Los líderes criticaron la antiglobalización y respaldaron medidas contra el acoso sexual
24 ene 2018 . Actualizado a las 11:03 h.Ahora resulta paradójico, pero el Foro de Davos fue creado en 1971 con el objetivo de que los empresarios europeos aprendieran de sus homólogos estadounidenses. Sin embargo, la inauguración ayer de este encuentro anual de la élite política, económica, cultural y científica dejó patente que las tornas han cambiado. Los dardos envenenados de los líderes que participaron ayer en el foro de esta ciudad suiza fueron dirigidos a Donald Trump. Sobre todo, hubo guiños a las pésimas consecuencias del proteccionismo que practica, solo un día después de la decisión de Washington de introducir aranceles a la importación de lavadoras y paneles solares. Al neoyorquino le pitarán los oídos unos días más, ya que entre los temas centrales de la agenda están el debate sobre el cambio climático y el movimiento #MeToo. Trump tendrá opción a réplica en la clausura del evento el viernes, en el que es el discurso más esperado.
De lo que al parecer si se va a librar el neoyorquino es de hacer el paseo de la vergüenza ante los muchos manifestantes que iban a acudir a Davos para increparle. Habitualmente grupos extremistas de izquierdas protestan contra un foro que, para muchos, no es más que una excusa para ir a lujosas fiestas y pernoctar en carísimos hoteles. Pero según las autoridades helvéticas, el mal tiempo ha obligado este año a cancelar las manifestaciones.
En las nevadísimas calles de Davos se darán cita estos días Emmanuel Macron, Angela Merkel, Mauricio Macri o Felipe VI, cita a la que acude por primera vez. Pero también la nobel pakistaní Malala Yousef o la actriz australiana Kate Blanchet. En total, más de 3.000 líderes en sus campos cuya misión es «fomentar la cooperación entre todos los actores de la sociedad». Así lo sostiene el fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab. Pero las espadas están en alto. A las palabras del presidente indio, Narendra Modi, que comentó que «muchos países se centran cada vez más en sí mismos», en un gesto que «parece lo contrario a la globalización», se sumaron las del presidente suizo, Alain Berset. El dirigente hizo un llamamiento a la «colaboración internacional» para que el crecimiento global, que el FMI ha situado en un 3,9 % para este año, no detenga la idea de que los movimientos nacionalistas y proteccionistas son una lacra.
Males sistémicos
Las mesas redondas y seminarios de Davos dieron ayer para mucho más. El presidente canadiense, Justin Trudeau, aprovechó el lema oficial del foro, «Creando un futuro compartido en un mundo fracturado», para pedir medidas reales contra el acoso sexual, un problema que tildó de «sistémico» e «inaceptable». «Necesitamos un debate crítico sobre género. El tiempo se acabó», dijo en una clara alusión al eslogan Time’s up, con el que las mujeres marchan estos días contra los abusos sexuales. Coincidiendo con la ponencia de Trudeau en Suiza, Canadá decidía ayer unirse al nuevo acuerdo comercial de libre comercio Asia-Pacífico (TPP), en el que participan once países, concebido tras la decisión de Trump de retirar a su país de un tratado que impulsó Barack Obama.
Otro de los puntos clave del foro fue la corrupción. En este caso, el lastre que supone para Latinoamérica. La presidenta del Consejo de Ministros de Perú, Mercedes Araóz, pidió luchar contra este mal de manera colectiva y eficaz, para poder «dedicarnos a los problemas reales de la gente».