Musk pone un Tesla en órbita en un cohete de SpaceX

EFE|AFP

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El lanzamiento del Falcon Heavy, un poderoso proyectil es el evento más esperado desde las misiones Apolo. Miles de personas se congregan en Cabo Cañaveral ante la posibilidad de ver un cohete que regrese a Tierra

06 feb 2018 . Actualizado a las 21:56 h.

Todo estaba previsto para que a las 19.30 horas en España de este martes 6 de febrero (1.30 hora local) despegase desde el Centro Kennedy de Cabo Cañaveral, en Florida, el gigantesco cohete Falcon Heavy. El día empezó despejado en el sur de Estados Unidos, con un 90% de condiciones meteorológicas favorables, pero acabó dando paso a fuertes vientos que obligaron a postergar dos veces el despegue. Los entusiastas de la empresa privada Space X y de su fundador, promotor a su vez de la firma automovilística Tesla, Elon Musk, se contentaban con la animación de lo que será esta histórica misión. Hasta que finalmente, a las diez menos cuarto de la noche (15.45 hora local), se produjo el despegue.

¿Qué es lo que diferencia a este cohete de cualquier otro?

Se trata del más potente en ser lanzado en los últimos 45 años, desde que la NASA pusiera en órbita en 1973 el Saturn V. Quiere demostrarse que ese empuje, de más de 2.500 toneladas -el equivalente a 18 Boeing 747 verticalmente- gracias a sus 27 motores Merlin, sirve para llevar carga útil al espacio (hasta 66 toneladas). Pero sin duda, lo más diferenciador, es que se van a poder recuperar tres de los aceleradores que proyectarán la aeronave (volviendo, en teoría, al punto de despegue).

Un automóvil eléctrico Tesla de color rojo será la carga que el Falcon Heavy dejará en una órbita cercana a Marte si la misión se desarrolla como está previsto. SpaceX, que solo ha realizado pruebas estáticas, es consciente del riesgo de fallo. Y Elon Musk dijo el lunes que ya sería un éxito si el cohete «se separa de la plataforma de lanzamiento y no la hace estallar en mil pedazos». El destino de este vuelo es el espacio profundo, a una distancia aproximadamente equivalente a la que hay de Marte al Sol, y ahí la nave se pondrá en órbita después de que los tres lanzadores hayan emprendido su regreso al continente.

«Me encanta la idea de un coche yendo hacia el infinito en el espacio y que puede ser descubierto por una raza extraterrestre en millones de años», había imaginado el año pasado Musk, que aspira ni más ni menos que a colonizar Marte. Según la United Launch Alliance, que opera los Delta IV, el costo de lanzamiento es de 350 millones de dólares. A esto se agrega una dimensión geoestratégica significativa. Si SpaceX gana su apuesta, la NASA podrá prescindir de la ayuda de los rusos y su nave Soyuz para enviar hombres al espacio.