El tercer niño de los duques de Cambridge nació el día del patrón de Inglaterra
24 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Su llegada al mundo no pudo ser más oportuna. El tercer hijo de los duques de Cambridge nació ayer, día de San Jorge, patrón de Inglaterra. Fue a las once y un segundo de la mañana (hora española), en el Ala Lindo del St. Mary Hospital en Paddington. Fue niño y pesó 3.800 gramos, como pone el certificado suscrito por los médicos que asistieron al parto. Me enteré escuchando la radio, mientras pasaba el mocho. No me cabe duda de que confesándolo desvelo mi lado íntimo, pero es algo que hago todos los lunes. Voy a ritmo. Desestresa. Y la casa queda como para invitar a tomar té a la misma reina Isabel, la primera a la que ha llamado el duque para informarla del nacimiento de su sexto bisnieto. Luego fue avisando al resto de la familia y, por la tarde, llevó a sus otros dos hijos a ver a su nuevo hermanito. No hubo que aguardar mucho para verlo. Los duques lo presentaron a la puerta del hospital sobre las seis menos diez (hora española), justo antes de abandonar el centro para ir a casa.
Ahora que se sabe que el tercer nieto del príncipe Carlos es varón, habrá que ver qué nombre le ponen al que será quinto en la línea de sucesión al trono, después de que en el 2013, cuando Catalina estaba embarazada de George, cambiaran la Ley de Sucesión de la Corona para que los varones no pudieran pasar por delante de sus hermanas. De ahí que ayer fuera también el gran día de Charlotte.
De no ser porque su hermano mayor es George, le vendría al pelo el nombre. Pero lo más probable es que, como ocurrió en el caso de su primogénito y de la princesa Charlotte, los duques se decanten por algún nombre votado por el pueblo. Las casas de apuestas tienen como favorito el de Arthur. Luego están Albert, Frederick, James y Philip. Pero habrá que aguardar un par de días para saberlo. Al menos fue lo que hubo que esperar en el caso de sus hermanos, mucho menos de la semana que aguardamos para conocer el nombre de su padre, el primogénito de la difunta Diana de Gales. Cosas de la tradición británica.
Ni las redes lograrán nunca acabar con ella. Ayer, por ejemplo, después de que el Twitter del palacio de Kensington diera la noticia, la buena nueva fue colocado en un caballete a la entrada del Palacio de Buckingham con la idea de que todo el mundo pudiera leerlo. El anuncio estará colocado durante 24 horas, tal como se ha hecho desde el año 1837 cada vez que nace un miembro de la familia real. Fuera del hospital no cesó la fiesta. ¡Me encanta cómo los británicos son capaces de ponerse trajes con su bandera para celebrar acontecimientos como este! O aguardar acampados varios días. Solo para saludar.