El presidente de Venezuela ignora las acusaciones de fraude de la comunidad internacional
08 may 2018 . Actualizado a las 10:51 h.Nicolás Maduro apenas conserva credibilidad fuera de Venezuela y dentro de las fronteras del país caribeño cae en picado. El presidente venezolano quiso aprovechar la división de la oposición y asegurarse su reelección en un momento en el que los escándalos de corrupción los rodean directamente a él, a su familia y a buena parte de la élite gubernamental, que vive en la opulencia mientras faltan medicinas en los hospitales, alimentos en los supermercados y hasta gasolina en los surtidores, pese a que Venezuela es uno de los grandes productores de petróleo del mundo. El estado de crispación es tal que Maduro tuvo que suspender la semana pasada una gira electoral por la región de Zulia ante el temor a las protestas populares.
Pese a las críticas, Maduro mantiene su hoja de ruta. La UE considera que las elecciones son fraudulentas y no enviará observadores. Ayer Estados Unidos hizo lo mismo en la cumbre de la OEA y pidió la suspensión de los comicios. A ello hay que sumar que Estados Unidos anunció la inclusión de tres ciudadanos y 16 empresas de Venezuela, así como de otras cuatro compañías con sede en Panamá, en su lista de sancionados por su presunta relación con el narcotráfico.
La Administración de Trump ya ha impuesto medidas punitivas a Maduro y altos cargos de su Gobierno por narcotráfico, ruptura del orden constitucional y violación de los derechos humanos. Las sanciones suponen la prohibición de viajar a su país, la imposibilidad de hacer negocios en EE. UU. y el bloqueo de todos los activos que tengan allí.
Maduro, por el momento, culpa a todos sus adversarios de los males del país: la CIA, Estados Unidos, España, los opositores... El problema es que el cerco legal se estrecha. La ex fiscala general Luisa Ortega, que tuvo que huir del país ante el acoso del régimen, asegura tener pruebas certeras de los vínculos de Maduro con las redes de corrupción.
CASO ODEBRECHT
Una transferencia de 35 millones de dólares. Es el caso en el que más directamente se salpica a Nicolás Maduro y a su familia. Según un alto cargo de la empresa constructora brasileña Odebrecht que colabora con la Justicia para reducir su condena, el presidente venezolano empezó pidiendo cien millones de euros para adjudicar obras a la multinacional que ha regado de sobornos toda América Latina. «Al final conseguimos rebajarlo a 35 millones de dólares», admitió el testigo ante un juez brasileño. El pago, según la documentación aportada en ese proceso, se había hecho a través de una empresa radicada en México. Pero Odebrecht no solo untó a Maduro, sino que también ha repartido dinero entre los jerarcas del régimen. Fuentes de la investigación cifraron en más de doscientos millones de euros los sobornos repartidos en Venezuela.
LA FALTA DE MEDICINAS
Carencias y destrucción. Durante los años 2016 y 2017, el Gobierno de Maduro fue incapaz de justificar la destrucción de más de 2.200 contenedores de medicinas y alimentos que caducaron o fueron incinerados sin llegar a manos de la población y los hospitales, cuando la escasez de ambos recursos era ya manifiesta. El presidente prometió una investigación y depurar responsabilidades. Poco más se supo de sus declaraciones que una intervención televisiva. Las primeras pesquisas señalaron al círculo más cercano al presidente, con tramas derivadas de la venta de productos médicos en el mercado negro que afectaban a los productos importados desde Argentina o Cuba. No hay un cálculo exacto del dinero defraudado, pero los opositores llegaron a hablar en el Parlamento venezolano de «decenas de millones de dólares».
LA CAJA DE PANDORA
Mil millones evaporados en la petrolera estatal. Es otro de los asuntos espinosos que Maduro intenta olvidar. Petróleos de Venezuela (PDVSA) era el brazo armado del chavismo, con el que financiaba a los partidos amigos en América Latina o Europa. También era un filón para los jerarcas del régimen, que se embolsaban dinero sin atisbo de remordimiento alguno. El rastro de los fondos defraudados a la principal productora de divisas del país se encuentra en los sumarios de operaciones como la del Banco de Andorra o los papeles de Panamá. La petrolera estatal se encuentra al borde de la quiebra, y alguno de sus últimos responsables, como el exministro de Energía Rafael Ramírez, investigado en Estados Unidos por el desvío de más de mil millones de dólares en comisiones.
LOS NARCOSOBRINOS
Drogas y opulencia. La familia presidencial no desprecia ninguna oportunidad de hacer dinero fácil. Ni aunque sea ilegal. Es el caso de dos de los sobrinos carnales de Cilia Flores, la mujer del presidente, conocidos como los narcosobrinos tras ser detenidos en relación con un alijo de 800 kilos de cocaína que pretendían introducir en EE. UU. mientras despilfarraban dinero a manos llenas en Europa en coches, cenas, relojes y otros lujos.