El artículo reconoce que no hay consenso sobre el origen de los cánidos domésticos aunque se sabe que fue la primera especie y que es anterior a los primeros cultivos
14 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En el año 1973 la Academia sueca concedía el Nobel de Fisiología o Medicina a Konrad Lorenz, considerado uno de los padres de la etología. En su libro Todos los gatos y todos los perros, Lorenz escribía que solamente el perro, junto con el gato, ha penetrado en la casa del hombre no como prisionero, y además ha sido domesticado por medios distintos a los trabajos forzados. También nos deja esta reflexión: «Todo el encanto del perro reside en la profundidad de su amistad, en la fuerza de los lazos morales que ha desarrollado con el hombre».
Amistad y lazos morales que se han ido forjando a lo largo de miles de años de convivencia. ¿En qué momento empezó a trabarse esa amistad? ¿Cuál fue el escenario de los primeros contactos? ¿Cómo se inició esta relación?
Sin unanimidad
En la comunidad científica sigue existiendo una amplia controversia referida a cuándo y dónde aparece el perro doméstico, así como sobre cuál fue el proceso que llevó a su domesticación. Por el contrario, existe un consenso general sobre la especie originaria del perro doméstico: el lobo gris.
Tratando de buscar una respuesta al lugar de origen, diversos estudios genéticos llevados a cabo con diversas poblaciones de perros domésticos y otros cánidos han llegado a conclusiones diferentes, situando el lugar de origen de los primitivos perros domésticos en el sudeste asiático, Oriente Medio o Europa. También son posibles orígenes simultáneos en lugares diferentes a partir de distintas poblaciones de lobo gris, una especie presente en casi todas las regiones del hemisferio norte.
El origen múltiple aportaría una amplia variedad genética al perro doméstico, que explicaría la variada morfología que se expresa en los cientos de razas caninas de la actualidad. Fue precisamente observando la gran variedad de razas existentes por lo que Darwin defendió en el siglo XIX la idea de que todas ellas no podían tener un único ancestro común.
La aportación de la genética
Las nuevas herramientas de la genética sí han demostrado que la especie originaria de todas ellas fue el lobo. Ahora bien, en el origen podrían encontrarse varias subespecies de lobo gris de otras tantas áreas geográficas.
Puesto que el lobo gris es una especie que se extiende por el hemisferio norte, los perros domésticos del Nuevo Mundo podrían haber llegado ahí acompañando a los humanos que en el pleistoceno cruzaron el estrecho de Bering o haber sido domesticados a partir del lobo gris americano por aquellos llegados al Nuevo Mundo. Ambas hipótesis han tenido defensores y detractores. La primera hipótesis parece más consistente con los datos de los que se dispone hoy en día.
Si bien está claro que fue el lobo gris el tronco del que se segregó el perro doméstico, surge inmediatamente el interrogante de cuándo se inicio ese proceso de diferenciacion. La mayoría de los estudios realizados establecen esa fecha en un intervalo entre 33.000 y 10.000 años antes de nuestros días, pero tampoco faltan otros que la sitúan en épocas mucho más remotas. En otras palabras, la fecha en la que comenzaría el proceso de domesticación varía de unos autores a otros en un rango similar al mencionado para la aparición del perro como especie.
La selección del lobo gris
El proceso de domesticación implicó una selección de aquellos individuos de lobo gris que mejor toleraban la proximidad de los grupos humanos. Esta selección se vio favorecida, en el caso del perro, porque se trata de una especie que alcanza rápidamente la madurez sexual, tiene un corto intervalo entre generaciones y sus hembras son prolíficas. Los tres factores impulsan una evolución más acelerada como especie, y un cambio más rápido en su etología.
La domesticación del perro se ha considerado como un proceso continuo dividido en dos etapas: en la primera, los perros primitivos fueron domesticados a partir del lobo; en la segunda, los perros domesticados se seleccionaron buscando una determinada morfología o potenciando alguna habilidad o aptitud.
Más antiguo que el cultivo
Es interesante señalar que la domesticación del perro, la primera especie domesticada, es anterior a los primeros cultivos del hombre primitivo -el trigo y la cebada- que acontecen en torno al año 10.000 antes del presente. Las especies herbívoras son domesticadas con posterioridad a estos primeros cultivos, al igual que el gato -hace unos 4.000 años-.
El proceso se habría iniciado por el hombre del paleolítico, que capturaría lobos, o cachorros de lobo, para mantenerlos en cautividad como mascotas. Esta hipótesis se basa en las observaciones hechas por antropólogos que confirman la tenencia de mascotas en sociedades humanas primitivas. El motivo no sería un deseo del hombre de conseguir un beneficio con su captura y cría (aprovechar sus habilidades en la persecución y alcance de presas, por ejemplo), como sí ocurrió con los herbívoros domesticados posteriormente. Esta conducta tendría su base en un comportamiento parental estimulado por los rasgos infantiles y tiernos de los cachorros.
En cambio, otra línea argumental sostiene que los lobos menos temerosos se acercarían a los asentamientos humanos para aprovechar los restos de comida de estos grupos nómadas y se desplazarían, en la distancia, con ellos. Estos ejemplares, con una mayor predisposición a la mansedumbre y mejor alimentados que sus congéneres, se reproducirían entre sí, sin la intervención inicial del hombre. Finalmente, terminarían constituyendo un grupo habituado a la presencia humana y diferenciado del resto de individuos de su especie.
Sucediera como sucediese, ese primer contacto entre hombre y lobo, la posterior selección paulatina de individuos con menor agresividad y mejor predisposición social al contacto con el hombre resultaría finalmente en poblaciones de perros domésticos, tras generaciones habidas a lo largo de miles de años.
Son las primeras etapas de un largo camino que ha conducido a los cientos de razas caninas actuales. El punto culminante de la domesticación del perro no es la diversidad de razas sino que, además, de penetrar en nuestros hogares, como planteaba Konrad Lorenz, el perro ha pasado a ser considerado un miembro más de la familia… Y él posiblemente se sienta un miembro más de la manada.