El fin del conflicto en Colombia no impide que en zonas como Chocó o Nariño, que estaban controladas por las FARC, los locales sigan amenazados por el crimen
09 mar 2018 . Actualizado a las 07:27 h.El humilde barrio discurre entre canales repletos de residuos plásticos y casas de madera. Fueron construidas de forma tan improvisada que su interior puede otearse con un simple vistazo furtivo entre las rendijas dejadas por los tablones. Hacinados en una de las modestas construcciones viven desde octubre el indígena Diomedes Isarama y una treintena de familiares. No tuvieron elección. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), ahora la mayor guerrilla de Colombia, había asesinado a Aulio, uno de los hijos de Diomedes, que era gobernador de una reserva nativa de una de las regiones más vulnerables del departamento colombiano de Chocó, donde el 80 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza. «Tenemos miedo. La gente comentaba que nos iban a matar a todos. Dejamos la finca. Allá quedó la casa. Nuestro cerdo, nuestras plantaciones. Todo», señala el veterano campesino, en un testimonio que demuestra que la guerra en Colombia, pese a haber abandonado las FARC sus fusiles el pasado año, no ha terminado.
Más de 55.000 personas como Diomedes sufrieron desplazamientos forzosos en Colombia en el 2017. Chocó, con 10.000 refugiados, es el departamento más afectado, pero zonas como la costa de Nariño o el bajo cauca acumulan también miles de tragedias. Los guerrilleros se retiraron, pero sus disidencias -más de 300 combatientes-, el ELN, grupos paramilitares, narcotraficantes y grandes bandas de delincuentes siguen atemorizando todavía el campo colombiano. El grupo más amenazado es el de los cabecillas comunitarios. Al menos 282 líderes sociales y defensores de los derechos humanos han sido asesinados en los últimos dos años, según la Defensoría del Pueblo.
No solo el ámbito rural está amenazado. Las ciudades siguen estando a merced de la delincuencia organizada. Lo sabe bien Natalia Machado. Dejó Medellín cuando una pandilla intentó reclutar a su hijo de 13 años. Malvive ahora en Quibdó, la capital del Chocó, donde intenta buscar trabajo. «Uno de los muchachos de la comuna dijo que iba a acabar con mi vida. Allí hay fronteras invisibles que no puedes pasar porque corres el riesgo de que te maten», señala. También lo perdió todo: «Tenemos hambre. Si desayunamos no comemos». La guerra no ha terminado para buena parte de los colombianos.
Tumaco, capital de Nariño, es otra de las zonas más afectadas por la violencia. Nadie escapa a los efectos demoledores del crimen. Es la zona de Colombia con más plantas de coca, y al acecho están los grupos criminales. También operan allí disidencias de las FARC el ELN. La urbe, que forma una especie de isla junto a la costa, ha sido escenario esta semana de otro de los males que sigue azotando Colombia: la corrupción. Su alcalde ha sido suspendido por la Procuraduría de la República por despedir supuestamente de manera arbitraria a los trabajadores del hospital local, destruyendo por el camino documentos de la institución. En una ciudad sin ley, tampoco el Estado está en capacidad de ofrecerla.
Las FARC no se presentarán a las presidenciales de mayo
Las FARC confirmaron ayer lo que desde principios de semana era ya un secreto a voces: la retirada de su líder, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, de la carrera a las presidenciales del próximo 27 de mayo. Problemas mayores de salud se lo impiden. El candidato fue intervenido a corazón abierto el pasado miércoles tras sufrir un desvanecimiento días antes en una localidad a las afueras de Bogotá.
Los exguerrilleros no presentarán otro candidato electoral: «Circunstancias ampliamente conocidas por la opinión pública sobre el proceso de recuperación de nuestro candidato tras la cirugía practicada en el día de ayer, unidas a las ya señaladas sobre los rasgos de la contienda electoral, nos han llevado a declinar nuestra aspiración presidencial», señaló ayer el número dos del nuevo partido, Iván Márquez.
La campaña de las FARC para concurrir a las legislativas de este domingo no ha sido sencilla. Varios de sus actos han sido boicoteados. Timochenko, de hecho, tuvo que salir a la carrera de un mitin en Cali cuando una turba de ciudadanos le atacó lanzándole huevos y agua.
Sin actos de campaña
Los ex guerrilleros llegaron a suspender sus actos de campaña durante unos días. Acusan al Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe de orquestar los disturbios. El político antioqueño lo niega. Su partido es el máximo favorito de cara a las legislativas del día 11. Conseguiría uno de cada cinco votos y renovaría sus veinte plazas en el Senado de la República.
La retirada de la carrera presidencial de las FARC generó gran controversia en el país, a pesar de que aparecieron en varias encuestas con menos del 1 % de intención de voto. El candidato del centro izquierda, Sergio Fajardo, rechazó ayer un posible apoyo de los exguerrilleros a su candidatura: «No tenemos ninguna afinidad ideológica con esa organización», dijo. La primera prueba serán las legislativas de este domingo, cuya campaña ya ha acabado.