Cuatro estrategias frente a una crisis

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Javier Lizón

La sentencia del caso Gürtel convierte el Parlamento en una partida en la que cada uno juega en función de su interés

30 may 2018 . Actualizado a las 13:03 h.

La sentencia del caso Gürtel ha convertido el Parlamento en una complicada mesa de juego en la que, aunque casi todos comparten el objetivo de sacar a Mariano Rajoy del tablero, la partida es en realidad una pugna de todos contra todos en la que cada uno utiliza estrategias distintas en función de su propio interés. 

PSOE

Sánchez: todo o nada. La prioridad de Pedro Sánchez al presentar una rápida moción de censura era asumir el control, impedir que Ciudadanos se hiciera con el protagonismo forzando a Rajoy a convocar elecciones y aprovechar su única oportunidad de llegar a la presidencia sin ser diputado. Todo o nada. El PSOE es el menos interesado en unos comicios inmediatos en los que, según los sondeos, no le iría bien. De ahí que Sánchez establezca la necesidad de recuperar la «estabilidad» antes de llamar a unas urnas a las que no pone fecha. Difícilmente lograría la estabilidad con solo 84 escaños, pero convertirse en presidente reforzaría sus opciones de cara a los próximas elecciones. Sánchez empieza a ver muy difícil, sin embargo, que su apuesta de obligar a escoger entre él o Rajoy triunfe. Y, tras asegurar que no negociaría nada con nadie, y menos con los independentistas, varía su estrategia, ya que ofrece, también a los secesionistas, negociar la fecha de los comicios si antes le hacen presidente.

CIUDADANOS

Aprovechar la ola. La estrategia de Albert Rivera pasaba por utilizar la sentencia del caso Gürtel para aplicar a Mariano Rajoy una receta similar a la que doblegó al PP en Murcia y en Madrid. Exigir la convocatoria inmediata de elecciones bajo amenaza de sumarse a una moción de censura contra él para forzar unos comicios que, según los sondeos, ganaría Ciudadanos y dejarían a Rivera en disposición de formar Gobierno con el PSOE o el PP. Pero la maniobra de Sánchez no solo le ha robado la iniciativa, sino que, en caso de triunfar, retrasaría la convocatoria de elecciones. Ir a las urnas cuanto antes es el principal objetivo de Rivera, ya que se celebrarían con el PP hundido y con el PSOE sin tiempo de recuperarse. De ahí que ofrezcan elegir un presidente instrumental que se limite a convocar elecciones, aunque su prioridad sería que fuera el propio Rajoy quien disolviera las Cortes tras fracasar la moción de Sánchez, lo que le evitaría a Rivera tener que negociar nada con nadie. Ocurra lo que ocurra, Ciudadanos no apoyará en ningún caso la moción de censura de Sánchez, porque antes de darle esa oportunidad de recuperarse preferirían que Rajoy agonice sin apoyos parlamentarios hasta que se vea obligado a convocar elecciones en otoño.

PODEMOS

Apoyo envenenado. Tras su fallida moción de censura, Pablo Iglesias instó a Pedro Sánchez a presentar otra y le garantizó su apoyo. Preso de sus palabras, se lo ofrece ahora sin pedir nada. Pero a Iglesias no le interesa en absoluto un Gobierno monocolor de Sánchez, por lo que ya presiona para que, en caso de triunfar la moción, Podemos entre en un Ejecutivo que tendría al menos 156 escaños. De hecho, la jugada perfecta para Iglesias es que Sánchez fracase, con lo quedaría debilitado, y a renglón seguido ser él mismo quien tome la iniciativa de convocar otra moción de censura instrumental con el único objetivo de apartar a Rajoy y convocar elecciones, robándole así la idea y el protagonismo a Rivera. Aunque favoreciera a Podemos, el PSOE de Sánchez tendría difícil no apoyar esa opción. A diferencia de Ciudadanos, que no puede plantear la moción, por tener solo 32 escaños (se necesitan 35), Podemos puede hacerlo con sus 67 diputados.

PP

Presión al PNV. Aunque ha perdido la iniciativa, Mariano Rajoy no se limita a ser un espectador de la partida. Sabe que el voto de los cinco diputados del PNV es clave. Y por ello ha presionado al máximo a los nacionalistas vascos al convocar de inmediato la moción de censura. Los Presupuestos, en los que los vascos han obtenido millonarias concesiones, se votan el 19 de junio en el Senado. Si el PNV apoyara el viernes la moción de Sánchez y Rajoy fuera derribado, el PP, que tiene mayoría absoluta en el Senado, podría introducir enmiendas que modificaran esas inversiones, lo que obligaría a que las cuentas públicas fueran votadas de nuevo en el Congreso, sin garantías para el PNV. Esa amenaza, unida al hecho de que el PNV es el último interesado en que las elecciones se adelanten y Ciudadanos se haga con el Gobierno, hace que a estas horas en el PP confíen en que Rajoy salve al menos la primera bola del partido que afronta a partir de mañana.

El calendario y la desunión de sus rivales pueden acabar dando bazas a Rajoy

La situación de Mariano Rajoy parece desesperada, pero hay dos factores que juegan a su favor y que le permitirían no solo salvar la moción de censura, sino también mantenerse en la presidencia sin necesidad de convocar elecciones. Una es la incapacidad de sus adversarios para ponerse de acuerdo en nada. Otra es el calendario.

Ciudadanos no está dispuesto a sumar sus votos a los de los independentistas o los de Podemos para echar a Rajoy, y menos si la ecuación pasa por hacer presidente a Sánchez. Y al PNV, que no tendría problema en votar con los independentistas o con Podemos, no le interesa hacerlo. De persistir esa desunión, la moción de censura estaría condenada al fracaso. Y si la moción naufraga, tampoco es tan fácil la opción de presentar otra para que un presidente instrumental convoque elecciones de inmediato. De hacerse así, tocaría celebrar los comicios en agosto, lo que se antoja imposible. Habría que esperar como mínimo a otoño, con lo que ese presidente teóricamente instrumental tendría que formar un Ejecutivo real y gobernar durante bastante tiempo, con decisiones tan trascendentes como la de aplicar de nuevo, si fuera necesario, el artículo 155 en Cataluña o tomar posición ante la grave crisis que puede desencadenarse en la Unión Europea por la situación de inestabilidad que atraviesa Italia.

Parece difícil que en esas circunstancias partidos tan distintos como Podemos, Ciudadanos y el PSOE sean capaces de ponerse de acuerdo en un plazo breve para designar a ese presidente técnico. Y mientras no lo consigan, Rajoy seguiría instalado en la Moncloa, aunque sea de forma agónica.