Sánchez lo tendrá muy difícil con los Presupuestos de Rajoy, el desafío independentista en plena vigencia, sin apoyos garantizados y la oposición frontal de PP y Ciudadanos
01 jun 2018 . Actualizado a las 07:22 h.Pedro Sánchez ha ganado la moción de censura que cuando se presentó parecía que no podía salir adelante y ha logrado el que era su gran objetivo desde hacía años, derribar a Mariano Rajoy y ser presiente del Gobierno. Pero lo tendrá muy difícil para gobernar con solo 84 diputados en el Congreso y sin tener garantizado que los grupos que le han apoyado ahora lo vayan a hacer en el futuro. El líder socialista pretende hacerlo con los Presupuestos que descalificó y votó en contra, al mismo tiempo que promete una ambiciosa agenda social, y anuncia que abrirá un diálogo con los independentistas catalanes, aunque estos no han depuesto su desafío al Estado. Ni Unidos Podemos, pese a apoyar la moción de censura, ni Ciudadanos, que la ha rechazado, se lo van a poner fácil, porque a partir de este momento da comienzo la campaña electoral, aunque Sánchez no ha concretado ninguna fecha para que los españoles vayan a las urnas y todo indica que su propósito no es convocarlas en unos pocos meses. España entra en una etapa de incertidumbre y de potencial inestabilidad.
cataluña
Un diálogo sin aparente salida. El desafío independentista catalán, plenamente activo con un presidente como Quim Torra dispuesto a implementar la república catalana a toda costa y a las órdenes de un fugado de la Justicia como Carles Puigdemont, es el mayor problema al que se enfrenta España. Sánchez ha ofrecido diálogo a los independentistas, lo que por cierto también hizo Rajoy, pero lo hará desde la posición de quien debe la presidencia del Gobierno a sus votos, aunque no haya habido contrapartidas.
Una vez que Torra ha elegido consejeros «limpios», lo que supone que va a formar Gobierno y decae el artículo 155, la situación podría entrar en una nueva vía, pero el dúo Torra/Puigdemont no ha dado señales de que quiera rectificar, sino todo lo contrario, de seguir en la senda del choque frontal con el Estado. En esas condiciones, el diálogo será muy complicado, por no decir imposible, porque Sánchez no puede, no debería, salirse del marco constitucional ni los secesionistas van a renunciar al referendo de autodeterminación que pretenden.
Habrá que ver si tras la salida de Rajoy y el rechazo de Albert Rivera a la moción socialista, el bloque constitucional se mantiene unido como hasta ahora. Ciudadanos ya dejó claro que es partidario de no levantar el 155 y habrá que ver cómo reacciona el PP cuando Sánchez abra el diálogo que ha anunciado.
presupuestos
Gobernar con las cuentas públicas de otros. Sánchez se ha visto obligado a aceptar el mantenimiento de los Presupuestos Generales del Estado que Rajoy pactó con Ciudadanos y el PNV y que en su día descalificó en su totalidad como regresivos. Ese ha sido el precio que ha tenido que pagar, junto a no convocar elecciones anticipadas de inmediato, a los nacionalistas vascos para que le dieran su apoyo. Eso le pone en una situación límite, ya que gestionar unas cuentas públicas que rechazó con firmeza es una contradicción grave, pues el presupuesto es el principal instrumento del que dispone un presidente para gobernar.
Sánchez ha prometido una agenda social ambiciosa (recuperar prestaciones de la dependencia, mejorar las becas, acabar con la brecha salarial o impulsar la ciencia) y tendrá que explicar de dónde va a sacar los recursos para sacarla adelante. Porque, al tiempo, se ha comprometido a respetar el programa de estabilidad, que fija los objetivos presupuestarios, y los compromisos en materia de reducción de déficit con la Unión Europa. Sánchez tuvo que admitir ayer que no podrá acometer asuntos tan importantes como la reforma de la financiación autonómica ni la de las pensiones. Por tanto, el Gobierno de Sánchez parte con limitaciones de calado. Derogar los artículos más polémicos de la ley mordaza o llevar a cabo los cambios previstos en la televisión pública y que fueron vetados por el PP será más fácil porque son demandas que ha hecho toda la oposición.
Por lo demás, la coyuntura económica internacional tampoco ayuda a Sánchez, con la caótica situación en Italia, el repunte de la prima de riesgo y la subida del precio del petróleo.
¿Con quién gobernará?
Ni Iglesias ni Rivera se lo pondrán fácil. Otra de las incógnitas es con quién va a gobernar Sánchez. De momento, Unidos Podemos, su principal apoyo en la moción de censura, ya ha dejado claro que Sánchez le tendrá enfrente si pretende, como ha dicho, gobernar con los Presupuestos del PP y Ciudadanos. Una vez conseguido el objetivo de hacer caer a Rajoy, Pablo Iglesias no se lo va a poner fácil porque está en juego la hegemonía en la izquierda. Su intervención de ayer, poniendo deberes al socialista y reclamando un gobierno de coalición, auguran futuros desencuentros, así como sus diferencias sustanciales en la cuestión catalana.
Está claro que a la formación naranja tampoco le conviene dar bazas a Sánchez ni que los socialistas se recuperen y pongan en cuestión su primacía, como señalan las encuestas. Rivera ya anunció ayer que se opondrá frontalmente a lo que denominó «Gobierno Frankenstein», como en su día lo bautizó Alfredo Pérez Rubalcaba. Los demás partícipes en la moción se censura, es decir, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos, venderán caros sus apoyos, siempre en clave de exigencias territoriales. Lo que es seguro es que la oposición del PP será durísima, como ya ha demostrado que es capaz de hacerlo cuando era presiente del Gobierno Rodríguez Zapatero.
El PP divulga un vídeo del 2016 de un senador de ERC que habla de pactos de Sánchez
El Partido Popular compartió ayer un vídeo en el que el exjuez y senador de ERC Santiago Vidal revelaba en el 2016 supuestos acuerdos del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con los partidos independentistas catalanes y que incluirían la recuperación del Estatut del 2006 que fue recurrido ante Tribunal Constitucional por el PP.
En el vídeo, que fue grabado en el 2016, Vidal cuenta que los diputados Gabriel Rufián y Joan Tardà, ambos de Esquerra Republicana de Catalunya, se reunieron con el líder de los socialistas en su despacho, un encuentro en el que también estaban el entonces portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, así como Merixtell Batet, que en ese momento ocupaba la secretaría general adjunta de los socialistas en la Congreso de los Diputados.
El encuentro, según Vidal, tuvo lugar la semana en la que Pedro Sánchez se presentaba como candidato a la Presidencia del Gobierno después de haber logrado un principio de acuerdo para obtener el apoyo de Ciudadanos. «Estaba en negociación con Podemos, pero no les bastaba con sus votos», ha recordado.
En aquel momento, relata Vidal, Sánchez «necesitaba los votos de ERC, PNV, PDECat y Coalición Canaria» para poder ser elegido como líder del Ejecutivo. «Nos dijo que sabía que Cataluña era una nación, pero que no lo diría públicamente», asegura en las imágenes.
«Nunca aplicaremos el 155»
Entonces, cuenta el exsenador de ERC como si de una premonición se tratara, Sánchez hizo un ofrecimiento a los presentes en aquella reunión: «Si la semana que viene soy presidente, os prometo lo siguiente: nunca aplicaremos el 155 de la Constitución española».
Según Vidal, lo que siguió a esa oferta fue una promesa que incluiría, supuestamente, la creación de una «comisión bilateral Cataluña-España» para «recuperar» el Estatuto de autonomía catalán del 2006. En ese encuentro, el líder socialista también habría reconocido a sus interlocutores que la actitud del Ejecutivo de Mariano Rajoy llevaría a la separación de Cataluña de España en «cuestión de tiempo».
La posibilidad de unas elecciones anticipadas en un plazo breve se alejan
La gran incógnita que quedó ayer en el aire tras el debate de la moción de censura es ¿cuándo se celebrarán las elecciones? Lo que se aleja claramente es el horizonte de una cita inmediata con las urnas, como quería Albert Rivera, que sabe que cuenta con el viento a favor de las encuestas y que cuanto más tiempo pase más se acrecienta la posibilidad de que esa tendencia se revierta. Pero a Sánchez no le interesa adelantar los comicios, al menos hasta que, como espera, remonte en los sondeos, ya como presidente del Gobierno. No parece que sea cuestión de meses ni que la cita electoral tenga lugar en lo que resta de año. Todo dependerá de los apoyos que el líder socialista tenga para gobernar y de cómo le vaya en las encuestas. El adelanto electoral tendrá que esperar.