La conservadora y el socialista dejaron atrás sus diferencias y aunaron esfuerzos para hacer frente al desafío que supuso la crisis griega o el conflicto de Ucrania
09 may 2017 . Actualizado a las 07:52 h.El 15 de mayo del 2012, horas después de haber sido investido, François Hollande aterrizaba en la capital alemana para reunirse con Angela Merkel. Su primer viaje al extranjero como presidente de la República empezó de forma accidentada ya que tuvo que cambiar de avión después de que un rayo alcanzara la aeronave en la que viajaba nada más despegar. Para muchos, aquel episodio se convirtió en un símbolo de los obstáculos a los que tendría que hacer frente la relación de ambos mandatarios. Cinco años después, nadie olvida algunos momentos que han protagonizado los líderes de las dos grandes potencias europeas, opuestos entre sí pero condenados a entenderse. Como el homenaje a las víctimas de la tragedia aérea de Germanwings, o la rueda de prensa conjunta tras el ataque terrorista contra la revista Charlie Hebdo.
«No es ningún secreto que veníamos de familias políticas muy distintas. Pero la relación se basaba en la confianza mutua y además hemos librado juntos varias batallas», recordaba ayer Merkel, al tiempo que reconocía haberse encontrado cómoda trabajando con Hollande. La conservadora y el socialista dejaron atrás sus diferencias y aunaron esfuerzos para hacer frente al desafío que supuso la crisis griega para la eurozona o para intentar solucionar el conflicto de Ucrania. «Confiamos el uno en el otro», insistió ella, que ayer recibió al ya presidente saliente en la cancillería, para despedirse de él con una cena a puerta cerrada a la que solo tuvieron acceso sus intérpretes. «Le deseo lo mejor para el futuro», dijo la jefa del Gobierno alemán.
Un broche de oro con el que Merkel y Hollande quisieron demostrar la unidad del eje franco-alemán en tiempos difíciles por el brexit y el auge de los populismos. Tendrá continuidad. Como Hollande, Emmanuel Macron ha elegido Berlín como destino de su primera visita al extranjero, que será poco después de tomar posesión el domingo. «No tengo ni la más mínima duda de que vamos a trabajar bien juntos», aseguró la canciller.