Un Boeing se estrella en La Habana tras sufrir una explosión en un motor nada más despegar
19 may 2018 . Actualizado a las 09:04 h.Solo tres de las 105 personas que viajaban en un Boeing 737-200 de la compañía mexicana Global Air, antiguamente conocida como Damojh, alquilado por Cubana de Aviación, sobrevivieron después de que el aparato se estrellara a las 12.08 de ayer (seis horas más en España) nada más despegar del aeropuerto de La Habana con destino a Holguín, ciudad turística del oriente. Los supervivientes, tres mujeres, se encontraban anoche en estado crítico, con grandes quemaduras, según el Gobierno. Las mismas fuentes señalaron que entre las víctimas mortales se encuentran, junto con ciudadanos de la isla, turistas alemanes e italianos, además de la tripulación, de nacionalidad mexicana. La lista de pasajeros incluía asimismo a cuatro niños, uno de ellos uno de menos de 2 años.
A falta de datos confirmados, las primeras informaciones apuntaban a una avería que impidió que el aparato consiguiera tomar altura. Esta hipótesis se vio reafirmada por las declaraciones de algunos testigos que vieron cómo una explosión afectaba a uno de los motores antes de caer en una zona de cultivos estatales situada entre las barriadas de Santiago de las Vegas y Boyeros, prácticamente colindante con las pistas del aeródromo. El Boeing 737-200, según relatos de los lugareños, impactó inicialmente en una plantación de yuca y se partió en tres trozos, dos de los cuales fueron a parar a un bosque cercano. La tragedia pudo haber sido aún mucho mayor si los restos hubieran alcanzado a alguna de las muchas viviendas de la zona o incluso a un instituto de educación superior de estos núcleos urbanos, situados a 30 kilómetros de La Habana.
Los vecinos fueron los primeros en tratar de ayudar a las víctimas, pero pronto la Policía les alejó cuando hasta la zona del siniestro se desplazaron numerosos vehículos de bomberos, que trabajaron para controlar el incendio y posibilitar que la asistencia médica trabajara en la búsqueda de supervivientes. Sin embargo, ante la magnitud del siniestro los equipos de rescate se vieron desbordados y obligados a pedir la ayuda de voluntarios.
Amasijo de hierros
«Primero se oyó un estruendo fuerte y luego se empezó a ver el humo. Al rato estaban pasando los carros de bomberos y las ambulancias. Las calles de por aquí están cerradas y todavía se ve una columna de humo», relató Odalys González, una residente del municipio Boyeros. Añadió que en el lugar del accidente «solo las alas del avión se identificaban con claridad. El resto era un amasijo de hierros y árboles calcinados».
Su vecino Yosmel Noa fue de los primeros que socorrieron a los viajeros. «Conseguimos sacar a cinco que estaban vivos, pero totalmente quemados. En alguno caso no se distinguía si eran hombres o mujeres. Solo les quedaban algunos mechones de pelo». Relató también que fueron evacuados al hospital universitario Calixto García. «No pudimos hacer más porque había fuego por todas partes. Hasta que los bomberos apagaron las llamas era casi imposible auxiliarles. Luego, además, hubo que serrar el fuselaje para poder entrar», añadió.
El accidente se produjo justo cuando Cubana de Aviación se había visto obligada a retirar de la circulación a un tercio de su flota por problemas mecánicos. Ello provocó la cancelación de varios vuelos nacionales para garantizar la seguridad de los pasajeros. Asimismo, la compañía nacional contrató para poder completar sus rutas a Globar Air, una pequeña aerolínea de Guadalajara que habitualmente trabaja en Centroamérica y Latinoamérica.
El Granma, periódico oficial del régimen, ofreció detalles sobre las tres superviviventes: una joven de entre 18 y 25 años, en estado grave; otra de 30 años, que ya ha sido intervenida quirúrgicamente; y, una mujer de 39 años, que se encuentra intubada y ventilada.