Soñó con presentar algo así antes de que se lo propusieran, por eso no dudó en aceptar. Es consciente de que ha sido una gran inversión, aunque en los tres últimos meses apenas haya pisado su casa. Mereció la pena, igual que dejar de ser reportero de las cocinas. Porque entre los kilos, las gafas y los brackets se ha hecho la «cirugía estética del que no tiene dinero».
10 feb 2018 . Actualizado a las 12:39 h.Este sevillano de 38 años ha sido el otro ganador de Operación Triunfo. Su espontaneidad y naturalidad han conquistado a la audiencia. Ha hecho piña con los concursantes, a los que incluso les ha agradecido el juego que le han dado para levantar algunas galas. Reconoce que han sido tres meses intensos de trabajo, porque además de presentar las galas de los lunes, el resto de la semana no ha fallado a su cita de las tardes con España Directo. Dice que ha tenido la «suerte» de que su mujer se encuentre en estos momentos de baja maternal y tenga cierta flexibilidad para seguirle entre Madrid y Barcelona. Hace seis meses que son cuatro, porque antes de llegar Lola, la niña de sus ojos, ya vivían con Pepa, una instagramer perruna con un futuro prometedor.
-«O. T.», además de una nueva estrella musical, nos ha descubierto un presentador: Roberto de España.
-Estoy supercontento con la reacción, porque para mí también ha sido una apuesta. Cuando me dieron el programa ninguno sabíamos cómo iba a ir esto, era un arma de doble filo, podía haber salido mal. Lo bueno es que hemos ido de menos a más. Yo he ido notando el cariño de la gente y estoy superfeliz. No tengo más que críticas buenas, también de compañeros de la profesión. Al fin y al cabo son con los que estás día a día, y dices: «Uf». Ha sido, como tú dices, una operación triunfo también para mí.
-¿Arriesgaste mucho al aceptar un programa que ya había fracasado anteriormente?
-No, la verdad es que yo dije que sí rápidamente. Yo ya sabía que quería hacer este programa antes de que sonara mi nombre. Y cuando después de El reencuentro empieza el rumor de que podría volver, jamás lo verbalicé, pero soñé con presentar algo así. Pero, claro, yo nunca había hecho un concurso de esta misma magnitud. Yo mismo me descartaba porque no pensaba que iba a llegar esa oportunidad. Es verdad que yo ya había hecho algún cásting dentro de TVE de entretenimiento, pero no había llegado el formato. Se fue acercando la fecha, y un día me llamaron y me dijeron que querían que fuera yo. No me lo pensé ni un segundo. Claro, luego empiezan las expectativas muy altas de la vuelta, y el runrún de a ver qué pasa con Operación Triunfo, y es cuando pienso: «Ojalá que esto salga bien, porque si no para ti también puede ser un tortazo». Gracias a Dios, salió todo bien.
-Nadie diría que «O. T.» fuera a terminar como empezó.
-No. ¿Sabes qué pasa?, hay cosas que puedes controlar, que es hacer un buen cásting como se ha hecho; un grandísimo trabajo en las redes, porque es la época que nos ha tocado vivir... pero después hay algo que se nos escapa, que solamente pasa a veces en televisión, que es la magia, algo que te atrapa por lo que sea. Pasó en Operación Triunfo 1 y está pasando también en este. Se sientan varias generaciones a ver un mismo programa, y eso es muy complicado.
-Tú apuntas al cásting, pero también la selección de temas parece que ha tenido mucho que ver, ¿no?
-Sí. El amplio género de canciones que se han cantado, desde temas indie a temas de toda la vida, o el último éxito de Justin Bieber o Beyoncé, al final al que le gusta la música está escuchando un conciertazo. También se ha hecho una cosa muy bien, que muchas de las canciones que se han cantado han sido peticiones de la gente a través de las redes sociales. Cuando un programa escucha a sus espectadores, gana muchísimo.
-¿Había una clara ganadora desde la segunda gala?
-No lo sé. Todo el mundo apuntaba a Amaia. Es verdad que es un talento innato, como todos lo que están ahí, pero es cierto que no la han visto fallar. Hay gente que dirá: «Bueno, es que le ponen temas que no han sido muy coreografiados...». Pero nadie puede negar que Amaia no haya tocado muchísimos registros. Cantó Víctor Jara, nos dio una lección con la de Shake it Out que fue brutal, no parecía ella, la que cantó con Alfred, City of Stars, que fue preciosa, tocando el piano... es que ha demostrado que puede tocar tantos palos, que creo que es lo que se busca en O. T.
-¿Qué tienes que decir a estas voces como una que, por ejemplo, el otro día en un periódico apuntaba que lo mejor que puede hacer Amaia es salir de «Operación Triunfo»?
-Yo tanto de las críticas buenas como de las malas trato de sacar algo constructivo. Es normal, hay que rellenar muchas columnas, muchos artículos, y eso al final, aunque sea malo, es porque O. T. está en boca de todo el mundo. En este caso, evidentemente, no estoy de acuerdo. Amaia enternece el programa, ella ya había pasado por otros siendo muy jovencita y había demostrado que tenía un talento dentro, pero donde ha crecido mucho, y esto es innegable, es en la academia.
-Me sorprendió mucho el día que le diste las gracias a Roi por todo lo que te había ayudado. No es habitual de presentador a concursante, sino más bien al revés, ¿no?
-Yo creo que hay algo que es bonito llevar por bandera, y que te retrata, que es ser lo más parecido a como tú eres en la vida normal. Yo sé que todos los que nos dedicamos a esto, y hago una llamada por delante, de alguna manera tendemos a una cierta impostura. Yo lo que hago es huir de esa impostura, porque si no, no sería yo mismo, me costaría muchísimo. No hay nada más bonito que ser agradecido. La gente me decía: «Es que tu concursante favorito era Roi». No señores. Claro que tengo mis favoritos dentro de la academia, pero yo a este chaval le tenía mucho que agradecer, porque cuando uno está en un programa de dos horas y media de directo, en el que no tengo prompter, yo me sé el guion, pero necesito también ciertos apoyos y que ellos, cuando yo les pregunto, me den cierto juego. Cuando busco el apoyo de uno de ellos para que levantemos la gala y nos riamos todos juntos, yo siempre tuve ahí a Roi, y se lo quise agradecer porque me parecía honrado hacerlo. Y es verdad que tanto él como otros me han ayudado a crecer, porque si ellos no me llegan a haber dado esa confianza en determinados momentos yo no me ganaría a la gente ni a ellos mismos. Sorprende que sorprenda pero es la verdad, y ocultarlo sería una tontería.
-Eres como uno más del grupo. Bailas, te los llevas a correr...
-Sí, dicen que parezco su padre, pero, hombre, ¡no soy tan mayor! Sí que se ha creado un vínculo superchulo, muy bonito, y esto es a lo que más me va a costar desacostumbrarme. Más que amistad, se ha creado un compañerismo muy limpio y de verdad. Les tengo que agradecer mucho, porque hemos crecido juntos. Ellos como artistas y yo en esta carrera dura y larga que es presentar un prime time, y uno con tanto peso como es Operación Triunfo. Siempre me acordaré de ellos, porque fueron mis compañeros en un sofá en el que nos podríamos haber hundido todos.
-Tú también tienes una vena artística. Cantar no será lo tuyo, pero a bailar no dices que no. Hasta te atreviste con la muiñeira.
-En la muiñeira tengo que reconocer que Roi me metió 10-0, me ganó por goleada. A mí me encanta reírme, y yo creo que este programa es ideal para eso, es puro entretenimiento. Yo soy de Sevilla, pero he estado 12 años cantando en los carnavales de Cádiz con mi chirigota, y sigo escribiendo para algunas agrupaciones. Yo bailo, canto fatal pero canto, estuve en Tu cara me suena invitado, en el chat cada vez que puedo canto... Es que al final para creerte un programa como este tienes que ser parte de él, y parte de él no solamente es presentarlo, hay que estar con ellos, si hace falta salir con ellos a correr, se sale. Si es que yo me lo paso pipa.
-Hasta has conquistado a la vecina rubia.
-Sí, bueno nadie sabe quién es, yo tampoco. Puso que le gustaba mucho cómo lo hacía, y me hizo mucha ilusión porque luego sí que intercambiamos un par de tuits, incluso se metió por el medio Jon Kortajarena como diciendo: «Oye, no te vengas a meter ahora con mi vecina». Y digo no, no. Hubo un triángulo muy simpático y muy gracioso. Es muy difícil que en las redes sociales no te acribillen, pero yo estoy teniendo bastante suerte en este sentido. Tengo críticas, como las tiene todo el mundo, porque esto es así, si no sería muy aburrido, pero cuando me pongo a mirar tuits, no lo hago cuando termina la gala porque es una locura las notificaciones que tengo, pero cuando repaso, el 99 % de lo que encuentro es bueno y es bonito.
-Entre «O. T.» y «España Directo», ¿pasas algo por casa?
-La verdad es que están siendo tres meses en los que no estoy teniendo tiempo para mí o para estar en casa. Yo sabía que iba a ser una inversión en mi vida importante, y gracias a Dios mi mujer, que se dedica a lo mismo, me apoya desde el minuto uno. Ella está de baja maternal y es la «suerte» que he tenido. Nosotros vivimos en Madrid, pero sus padres viven en Barcelona, entonces muchos fines de semana ella se viene conmigo, se queda con sus padres, y yo bajo los cuatro días que hago España Directo y subo otra vez. Y así estamos, con la casa a cuestas, pero mira, que me quiten lo bailao... Esto había que aprovecharlo y ya se está terminando.
-¿Tienes miedo de que Pepa te reste fama? Porque yo desconocía que tu mascota tenía casi más seguidores que tú...
-Yo no le llamo mi mascota, cuidao, yo le llamo mi hija.
-Casi, casi, familia numerosa.
-Nosotros contamos cuatro. Yo a mi Pepa la quiero muchísimo porque llegó antes que Lola. Le hicimos una cuenta de Instagram porque pensamos que era la manera de tener sus fotos localizadas y tener un bonito recuerdo, pero se ha convertido en algo tan gracioso porque escribimos como si fuéramos ella y ya tiene casi 15.000 seguidores ahora mismo. Ya me ofrecieron muchas veces que ella haga como de Instagramer y yo: «Bueno sí, era lo que me faltaba, que se haga una influencer».
-¿Ese evidente cambio físico que has experimentado en los últimos años de dónde viene? ¿Fue el «running»?
-Si te digo la verdad, yo creo que al final fue algo casi accidental. Fue dejar de ser reportero de las cocinas. Claro, yo cuando iba a un restaurante me ponían por delante lo más grande y yo me lo zampaba. Era imposible ponerse a dieta en ese momento. Tenía que hacer reportajes y directos de diez minutos en una carretera de Cuenca, y me ponían primero, segundo, tercero y toda la bandeja de postres.
-Y tú no sabes decir que no.
-A mí me gustaba mucho comer, y me gusta. Lo que pasa es que hubo un momento que me pesé y me di cuenta que pesaba ocho kilos más de lo normal y volví a hacer deporte, me quité las gafas, me quité los brackets, me dejé barba, me salieron canas, me quedé más delgado... Es como la operación de cirugía estética del que no tiene dinero. Ha sido todo con la edad. El otro día en Twitter me hacían la comparativa y digo: «La madre que los parió». Me dicen: «Eres como el buen vino», pero mejor así que al revés. Hasta para eso, que te podían dar caña y meterse contigo, han jugado a favor.
-Estuvimos muchos años sin él, pero ahora España entera está enganchada, ¿habrá «O. T. 2018»?
-Yo te digo una cosa, y te prometo por lo que más quiero que es mi niña, que nadie me ha confirmado nada, pero entiendo que sí, yo estoy deseando que lo digan para poder contarlo. Está yendo tan bien, tan bien, que yo creo que sí habrá OT 2018. El otro día me preguntaban: ¿Y si lo hay te gustaría presentarlo? Ahora no me bajo de este tren hasta que me echen, que me ha costado muchas canas también, que en los últimos tres meses me salieron más que en toda mi vida.