La abstención récord empaña la amplia mayoría absoluta lograda por el movimiento centrista
19 jun 2017 . Actualizado a las 06:57 h.Emmanuel Macron, hace apenas tres años prácticamente un desconocido y ahora el presidente más joven de la historia de Francia, completó ayer su toma de poder relámpago con una mayoría abrumadora en la Asamblea Nacional, solo un año después de haber fundado su movimiento centrista y proeuropeo. La República en Marcha (LRM) arrasó en la segunda vuelta de las elecciones legislativas al hacerse con 361 escaños, según las proyecciones de los medios franceses.
La ola de renovación que inunda Francia ha provocado un cambio histórico en la política francesa con la estrepitosa caída de los partidos tradicionales en la Asamblea Nacional. A la debacle histórica de los socialistas se une el frenado en seco a los populistas. La victoria, no obstante, está empañada por el récord de abstención. Más de la mitad de los votantes se quedaron en casa. Los que no votaron fueron más que en la la primera vuelta, el 11 de junio (51,29 %) y podría sobrepasar el 56 %, según las estimaciones. El nivel de más alto desde 1958, cuando se celebraron las primeras elecciones legislativas de la V República.
Pese a que la amplitud del triunfo es indiscutible, los sondeos sobredimensionaron los pronósticos para el LRM y al final la formación no llegó a superar la frontera simbólica de los 400 diputados. No obstante, la de Macron es la segunda mayoría parlamentaria más abultada de la democracia francesa, por detrás de la de los conservadores en el 2002, que obtuvieron 365 escaños.
El primer ministro, Edouard Philippe, agradeció a los franceses el haber preferido «la esperanza a la cólera, la confianza a la regresión». «Hace un año nadie habría imaginado tal renovación política, se lo debemos al presidente y a los franceses», declaró. La presidenta del partido, Catherine Barbaroux, se felicitó por disponer de una mayoría «clara, estable y coherente» para llevar a cabo la batería de reformas del programa presidencial.
La metamorfosis en la Asamblea Nacional saltará a la vista: la mitad de los nuevos diputados no han ocupado nunca cargos electos y proceden de la sociedad civil, como el matemático Cédric Villani, la piloto de cazas Marion Buchet, el exjefe de unidad de élite de la policía francesa Jean-Michel Fauvergue o el famoso juez anticorrupción Eric Halphen. Quedó fuera otra de las nuevas caras, la rejoneadora Marie Sara, que no logró superar a su rival del Frente Nacional en el distrito sureño Gard.
Además, la edad media del Parlamento bajará considerablemente con la entrada de muchos jóvenes y será la más igualitaria de la democracia francesa, con un récord de mujeres.
Salvar los muebles.
En el bando conservador, los Republicanos (LR) acabaron por salvar los muebles con 126 escaños. Pese a obtener más de los 95 que les daban los sondeos, se trata del peor resultado de su historia. La inesperada victoria en varias circunscripciones que se daban por perdidas dio a los conservadores legitimidad para posicionarse como la principal oposición. «Nuestros representantes tendrán la responsabilidad esencial de encarnar la primera fuerza de oposición», aseveró el líder del partido en las legislativas, François Baroin.
Le Pen entra por primera vez en la Asamblea, pero no forma grupo parlamentario
Durante la campaña presidencial, la extrema derecha y la izquierda radical lograron a máximos históricos: el 33,9 % de votos obtuvo el Frente Nacional (FN) en la segunda vuelta y el 19,5 %, Francia Insumisa en la primera. Sin embargo, la entrada masiva de ultraderechistas en la Asamblea Nacional que se temía fue mitigada con el paso de las semanas. Finalmente, el FN se quedará con tan solo 8 escaños, lejos de formar un grupo parlamentario (para el que se necesitan al menos 15). Su líder, Marine Le Pen, fue elegida diputada por primera vez en su bastión del norte Hénin-Beaumont, mientras que su número dos, Florian Philippot, fue derrotado en Moselle. «Es escandaloso que un movimiento como el nuestro, con 6,7 millones de electores en las presidenciales, no pueda obtener un grupo en la Asamblea Nacional» se quejó Le Pen.
Por el contrario, la formación de Jean-Luc Mélenchon acabó con 16 escaños, más que suficientes para formar su propio grupo parlamentario en la Asamblea. El exministro de Economía lanzó una advertencia a Macron nada más conocerse los resultados: «Le informo al nuevo poder que ni un solo metro del terreno del derecho social se le cederá sin una lucha».
La ultraderechista Le Pen tuvo tiempo para subrayar la «fragilidad» de la legitimidad de la mayoría absoluta de Macron ante el exiguo 43,59 % de participación electoral ayer.
El Partido Socialista se enfrenta al fin de una época tras perder 249 diputados
Tocado y hundido. La crisis del socialismo se materializó ayer con una derrota histórica recibida como el fin de una era. El partido del expresidente pierde 249 escaños de un plumazo, al pasar de 295 a 46. Entre los derrotados, exministros de Hollande y pesos pesados del partido. En Nièvre, Borgoña, el líder de los socialistas en la Asamblea Nacional, perdió por primera vez en 20 años. «Es el fin del mundo para la izquierda», lamentó la exsecretaria de Estado Juliette Méadel.
Pocos minutos después de revelarse los resultados, el debacle se cobró su primera víctima. «Acompañaré el combate con mi voluntad, pero no como secretario general del Partido Socialista», anunció Jean-Christophe Cambadélis, quien la semana pasada perdió en su circunscripción por primera vez en 19 años.
«Asumo simplemente, tranquilamente, mi parte de responsabilidad» explicó. Una dirección colectiva, formada por militantes, simpatizantes y «fuerzas vivas de la izquierda» le reemplazará para tratar de obrar un necesario «renacimiento» socialista. La decisión de Cambadélis fue recibida con sorpresa. Ni el barón socialista Jérôme Guedj ni el exportavoz del Gobierno hollandista Stéphane Le Foll estaban al corriente de su dimisión.
Valls se salva por los pelos
Pese a su racha de mala suerte, Manuel Valls logró salvar el pellejo por los pelos. El ex primer ministro acabó ganando en su circunscripción con el 50,3 % de los votos, tan solo 139 votos por encima de su rival, la izquierdista Farida Amrani, pese a que ni los socialistas ni Macron habían presentado candidatos para facilitarle la victoria. El escaño era su última opción de continuar en política después de haber sido repudiado por el PS y En Marcha. «He llevado a cabo una campaña en condiciones difíciles, a veces un poco solo contra todos», declaró en medio de los abucheos de los habitantes de Evry, al sur de París. Valls fue acusado de deslealtad hacia los socialistas cuando traicionó a Hollande para presentarse a las primarias y, posteriormente, cuando decidió apoyar a Macron en la primera vuelta de las presidenciales.