José Rosiñol: «Al pasar de la poesía a la pragmática se vio que el 'procés' era un engaño»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira LA VOZ EN BARCELONA

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Toni Albir | EFE

Cree que «más que adoctrinar, se educa en un marco vital en el que España o no existe o es amenazadora»?

15 nov 2017 . Actualizado a las 07:14 h.

José Rosiñol (en catalán suena Rusiñol, por eso aparece de ambas formas) es un hombre de empresa que todavía se sorprende de dar entrevistas a los periodistas, aunque forma parte de Sociedad Civil Catalana desde sus primeros pasos, en noviembre del 2013. Ahora es su presidente, pero no le da mucha importancia al cargo porque siempre ha trabajado igual de intensamente en la entidad. Seguidor de John Stuart Mill, cree que su libro (Sobre la libertad) debería enseñarse en el colegio. Este respeto profundo a la individualidad, lleva a Rosiñol a decir que «la patria moderna debe permitirme ser como quiero ser siempre que cumpla las leyes».

-¿Por qué nace la SCC y en ese momento?

-De forma natural. Las primeras conversaciones fueron en noviembre del 2013 y eran pequeñas reuniones que poco a poco fueron creciendo y nos formamos como asociación en febrero del 2014. Nacimos con una mentalidad empresarial y comunicativa.

-¿Prevén echar el cierre alguna vez?

-Siempre decimos que nos gustaría irnos a cenar para celebrar que cerramos, que ya no hacemos falta, pero me temo que eso es difícil.

-Dicen que hay una fractura social. Tras el 21D, ¿cómo se recose la sociedad?

-Tenemos que normalizar las instituciones, la economía y la sociedad. Nosotros no prevemos hacer más manifestaciones, porque creo que a veces es necesario organizarlas, pero sobre todo hay que hacer a partir de ahora un llamamiento a la calma. Nosotros no nos metemos en política, pero siempre quisimos organizar foros de debate, equilibrados, sobre las diferentes posturas. Pero nunca los de otras asociaciones quisieron participar. Nuestra idea es comunicar resaltando lo que nos une y en eso es importante el comportamiento individual.

-¿Cataluña es el nuevo fútbol?

-Sí, y eso es muy bipolar. Parece que no puedes ser del Barça o del Madrid a la vez [risas]. Pero ahora se han roto amistades, cuando realmente, si te fijas, cuando eres amigo de alguien no importa si es republicano o monárquico, su orientación sexual, si es o no católico... No hay que estar posicionándose constantemente.

-Los independentistas se quejan que ellos organizan manifestaciones masivas y pacíficas, pero en las marchas constitucionalistas siempre acaba habiendo enfrentamientos de ultras.

-Nuestras manifestaciones están abiertas a todo el mundo y solo ponemos un límite: no queremos a nadie no constitucional y no demócrata. Las veces que ha habido problemas ha sido al acabar la manifestación y unos grupúsculos ultras, y nosotros lo condenamos inmediatamente, como no puede ser de otra manera; pero es como si yo digo que en las manifestaciones de los independentistas son violentas porque insultan, gritan y pitan a la llamada «prensa española», o porque una vez un bus de la SCC en Lleida fue atacado y subieron a amenazar de muerte a todos los presentes; o porque a los estudiantes de la SCC los someten a enorme presión en la Universidad Autónoma... ¿Tengo que inferir que son extrema derecha o extrema izquierda? Son episodios aislados y no puedes convertir la anécdota en generalización.

-Lo que sí parece claro es que el independentismo gana la parte del relato: entre cantar a Manolo Escobar y hacer una flecha de luz con los móviles...

-En nuestras manifestaciones no hay ninguna consigna. Queremos que la gente se exprese en libertad. Tenemos lemas pero son Seny o Convivencia. Para nosotros no tener preparada una coreografía, una performance, es un signo de calidad democrática. Nadie tiene que hacer nada.

-Dice que si la participación del 21D supera el 81?%, entonces es probable que gobierne una lista constitucionalista. Pero las elecciones autonómicas en Cataluña tienen una participación entre el 54?% y el 77?%, y eso las del 2015.

-El 81?% es mucho, es verdad [risas]. En nuestro grupos hay catedráticos que hacen estudios, por supuesto gratia et amore, que dicen que la participación entre las elecciones generales y las autonómicas en Cataluña hay una brecha de un 10 o 15?%, y ese voto es constitucionalista. Gente que no siente como propias las elecciones autonómicas. Cataluña no tiene ley electoral propia y sigue la nacional que tiene dos características: busca las mayorías y favorece a las provincias menos pobladas. Por eso creemos que una participación del 81% haría ganar a las listas constitucionalistas porque compensaría tanto la brecha de generales-autonómicas, y además sería más representativa de la realidad catalana, que se mucho más plural de lo que les gustaría a los independentistas.

-¿Si el 21D hay candidatos en la cárcel lo lamentará?

-Lamentamos mucho haber llegado hasta este punto, que haya prisión preventiva cuando la Justicia española es muy garantista. Pero es el estado de Derecho el que indica quién puede y quién no ser candidato, quién tiene derecho a hacerlo.

-Ayer supimos que Iceta valoraba pactar con ERC tras las elecciones. Al menos, hasta que Ada Colau rompió el acuerdo en el Ayuntamiento de Barcelona. ¿Qué le parecería?

-Entendemos que cualquier partido debe circunscribirse al orden constitucional. A partir de ahí, no tenemos nada que decir.

-¿Y qué le parece que la CUP no tenga a ningún responsable imputado?

-Eso se lo tendrá que preguntar mejor a los señores Junqueras y Puigdemont.

-¿Le gustaría que hubiese un tope de competencias autonómicas?

-Lo que voy a contestar sé que no gusta los periodistas, pero verá, nosotros creemos en la democracia representativa y no somos nadie para decir lo que tiene que hacer. Son los parlamentos los que deben encargarse.

-¿En qué momento la SCC se dio cuenta que el órdago independentista ya no se podía parar?

-El 6 y 7 de septiembre, cuando conculcaron todos los derechos de los catalanes y se visualizó hasta dónde llegarían.

-¿Cree que tendría que haberse aplicado entonces el artículo 155?

-Nadie sabía qué iba a pasar cuando se aplicase, y cómo sería. A posteriori es muy fácil pensar lo que nos hubiésemos ahorrado, pero en ese momento no se sabía qué podía ocurrir.

-¿Y cómo se queda ahora al escuchar que ellos mismos aceptan que no estaban preparados?

-Personalmente, no hablo ahora en nombre de la SCC, el procés siempre me pareció una gran mentira, un invento de las élites burguesas. Cuando pasaron de la poesía a la pragmática se ha visualizado que era un engaño.

-¿Qué cree que piensan los partidarios de la independencia?

-Supongo que la gente dirá que todo esto no tiene que ver con lo que creían, aunque hay quien lo justifica todo, a quien no le hubiesen importado 15 años de penurias. Y pienso en los funcionarios, a los que han dejado totalmente abandonados. Si uno se rebela pagará los platos rotos aunque no me interprete mal, me parece que la vía Forcadell es bienvenida. El nivel de perversión del JxSi era muy grande, pero una cosa es lo que dices y otra lo que haces.

-¿La SCC le compra a los secesionistas algo de su discurso? ¿España maltrata a Cataluña?

-El relato independentista está basado en falacias y yo no veo la lógica de que todo lo que está mal se soluciona yéndose de España.

-¿Pero no cree que ha faltado negociación en Madrid?

-No estoy muy seguro de que puedas negociar con alguien que no quiere. Esta deriva comenzó con un plan de Jordi Pujol, el Programa 2000, que se presentó en 1989. Y aprovecharon el momento peor de la crisis, cuando el Estado era más débil, sobre l 2012, para ejecutarlo. Era un programa de ingeniería social y apuntaba tres objetivos: controlar el espacio público, desde los castellers a los deportes; controlar los medios de comunicación; y controlar la educación para crear una identidad nacional catalana.

-¿Cree que los colegios adoctrinan?

-A nosotros nos han denunciado casos serios, pero en general creo que se daba una situación mucho más sutil. Se educa a los niños en un marco vital en el que España no existe o si existe, resulta amenazadora, lejana, diferente. El New York Times publicó hace tiempo que en las series de televisión catalanas los personajes que salían hablando español eran prostitutas, borrachos, delincuentes... Siempre son «ellos» (España) y «nosotros». Y se tiende a la cosificación.

-Es difícil educar en el amor a tu tierra y mantener ese equilibrio España-comunidad propia.

-Tiene que haber un contrapeso. En un entorno castellanohablante como L’Hospitalet, por ejemplo, la educación tiene que poner el acento en el catalán. Pero en un entorno rural, donde la vida se desarrolla en catalán, la educación tiene que compensarlo y eso no se hace con dos horas de castellano a la semana; los estudiantes salen si tener competencias en español. Me decía hace poco un ejecutivo que acababan de fichar en su empresa a una licenciada catalán, una chica joven, brillantísima, con una cabeza prodigiosa, y que hacía unos informes magníficos ¡en inglés! porque si los hacía en castellano eran muchísimo peor. Yo me siento orgulloso de los logros catalanes, pero no considero que haya que contraponer España (ellos, otra vez) a Cataluña (nosotros, los buenos).

-¿Los medios de comunicación les tratan mal?

-Los medios, salvo honrosas excepciones, siguen la línea editorial que marca la Generalitat. Por ejemplo, cuando nos invitan a un debate, estamos nosotros y enfrente cuatro tertulianos y el presentador. Vamos a hacer de sparring y la verdad es que a veces decimos que no porque no queremos seguir ese juego.

-A algunas televisiones nacionales se les acusa de lo mismo, pero justamente al revés.

-Y nos parece igualmente condenable. Nosotros les pedimos a los medios, sobre todo a los públicos, que cumplan con su libro de estilo.