La localidad se queda sin luz, agua y gas; mientras los alimentos escasean
03 abr 2017 . Actualizado a las 07:35 h.Mocoa no despierta de la pesadilla. La capital del Putumayo colombiano llora a los muertos que han causado los desbordamientos, el pasado viernes, de los tres ríos que cruzan la localidad. La cifra de fallecidos alcanza ya los 207, informó ayer el presidente del país, Juan Manuel Santos. Al menos 44 de ellos son menores de edad. Se cuentan más de 200 desaparecidos.
«Hasta que no tengamos la última persona identificada no vamos a parar», señaló líder colombiano, al mando de las tareas de rescate. Más de 1.300 efectivos de las fuerzas de seguridad y organizaciones civiles se afanan en rescatar y atender a los supervivientes.
Mocoa, de 62.000 habitantes, es una ciudad fantasma. No hay electricidad, agua potable, gas, gasolina, ni teléfono fijo. Sus ciudadanos se iluminan con velas y recogen agua de lluvia para beber. También los alimentos escasean. La riada se llevó consigo el mercado central. Y ya se han registrado intentos de saqueos en los comercios. Las tiendas están cerradas, aunque sus responsables reparten víveres entre los vecinos.
«Necesitamos agua, es lo urgente. Hemos organizado un grupo humanitario, habilitamos aulas y el coliseo del instituto como albergues. Tenemos unas mil personas damnificadas», explicó ayer la rectora del Instituto Tecnológico del Putumayo, Marisol González.
Mocoa recibe unos 400 milímetros de agua de lluvia en un mes. En la noche del viernes cayeron 130 milímetros en pocas horas, lo que explica la magnitud de la catástrofe. «En un barrio caían piedras del tamaño de una casa. Es algo que no esperábamos», dijo Sorrel Aroca, gobernadora de Putumayo, a Caracol Radio.
Las autoridades locales declararon la emergencia sanitaria, con el hospital de la ciudad colapsado. Y la situación se vio agravada porque las vías terrestres que llevan hasta Mocoa estaban inutilizadas. Hasta la mañana de ayer, cuando se consiguió abrir al tráfico la carretera norte de la ciudad -la que la conecta con el resto del país-, toda la ayuda llegaba por vía aérea.
Algunos de los supervivientes se hospedan en casas de sus familiares en la zona alta de Mocoa. Otros han optado por abandonar la localidad. «Hace nueve meses advertimos que esto podía pasar por el uso inadecuado de los suelos, que agrava este tipo de eventos», aseguró Luis Alexander Mejía, director de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía, en declaraciones al diario El Espectador. Hasta 9.000 hectáreas de capa vegetal han sido deforestadas en Putumayo: «Cuando quitamos esa cobertura, la tierra, compuesta en gran parte por ceniza volcánica, se impregna de humedad y las lluvias acaban causando estragos» añadió el experto.
Mientras se analizan las causas de la tragedia, la actividad de rescate en Mocoa no cesa. Ni un solo un minuto. El tiempo es oro. Las primeras 72 horas son claves para encontrar supervivientes.