Las esperanzas de Abul Bajandar de poder tener una vida normal tras diecinueve operacions son cada vez más lejanas
30 ene 2018 . Actualizado a las 17:21 h.Abul Bajandar se hizo mundialmente conocido como el «hombre árbol» por las grandes verrugas que cubrían su cuerpo y que le llevaron a ingresar hace hoy dos años en un hospital de Dacca, someterse a diecinueve operaciones, no poder llevar una vida normal y vivir sin esperanzas sobre una cura a su mal. Bajandar vive en una habitación de dos camas. En una duerme él y en la otra su mujer con su hija, que tiene 5 años y lleva dos sin poder ir a la escuela porque no hay ningún colegio público y no pueden pagar uno privado. De acuerdo con los médicos del Hospital Universitario de Dacca, la epidermodisplasia verruciforme que sufre Bajandar -una enfermedad de carácter hereditario, pero no contagiosa- no tiene cura y las operaciones solo consiguen proporcionar alivio temporal a los pacientes.
El coordinador de la unidad de quemados y cirugía plástica del centro, el doctor Samanta Lal Sen, dijo a Efe: «Puede que necesite una o dos operaciones más, pero no lo vamos a dejar salir dentro de poco. Estamos incluso planeando darle un trabajo adecuado en nuestra nueva unidad para que pueda ser monitorizado». «Realizamos una operación a Bajandar la semana pasada. Habíamos quitado todas las verrugas anteriormente, pero después descubrimos que había desarrollado nuevas verrugas», añadió.
El sueño de Bajandar, de 27 años, de volver a una vida normal junto a su mujer y su hija se ha ido convirtiendo en una pesadilla, al ver cómo crecían de nuevo verrugas en forma de corteza de árbol en manos y pies, después de un rosario de operaciones. «Estaba bien después de la que creí que era mi última operación hace seis meses. Al menos, podía utilizar una cuchara para comer por mí mismo», declaró a Efe desde la cama del hospital. «Pero ahora vuelvo a sentir dolor. No puedo doblar los dedos así que necesito la ayuda de mi mujer o a veces de mi madre, que me visita ocasionalmente, para comer. No sé si alguna vez estaré curado y volveré a casa o a trabajar», se lamentó.
Cuando aún no había recibido atención médica, Bajandar requería asistencia en su vida diaria, no podía usar las manos debido a las protuberancias y se vio obligado a dejar su trabajo como conductor, pero su situación ahora es similar a la de hace dos años. El prolongado tratamiento y la decisión de los doctores de mantener a Bajandar internado también está pasando factura a su familia. «No tenemos que pagar por nada aquí, pero aún así estamos sufriendo por la larga estancia», aseguró la mujer de Bajandar, Halima Akter. Akter pasa los días cuidando a su marido y viendo la televisión en la habitación de dos camas de la unidad de quemados donde se alojan, y come junto a su hija en la cantina del hospital. «Cuando llegamos aquí mi hija tenía 3 años. Ahora tiene 5, pero no podemos llevarla al colegio», explicó Akter.
Los médicos no saben cómo evolucionará la enfermedad y Sen descartó que Bajandar vaya a ser dado de alta «en un futuro próximo», aunque guarda la esperanza de que la enfermedad deje de desarrollarse un día porque las nuevas verrugas crecieron menos rápidamente que las antiguas. «Se trata de un factor genético y siempre hay una posibilidad de que reaparezca, por eso no lo hemos sacado del hospital. Creemos que necesita ser monitorizado», indicó.
Bajandar no es la única persona en Bangladesh que padece esta enfermedad, de la que, sin embargo, se conocen muy pocos pacientes en el mundo. Hace también dos años, dos hombres y un menor supuestamente con la enfermedad del «hombre árbol» fueron atendidos en una clínica del norte de Bangladesh, y una niña de 10 años fue diagnosticada con esa misma enfermedad en el 2017. Bithi, de 14 años, también se dio a conocer en este país asiático por padecer supuestamente de hipertricosis, conocida como «el síndrome del hombre lobo», que le hizo desarrollar un espeso manto de pelo por todo el cuerpo.