La primera dama de Estados Unidos intenta acallar los rumores que hablan de una importante enfermedad tras permanecer 20 días completamente apartada de la vida pública
04 jun 2018 . Actualizado a las 10:36 h.Nada se sabe de Melania Trump desde hace 20 días. Más de dos semanas de ausencia que han vuelto a centrar todas las miradas sobre la primera dama de Estados Unidos. El escrutinio público al que está sometida la exmodelo eslovena ha convertido su ausencia de las últimas semanas en una fuente de especulación popular. ¿Qué le pasa a Melania Trump? ¿Dónde se encuentra escondida?
La salud de la primera dama acumula dimes y diretes después de que el pasado 14 de mayo saltara a las primeras páginas de los diarios que la mujer del presidente de EE.UU. había sido operada del riñón. Sin entrar en grandes detalles. La Casa Blanca ha medido cada una de las palabras que apuntan a las razones que se encuentran detrás del paso de Melania por quirófano. Solo sabemos que fue sometida a un procedimiento de embolización del riñón, lo que supone el bloqueo de un vaso sanguíneo para evitar el crecimiento de un tumor. Eso sí, rápidamente dijeron que se trataba de un tumor benigno. Once días después de la intervención, la primera dama abandonaba el hospital para, a partir de ese momento, pasar a la sombra.
No ha acudido a ningún acto público, no se ha dejado ver en la Casa Blanca y ha limpiado de su agenda de los próximos días cualquier posible acto. A cambio, ha publicado un pequeño tuit en su cuenta oficial que ha conseguido el efecto contrario al esperado. Lejos de acallar los rumores, el escueto mensaje ha abierto la caja de Pandora. «Veo que los medios están trabajando horas extras especulando dónde estoy y qué estoy haciendo. ¡Quédense tranquilos, estoy aquí en la Casa Blanca con mi familia, sintiéndome genial y trabajando duramente para los niños y el pueblo estadounidense!».
Melania Trump intentó utilizar las mismas armas contra los medios de comunicación que han hecho tan famoso a su marido para acallar unos rumores que crecen cada día. Mientras aumentan los esfuerzos vanos por silenciar los chismes, el equipo de la primera dama continúa limpiando la agenda. Melania no acompañará a su marido a la cumbre del G7 en Canadá. Tampoco acudirá al histórico encuentro de su marido con el líder norcoreano Kim Jong un. Y después, nada se sabe.
A estas alturas, las ausencias de la exmodelo en los eventos del gobierno americano no deberían convertirla en noticia. Melania Trump nos tiene acostumbrados a un perfil bajo desde su aterrizaje en el ala este de la Casa Blanca. Las infidelidades de su marido, los desplantes que la primera dama ha dedicado al presidente, analizados al milímetro por la prensa internacional, y la tristeza que parece acompañarla desde que hizo las maletas para mudarse a una de las casas más famosas del mundo, son las noticias que más ha protagonizado en los últimos años. La primera dama ha construido una imagen hermética que poco o nada tiene que ver con la que dejó su antecesora en el cargo, Michelle Obama.
Pero ese perfil no ha servido para retirar su imagen del papel cuché. Melania Trump despierta una curiosidad desmedida y su última desaparición pública no es una excepción. Melania Trump sigue sin encontrar su sitio en el Gobierno de su marido.