Demostración de fuerza de los hutíes en el tercer aniversario de la intervención saudí en Yemen
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Las manifestaciones contaron con cánticos de guerra y discursos incendiarios contra Arabia Saudí y Estados Unidos.
27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Yemen se ha convertido en otra pieza en el tablero de la disputa entre las potencias regionales: Irán y Arabia Saudí. Ayer, tercer aniversario de la intervención militar saudí, los rebeldes hutíes hicieron una demostración de fuerza. A la salva de misiles lanzados por la insurgencia chií contra el rico reino vecino, se unió una multitudinaria manifestación en Saná con cánticos de guerra y discursos incendiarios contra Arabia Saudí y Estados Unidos.
Los siete misiles rebeldes fueron interceptados por la defensa antiaérea saudí ayer de madrugada, pero los restos de uno dirigido hacia Riad dejó un muerto y dos heridos. Para el coronel saudí Turki Al Maliki, la agresión «demuestra que el régimen iraní continúa dando ayuda militar al grupo armado».
La guerra civil es consecuencia del fallido proceso de transición política tras la Primavera Árabe, pero el conflicto se agudizó con la intervención de la coalición de los países del Golfo al mando de Riad. El temor a que la influencia de Irán sobre los rebeldes hutíes llevara a Teherán a establecer una base en el país vecino, fue lo que llevó al príncipe heredero, Mohamed bin Salman, a involucrarse en la guerra civil yemení. Tres años después no ha conseguido ningún avance. Yemen, que ya era el país más pobre de Oriente Medio antes del inicio del conflicto, está inmersa en una profunda crisis humanitaria, la más grave del mundo según la ONU. A los cerca de 10.000 muertos, hay que unir la hambruna y el peor brote de cólera de las últimas décadas. 20 millones de persona necesitan de ayuda internacional para hacer una comida al día o afrontar enfermedades.
La situación de caos ha sido explotada por Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), históricamente enfrentada a los hutíes, y han logrado avances sobre todo en el sur del país, lo que ha provocado críticas internas en EE.UU. por su apoyo a la coalición árabe y su participación en un conflicto tan desestabilizador. Senadores estadounidenses reclaman al Congreso la aprobación de una legislación para poner fin al papel del país en la guerra, una autorización con la que hasta el momento no cuenta.