Idlib se convierte en el próximo objetivo del ejército de Bachar al Asad y sus aliados rusos e iraníes tras dar por concluida la ofensiva para recuperar el control del suroeste
03 ago 2018 . Actualizado a las 07:19 h.«Hay que rematar a los terroristas que todavía actúan en la provincia de Idlib». Así, sin tapujos, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, oficializó este juevees lo que ya era un secreto a voces. Idlib, el último feudo rebelde que resiste en Siria, es el próximo objetivo de las tropas de Bachar al Asad y sus aliados de Rusia e Irán, tras dar por finalizada la reconquista del suroeste sirio, fronterizo con los Altos del Golán y Jordania.
El jefe de operaciones del Estado Mayor de Rusia, el general Serguéi Rudskói, fue el encargado de anunciar el fin de la ofensiva para recuperar las tres provincias meridionales: Deraa, Quneitra y Sueida. La oposición moderada fue forzada a rendirse y tomar rumbo a Idlib, provincia donde han ido a parar todos los milicianos derrotados tras los brutales asedios del régimen a plazas como Alepo, Guta Oriental o Homs.
Idlib es una de las cuatro zonas de distensión creadas por Rusia, Irán y Turquía durante sus negociaciones de paz en Astaná. Antes de lanzar el ataque, Vladimir Putin deberá convencer a Recep Tayyip Erdogan para que retire las tropas turcas presentes en esa provincia del norte de Siria.
El bando rebelde ha optado por unir fuerzas para afrontar la ofensiva. Cuatro grupos armados rebeldes se sumaron este jueves al Frente Nacional para la Liberación. Este grupo esta compuesto ahora mismo por 75.000 combatientes de 15 facciones opositoras e islámicas, según confirmó a Efe el portavoz de la alianza.
El Gobierno de Benjamin Netanyahu fue el primero en felicitarse por las victorias militares de Al Asad. «La situación vuelve a ser la que de antes de la guerra civil [siria], es decir que está claro a quién dirigirse, hay alguien que es responsable y hay un poder central», afirmó el ministro de Defensa, el ultranacionalista Avigdor Lieberman.
Israel no oculta su temor a que Hezbolá, controlada por Irán, se asiente en la frontera. Pero Putin parece dispuesto a buscar el equilibrio sin desairar ni a su aliado iraní ni molestar a Israel. Así las tropas rusas se han establecido en los límites de los Altos del Golán, ocupado por Israel, para evitar enfrentamientos. Cazas israelíes mataron a siete miembros del Estado Islámico (EI) cuando se acercaban al Golán huyendo de la ofensiva en Siria. También el ejército jordano abatió un número indeterminado de yihadistas que intentaban cruzar la frontera.