propiedad es que ningún banco depende del de otro país. Son estructuras accionariales completamente independientes, y eso permite establecer cortafuegos y romper cualquier riesgo», dijo rotundo Escotet.
Venezuela, a punto de perder su principal negocio en EE. UU.
Un juez estadounidense acaba de autorizar la incautación de Citgo, la principal filial de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Estados Unidos, para que sea entregada a la minera canadiense Crystallex, que reclama 1.400 millones de dólares por la nacionalización de sus negocios en el país caribeño. El fallo, que autoriza la incautación de acciones como paso previo a la venta, es recurrible por parte de PDVSA, y los detalles y condiciones de la decisión aún no se han dado a conocer. Sin embargo, la eventual incautación de Citgo implicaría para el Gobierno de Nicolás Maduro la pérdida de su principal activo en Estados Unidos.
Además, según The Wall Street Journal, la pérdida de Citgo pondría en peligro uno de los pocos mercados petroleros que generan beneficios a Venezuela: Estados Unidos. A través de Citgo Petroleum, PDVSA tiene tres refinerías en los estados de Texas, Illinois y Luisiana, y 10.000 gasolineras en el país. Crystallex es la primera empresa, de las muchas que han puesto su punto de mira en Citgo por sus pérdidas en Venezuela, que logra un veredicto favorable de EE.UU.