Solo un grave error en su testimonio habría comprometido su continuidad al frente del Gobierno
27 jul 2017 . Actualizado a las 10:49 h.Más allá del evidente daño a su imagen que implica el que se le viera siendo interrogado en un juicio por un caso de presunta corrupción en el PP, Mariano Rajoy no cometió ningún fallo relevante en su declaración ni aportó novedad alguna a los hechos ya conocidos. Y tampoco los abogados y la fiscal que le preguntaron fueron capaces de hacerle caer en alguna contradicción o en una mentira manifiesta, lo que, aparte de constituir un delito, habría comprometido irremediablemente su continuidad como presidente del Gobierno. Desde ese punto de vista, en el PP están satisfechos con la declaración de Rajoy y convencidos de que, pasado el que sin duda ha sido el trance más comprometido para él desde que llegó a la presidencia del Gobierno, el asunto no tiene más recorrido y estará políticamente superado a la vuelta del verano.
Pero no es esa la idea de la oposición, que está dispuesta a que la histórica decisión de llamar a declarar en un juicio por corrupción a un presidente del Gobierno en ejercicio tenga consecuencias políticas. Aunque son conscientes de que la llegada del mes de agosto hará difícil mantener la tensión informativa sobre el testimonio de Rajoy, PSOE y Podemos van a rivalizar en contundencia a la hora de exigir que el líder del PP asuma responsabilidades. Pero, aunque Podemos le presionará para que lo haga, será muy difícil que el socialista Pedro Sánchez dé el paso de presentar una moción de censura contra Rajoy. En primer lugar, porque para sacarla adelante necesitaría el apoyo de fuerzas independentistas, incluida Bildu. Y, segundo, porque tampoco se fía de que Pablo Iglesias le empuje a dar ese paso con la intención de plantearle luego exigencias inasumibles para darle su respaldo y dejarlo en minoría.
Rajoy tiene claro que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, no está dispuesto en ningún caso a apoyar una moción de censura en la que participe Podemos, por lo que no ve en peligro su presidencia. Aunque el partido naranja trató este miércoles de marcar distancias con Rajoy afirmando que si el líder del PP hubiera renunciado a la presidencia del Gobierno y regenerado a su partido no se habría causado el daño al país que implica ver a un jefe del Ejecutivo en el banquillo de un juicio, los gestos de Ciudadanos no van a pasar de ese punto. Solo si Rajoy hubiera cometido un fallo grave en su declaración o si hubiera caído en contradicciones, se habría planteado Rivera la exigencia de que abandonara su cargo para ser sustituido por otro dirigente de su partido si el PP pretende seguir contando con su apoyo.
Tema amortizado
El jefe del Ejecutivo da por tanto por amortizada su declaración ante los tribunales, sin perjuicio de que en el futuro pueda ser llamado como testigo en otros de los juicios pendientes del caso Gürtel. El objetivo inmediato del presidente es enterrar lo ocurrido con una rueda de prensa en la que tratará de mostrar tranquilidad política y económica. Y, a medio plazo, reeditar la mayoría para aprobar los Presupuestos del 2018, lo que apuntalaría el mensaje de su estabilidad en el Gobierno para el resto de la legislatura.