Jordania se rebela contra la austeridad y frena una subida de impuestos
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El país se comprometió ante el FMI a reducir su deuda pública a cambio de un préstamo
08 jun 2018 . Actualizado a las 07:32 h.La tranquila Jordania, capaz de permanecer ajena a las guerras de Oriente Medio y a las crisis políticas que azotan a muchos de su vecinos gracias a una democracia consolidada, ha vivido una semana de revueltas populares que ha puesto en jaque a la monarquía hachemí y a su nuevo primer ministro. Omar al Razzaz fue nombrado el miércoles tras la dimisión de su predecesor ocasionada por las revueltas sociales. Al tomar posesión, se comprometió «a dialogar para lograr un sistema fiscal justo para todo el mundo». Sometido a la presión de siete días ininterrumpidos de protestas, anunció ayer la retirada de un controvertido proyecto de ley sobre el impuesto sobre la renta, principal reivindicación de los manifestantes.
Según Al Razzaz, que aún no ha formado Gobierno, la retirada del documento y las conversaciones sobre una nueva versión del proyecto tendrán lugar una vez que se haya investido al nuevo Ejecutivo, aún sin fecha.
Jordania, que no tiene recursos naturales y depende ampliamente de las ayudas extranjeras, se comprometió ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) a reducir su deuda pública a cambio de un préstamo de varios cientos de millones de dólares y la retirada de ayudas a la financiación de productos básicos y la energía.
El proyecto de ley preveía un aumento de entre el 5 y el 25 % de los impuestos para los particulares y gravaba a las personas a partir de un sueldo anual superior a 8.000 dinares (unos 9.700 euros, aproximadamente).
Con un desempleo del 18,5 %, un 20 % de la población bajo el umbral de la pobreza y alzas de precios reiteradas, la reforma fiscal era «la gota que desbordó el vaso», decía a AFP a Fayez Mohamed, un abogado de 40 años que se manifestaba frente a la sede de los sindicatos en Amán. La dimisión el lunes del primer minisro Hani Mulqi y el llamamiento del rey Abdalá II a una «revisión completa» del proyecto de ley no habían bastado para disipar los temores de muchos jordanos. Su principal reivindicación era la retirada pura y dura del texto.
Suhaib Rabaibai, de 28 años, empleado del sector privado, viajó expresamente desde Ajlun, en el norte del país, para manifestarse. «Los precios no paran de aumentar en todo lo que un jordano necesita: comida, automóviles, vivienda y telecomunicaciones. Ya no trabajamos para nosotros, sino para pagar al Estado», decía.