La duquesa de Cambridge estrenó este Alexander McQueen en julio del 2015, durante el bautizo de su hija Carlota
20 may 2018 . Actualizado a las 10:02 h.Mujeres del mundo, se ha abierto la veda: ya no tiene una que partirse la cabeza para no repetir vestido. Si la mismísima duquesa de Cambridge lo hace, y por partida cuádruple, ya ninguna eminencia del estilo tendrá argumentos para mirarles de reojo y con espanto, chismorreo incluido, si a partir de hoy deciden reciclar outfit en alguna de las celebraciones marcadas en su apretada agenda
Este sábado, 19 de mayo, Kate Middleton se plantó en la boda de su cuñado con un modelito que ya se había calzado previamente otras tres veces. Tres. Y, aunque no lo crea, nada ha pasado: ni se ha acabado el mundo, ni nos han sangrado los ojos ni la reina de Inglaterra ha tomado medidas por tal épico -entiéndase la ironía- y descarado desaire.
El diseño en cuestión, un abrigo-vestido Alexander McQueen, parece ser uno de los favoritos de la esposa del príncipe Guillermo: lo estrenó hace tres años, el 5 de julio del 2015, en el bautizo de su hija Carlota; volvió a llevarlo en junio del 2016 en un acto oficial en Bélgica junto a la mujer de su suegro, Camilla de Cornualles; lo recuperó un año después para la celebración del 90 cumpleaños de la reina; y este fin de semana ha vuelto a desenfundarlo para acudir al enlace de Harry y Meghan Markle.
En esta ocasión ha optado por combinar la pieza, diseñada por Sarah Burton, con unos Jimmy Choo y sombrero de Philip Treacy. El resbalón -comentan, aquí sí, los expertos en protocolo-, el color, un blanco avainillado que tropieza con la regla número uno de toda invitada. El blanco es para la novia; no para las amigas ni para las acompañantes. Y mucho menos para la cuñada.