En cuanto el príncipe Harry y Meghan Markle anunciaron sus planes de boda, la maquinaria del marketing empezó a trabajar a toda velocidad para producir incansablemente los más diversos souvenirs sobre el enlace. Sigue aquí toda la información de la boda del príncipe Harry y Meghan Markle
15 may 2018 . Actualizado a las 21:18 h.Camisetas con la imagen de los prometidos, reproducciones en cartón de los novios en tamaño real, marcapáginas, paños de cocina, cerveza especial o incluso una caja de preservativos que cuando se abre hace sonar el himno nacional. Antes de la boda prevista para el 19 de mayo, el negocio ya es prometedor y no sólo en Windsor. El Centre for Retail Research o centro de investigación británico para el pequeño comercio, calcula que se venderán souvenirs de boda por 30 millones de libras (unos 35 milones de euros), también en el extranjero. Los expertos celebran el «efecto Meghan», debido al creciente interés internacional, incluso entre los jóvenes, en esta estadounidense con raíces afroamericanas que hasta hace poco trabajaba como actriz y vivía en Canadá.
Efecto que confirma Nourdin Boubker, dueño de una tienda de souvenirs con una ubicación inmejorable en Windsor. Especialmente los estadounidenses son buenos clientes, asegura. «Los productos vuelan».
Emma Bridgewater fabrica desde hace casi 30 años recuerdos de cerámica con motivo de eventos reales de este tipo. También se produce en Stoke-on-Trent, en Inglaterra, conocida también como la «capital del Brexit» ya que allí el 70 por ciento de los votantes optaron en el referéndum por la salida del país de la Unión Europea. Sin embargo, la industria de la cerámica local ha sufrido un fuerte golpe debido a la creciente importación de productos baratos desde Asia.
No es el caso de la fábrica de Emma Bridgewater, donde los trabajadores apenas dan abasto para producir los souvenirs artesanales para este tipo de eventos reales. «Cuando el príncipe Harry y Meghan anunciaron su compromiso, nuestras tazas pintadas a mano se agotaron en un abrir y cerrar de ojos», cuenta la portavoz Stephanie Woodhouse.
Con motivo de la boda se han producido ahora miles más, en dos variantes: una más sencilla y otra en la que se describe a la pareja: «Renovadores, almas libres, grandes corazones que hacen buena pareja», se lee en inglés.
Los fans de los «royal» podrán también comprar las porcelanas oficiales de la boda aprobadas por los propios Harry y Meghan: azul aciano, decoración elegante e iniciales doradas. La decoración de la vajilla reproduce el centenario trabajo en hierro que adorna una puerta de la capilla de San Jorge, donde la pareja se dará el sí quiero.
Pero para comprar estos exquisitos souvenirs hay que acudir a las tiendas de la Royal Collection Trust, una fundación de colección de arte de la familia real, y estar dispuestos a rascarse los bolsillos: un sólo plato cuesta 49 libras.
Y los productos no siempre están libres de errores, como se demostró durante la boda del príncipe Guillermo y Catalina. Un fabricante ilustró entonces una taza con Catalina y el hombre equivocado al lado: el príncipe Harry. Ambos se sonreían allí con cara de enamorados.
Los coleccionistas van con frecuencia detrás de estas piezas con errores cuyo valor puede aumentar rápidamente. En un dedal, por ejemplo, los fabricantes olvidaron la «h» de Meghan.
Con motivo de la boda se ha fabricado incluso una cerveza especial, con cebada de Windsor y el lúpulo de la patria de Meghan, la costa oeste estadounidense, bautizada como «Nudo Windsor» para simbolizar el vínculo entre los novios, explica el responsable de la cervecera Will Calvert.
Y a quien no le interese mucho la cerveza, los platos reales o las cajas de condones con música y frasecitas como «Tu príncipe llegará», puede limitarse a celebrar. Sobre todo en Londres están previstas innumerables fiestas y excursiones en barco por el Támesis, donde correrá el champán o el famoso licor Pimm's, muy popular en los cócteles del país.
La empresa British Tours ofrece también excursiones inspiradas en Harry y Meghan por los clubs favoritos de Harry en Londres o a Eton, donde fue al colegio. Incluso se puede hacer una excursión a Sandringham, donde está la casa de campo en la que Meghan celebró las navidades con la reina Isabel II incluso antes de la boda, en una invitación sin precedentes. Nunca antes la monarca había hecho una invitación de este tipo a una novia.