Solbes airea sus diferencias con Zapatero y critica su «falta de valentía» en la crisis
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El exministro de Economía lamenta que sus advertencias «cayeran en saco roto»
11 ene 2018 . Actualizado a las 01:19 h.La víspera lo hizo su antecesor en el cargo, Rodrigo Rato, y este miércoles lo repitió Pedro Solbes. El vicepresidente económico en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprovechó su comparecencia ante la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera y el rescate de las cajas para airear sus no pocas diferencias con el que fue su jefe, al que responsabilizó de los errores que, por acción -como una política expansiva de gasto- u omisión -la ausencia de reformas del sistema financiero hasta que ya fue demasiado tarde-, contribuyeron a agravar la virulencia de una crisis que se resistieron a admitir hasta el último minuto.
Solbes se mostró pródigo en críticas, pero algo menos en autocrítica, pues reiteradamente marcó distancias con las decisiones del Gobierno del que formaba parte y, especialmente, con Zapatero. Y es que, aunque admitió, por ejemplo, que se equivocaron «totalmente en las previsiones macroeconómicas» y no fueron capaces de detectar la intensa recesión del 2009, subrayó que mantuvo importantes «diferencias» con el presidente del Ejecutivo. Él era partidario de hacer reformas y de mantener el gasto controlado, por lo que aseguró que «nunca» le gustaron las medidas expansivas de Zapatero, como la devolución de los 400 euros por contribuyente en el IRPF -anunciada en campaña electoral en un contexto «difícil», ya de negación de crisis-; el cheque-bebé de 2.500 euros, en vigor entre julio del 2007 y diciembre del 2010 por cada criatura nacida o adoptada; o el Plan E, con el que se financiaron inversiones locales ya en pleno huracán.
«Yo hubiera preferido guardar esos recursos por si la crisis se complicaba», admitió el exministro, para añadir que «quien tiene la capacidad de hacer las cosas es el que decide [el presidente]. Punto». Finalmente, las discrepancias con Zapatero acabaron precipitando su salida del Gobierno en abril del 2009: «Puse mi cargo a disposición del presidente».
Inacción ante los excesos
En su intervención, Solbes aseguró también que el Ejecutivo debió ser «más valiente para elevar el superávit y entrar en la reforma de la gobernanza de las cajas». Sin embargo, matizó que la aritmética parlamentaria (el PSOE no tenía mayoría) habría dificultado e incluso impedido dicha reforma. «El tema de la gestión [de las cajas] era clave, pero dada la sensibilidad política y territorial, modificar la legislación no era realista si no existían problemas de solvencia», explicó. Por eso, dijo, la reforma no se hizo hasta la intervención de Caja Castilla-La Mancha. Admitió que el exceso de confianza en la fortaleza del sistema financiero español -Zapatero aseguró en septiembre del 2008 que era «el más sólido del mundo»- pasó factura, al ignorar las debilidades de las cajas.
Igualmente, reconoció que debían haber frenado antes los excesos económicos. Dijo que él advirtió a banqueros y empresarios sobre los enormes riesgos que estaban asumiendo con el desaforado crecimiento del ladrillo, y lamentó que sus avisos cayeran «en saco roto». «Para el sector financiero era más importante mantener la posición frente a sus competidores. Que la fiesta no terminara», dijo, mientras que en el 2004 la vivienda era «una prioridad política», lo que hizo que no se atendieran sus advertencias sobre la burbuja.
Defiende que las preferentes eran «una buena idea», pero su gestión fue «un desastre»
«Conceptualmente, la idea es buena, la práctica ha sido nefasta, un desastre». Así se refirió Solbes a uno de los episodios más negros y polémicos de la crisis: la estafa de las preferentes, con miles de afectados en Galicia. En respuesta al diputado de Ciudadanos Francisco de la Torre, el exministro explicó que las consideraba «buenas» como instrumento de financiación de las cajas, ante las dificultades para recapitalizarse, pero admitió que acabaron siendo un desastre porque se vendieron a quienes no se debía.
«Si hay algo que hay que vender con cuidado, a inversores definidos, es algo tan complejo como las preferentes. No se puede vender en taquilla normal», sostuvo. Sin embargo, dijo «no saber» si hubo algún modo de enderezar el despropósito de su comercialización a los pequeños ahorradores y despejó la pelota de la responsabilidad a la CNMV. Durante su comparecencia también aprovechó para desmentir a Rodrigo Rato, que la víspera aseguró que el Gobierno del PSOE presionó al Banco de España para eliminar la exigencia de las provisiones contracíclicas para la banca. Solbes negó presión alguna. «En las provisiones se hizo lo que el gobernador [nombrado por el PP] y el subgobernador consideraron necesario», aseveró. En respuesta a la portavoz de Esquerra, Ester Capella, el exministro resumió: «Soy responsable de haber cogido un tren que se iba a acelerando y que se aceleró más. Intenté frenarlo, pero no llegué a tiempo. Nos quedamos sin vía». Y la crisis reventó.