El seísmo deja ya más de 200 muertos, entre ellos una veintena de niños en una escuela
21 sep 2017 . Actualizado a las 07:11 h.Con los puños en alto y al grito de «¡Silencio!», civiles, soldados y la brigada de los Topos (un grupo de rescate surgido en el devastador seísmo de 1985) se paralizan ante una voz o un ruido que les lleve a un superviviente. Es la prioridad: sacar a los vivos de las ruinas causadas por el terremoto de magnitud 7,1 en Ciudad de México, Morelos y Puebla. Una búsqueda titánica y a contrarreloj desde que se produjo el temblor, a las 13.14 horas del martes, en medio de la angustia y el pánico generado por las 23 réplicas del seísmo, la mayor de magnitud 4. La cifra provisional de muertos asciende a 225, una veintena de ellos son niños que perecieron en la escuela de Enrique Rébsamen. Todavía no hay cifras de desaparecidos. El Gobierno decretó tres días de luto por las víctimas.
Escuela e. Rébsamen
Epicentro del dolor
La escuela de infantil, primaria y secundaria Enrique Rébsamen se ha convertido en el epicentro del dolor. El presidente Peña Nieto confirmó un balance de 21 niños y cuatro adultos fallecidos. Los desaparecidos suman 30. Durante la noche, los rescatistas trabajaron bajo la luz de generadores en una complicada búsqueda (la escuela de tres pisos se redujo a uno y había peligro de derrumbe), bajo la atenta mirada de cinco desconsoladas madres. Entre ellas estaba Adriana Fargo, que esperaba noticias de su niña de 7 años. «No hay poder humano que pueda imaginar el dolor que estoy pasando», decía a la AFP sentada en una silla con los puños apretados y la mirada fija en el suelo. Mientras, su marido trabajaba hombro a hombro con los cientos de soldados, bomberos y rescatistas ayudados de perros y un escáner térmico. En medio de la oscuridad tenía lugar algún milagro. Como Víctor, que nada más asomar la cabeza dijo que tenía sed. Once niños y una maestra fueron rescatados con vida durante la noche.
Otros seguían ayer a la espera. Como Fidra, de 8 años. Envió un wasap a su familia para decirles donde estaba y pedir agua. Según el diario El Universal, está atrapada en un espacio de 45 centímetros lo que impiden a los brigadistas de los Topos acceder a ella. Junto a Frida el escáner detecto otros tres cuerpos con vida.
Bautizo
Celebración trágica
Un bautizo se convirtió en tragedia cuando la cúpula de la iglesia de Santiago Apóstol del siglo XVII se vino abajo en Atzala, estado de Puebla. Once personas perdieron la vida, entre ellas la pequeña de menos de un año que iba a recibir el bautismo y tres niños. El párroco y el sacristán salieron ilesos. Los propios vecinos sacaron con vida a tres atrapados y pusieron velas junto a los cuerpos de los fallecidos, cubiertos con sábanas.
Ciudad de voluntarios
Café y manos
Poco después de que la tierra temblará, los ciudadanos mexicanos se pusieron manos a la obra. A falta de picos y palas, comenzaron a escarbar con sus propias manos entre las ruinas en busca de alguien con vida. Los que no remueven escombros ofrecían ayer café y tamales (una masa de maíz rellena) a los equipos de rescate. «Llenamos las camionetas de comida, de palas, de utensilios y nos fuimos a las colonias de Roma y Condesa, los barrios más afectados. Había muchas cadenas humanas y mucho estrés. Pero estrés de gente ayudando, no de pánico», contó una vecina a Colpisa. El canciller Luis Videgaray tomó por sorpresa la palabra ayer en la Asamblea General de la ONU para informar de que la ayuda internacional estaba en camino. Chile y El Salvador enviaron los primeros contingentes. España prepara el envío de medios especializados en desescombro y en localización de personas.
La capital
Importantes daños
El alcalde de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, informó que los edificios destruidos ascienden a 39 y que 600 deberán ser revisados para verificar si sus estructuras son seguras. Dijo que no tiene constancia de saqueos aprovechado el caos del seísmo.
Más de 200 muertos
Entre ellos un español
Un español residente en México está entre los fallecidos, mientras la embajada intenta localizar a una decena de nacionales en las zonas afectadas. El balance oficial es de 94 fallecidos en Ciudad de México, 71 en Morelos, 43 en Puebla, 12 en el estado de México, 4 en Guerrero y 1 en Oaxaca.
El terreno volcánico sobre el que se asienta la capital favoreció la gran devastación
Los geólogos considera que el seísmo de magnitud 7,1 y con un epicentro a 57 kilómetros de profundidad que sacudió el martes el centro de México, entre ellas la capital, no se puede considerar una réplica del registrado hace unas semanas en Chiapas, de 8,1 aunque el reajuste de placas sí puede reactivar a las fallas próximas. Pero la gran pregunta es que porqué ha dejado más devastación que el seísmo de Chiapas pese a su menor magnitud. Los expertos lo achacan al conocido como «efecto local», que se produce porque el terreno volcánico sobre el que se asienta la capital.
El terreno «está formado por cenizas volcánicas poco consolidadas, con líquido entre los poros, que le da un comportamiento fluido, reduciendo su resistencia». Un fenómeno llamado licuefacción, explica Nieves Sánchez Guitián, secretaria del Colegio de Geólogos (ICOG). «El terreno actúa como si fuera una esponja, con el nivel de agua entre los poros, y al producirse las vibraciones por la onda sísmica, el líquido se mueve y se genera un riesgo mayor», apunta.
Así los edificios cimentados de manera superficial se hunden en cuanto reciben el impacto de las ondas sísmicas. Muchos de los edificios de Ciudad de México no han tenido en cuenta ese factor en su diseño.