Los buzos animan a los familiares con mensajes en las redes
09 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Más de mil periodistas procedentes de todos los rincones del mundo esperan en medio de la selva, en la frontera entre Tailandia, Birmania y Laos, buenas noticias. Llevan más de una semana esperando novedades sobre los doce adolescentes de entre 11 y 16 años del equipo de los Jabalíes Salvajes y su entrenador, de 25, que están atrapados a cuatro kilómetros de ellos, en una de las cuevas turísticas más famosas del país. Pero solo encuentran silencio. Hasta que estalla la tormenta informativa: «Hoy es el día D. Se acerca una nueva tormenta. Si esperamos, tendremos que volver a bombear el agua de la cueva. Vamos allá», anunció Narongsak Osottanakorn, gobernador provincial de Chiang Rai y responsable máximo del operativo de rescate.
Era el inicio de doce horas frenéticas en las que las noticias no acababan de llegar y las que lo hacían eran contradictorias. Se llegó a hablar de seis rescatados, pero finalmente fueron cuatro. Entre la desesperación y las dudas, periodistas, familiares y curiosos no sabían qué hacer, si alegrarse por los rescatados «de los que no se conoce los nombres» o llorar y preocuparse por los que siguen en las entrañas de la gruta.
Los chicos recibirán tratamiento médico en el hospital durante al menos 24 horas después de que sean rescatados de la cueva y sus familiares no podrán visitarlos en ese tiempo. Los reencuentros se permitirán solo después de que se completen sus chequeos médicos en 48 horas.
Euforia en Mae Sai
Los discursos oficiales, por tanto, no daban más datos que el parte meteorológico. Hasta que algunos de los buzos que participaron en esa primera misión de rescate consiguieron acceder a sus redes sociales en la base en la que se aprestaban a descansar. «Unidos, nosotros, el equipo tailandés y el equipo internacional, vamos a llevar a todos los niños de los Wild Boars [Jabalíes Salvajes, en inglés] a casa con sus familias», escribió uno de los marines tailandeses que participan en el dispositivo de rescate.
Hasta Donald Trump quiso lanzar un mensaje conciliador a través de las redes: «Estados Unidos está trabajando muy estrechamente con el Gobierno de Tailandia para ayudar a sacar a todos los niños de la cueva y ponerlos a salvo. Gente muy valiente y talentosa», escribió.
Pero la euforia se instaló en la pequeña ciudad fronteriza de Mae Sai donde residen parte de los menores. «¡Estoy muy feliz!», Dijo Kamon Chanthapun, un directivo del equipo de los Wild Boars. «Estaba muy preocupado porque son solo niños, atrapados durante tanto tiempo en la oscuridad», aseguró a los medios extranjeros desplazados a su ciudad para dar testimonio de la llegada de los rescatados. La espera seguirá hoy con la vista puesta en el cielo y en la llegada de las fuertes tormentas asociadas al monzón típico de la época.