El Consejo Nacional Africano cierra filas con el nuevo presidente
16 feb 2018 . Actualizado a las 07:22 h.El hasta ahora número dos de Jacob Zuma y máximo líder del Consejo Nacional Africano (CNA), el sindicalista y empresario Cyril Ramaphosa, asumió este jueves la presidencia de Sudáfrica inmediatamente después de que lo designase el Parlamento en una sesión en la que ningún otro candidato le disputó el puesto por lo que no hubo necesidad de votar. Ramaphosa, que se comprometió a trabajar para hacer frente a los problemas más graves del país, como la corrupción o la caída de la economía, estuvo arropado por las principales figuras del CNA que adornaron su designación con vítores y cánticos que ponían fin a semanas de tensión e intentaban mostrar que no hay heridas abiertas tras la batalla interna para expulsar a Zuma del poder.
La opinión pública acogió con júbilo la renuncia del ya expresidente, en la que vieron el comienzo de una nueva era. «¡Por fin! Zuma cae», tituló The Sowetan mientras una viñeta en el Daily Maverick decía: «El final de un error». Los dos principales partidos de la oposición, Luchadores por la Libertad Económica (EFF) y Alianza Democrática (DA) no compartieron sin embargo el entusiasmo y se negaron a respaldar a Ramaphosa. Julius Malema, líder del EFF, que abandonó el Parlamento en señal de protesta, dijo que Zuma estaba destinado «al contenedor de basura de la historia» pero que Ramaphosa no estaba libre de responsabilidad puesto que fue vicepresidente suyo. El líder del DA, Mmusi Maimane, también se mostró escéptico. «No tenemos un problema con Jacob Zuma sino con el CNA», dijo.
El cambio en la presidencia coincidió con un anuncio de la fiscalía que declara a Ajay Gupta, uno de los tres hermanos de la todopoderosa familia de origen indio acusados de corrupción, como «prófugo de la Justicia» después de que no se hubiese entregado a la policía. En el punto de mira de la justicia, la familia Gupta ha sido criticada por usar su amistad con Zuma para obtener contratos lucrativos e influir en las políticas del Gobierno. Tanto los Gupta como el ya exmandatario rechazan las acusaciones.