Y España, por fin, cumplió con el déficit

m. Mora / A. balseiro LA VOZ

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Ballesteros | EFE

Cerró el año con un desfase en las cuentas del 4,33 %, cuando Bruselas exigía un 4,6 %

31 mar 2017 . Actualizado a las 01:02 h.

Siete años y 47.000 millones en ajustes después, España ya puede cantar victoria -no muy alto, desde luego- y presumir de que ha cumplido con Bruselas en el capítulo del déficit. Su talón de Aquiles. Lo anunció ayer oficialmente, a bombo y platillo, Montoro: el país cerró el 2016 con un agujero en sus cuentas equivalente al 4,33 % del PIB, excluyendo, claro, la ayuda que recibió en aquel aciago 2012 para rescatar a los bancos. Lo acordado con Europa era el 4,6 %. Prueba superada. Aunque hay que decir que con ayuda. Porque hasta en dos ocasiones ha tenido el Ejecutivo comunitario -que a un tris estuvo de sancionarnos por saltarnos a la torera los límites- que abrir la mano y suavizar sus exigencias. Tanto es así que el objetivo inicial era que el 2016 tenía que acabar con un desfase máximo del 2,8 %. En abril, ese tope se amplió hasta el 3,6% y, ante la evidencia de que tampoco se cumpliría, Bruselas permitió después incrementarlo hasta el 4,6 %.

En resumen: España gastó el año pasado 48.230 millones más de los que ingresó. En la Administración central el roto fue del 2,52 %, las autonomías sumaron un déficit del 0,82 % y la Seguridad Social, del 1,62 %. Los ayuntamientos, por su parte, lograron un superávit del 0,62 %. Fundamental para alcanzar la meta. 

Galicia cumple de largo

Once comunidades cumplieron los límites. Galicia, entre ellas, con un desfase entre gastos e ingresos del 0,54 %. Las alumnas aventajadas: Canarias (0,33 %), Baleares (0,41 %) y Asturias (0,49 %). Las peores de la clase: Murcia (1,7 %), Extremadura (1,61 %) y la Comunidad Valenciana (1,53 %). Si no se ha traspasado la línea roja trazada por Bruselas es precisamente gracias, entre otras cosas, a que las comunidades se han apretado el cinturón y han recibido más ingresos a través del sistema de financiación autonómico. A que Montoro decidió exprimir el limón del impuesto de sociedades en el tramo final del ejercicio. Y a los 4.675 millones que se ahorraron anticipando el cierre presupuestario de los ministerios. Sin olvidar tampoco la reducción del gasto en desempleo y en intereses de la deuda, el otro punto flaco de la economía patria.

Con todo, el peor comportamiento corresponde al Estado, que se desvió tres décimas frente al objetivo del 2,2 %. Falló el cálculo de los ingresos, que resultaron inferiores a los previstos. Y eso porque el impacto de la reforma fiscal se llevó 3.000 millones más de lo esperado. «Los ingresos del Estado no los hemos cumplido porque la reducción de impuestos ha tenido más intensidad de la prevista», se justificó Montoro. Y es que Hacienda había estimado que la rebaja del IRPF y de sociedades tendría un impacto de 8.000 millones en las arcas públicas, pero al final fueron 11.300. 

Último año en cuarentena

Frente a las voces de expertos que aseguran que la hazaña de cumplir con el déficit es fruto de la recuperación económica, Montoro asegura: «Si no hubiéramos bajado el déficit no estaríamos creciendo y creando empleo. No es que sea compatible, es que es causa del crecimiento». También resaltó el ministro que el 2017 será «el último» año en el que España esté en el programa de déficit excesivo. En el 2018 el déficit estará por debajo del sacrosanto 3 % que exige el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Eso, claro, si no fallan los cálculos. No sería la primera vez.

Un roto histórico en la Seguridad Social: 18.000 millones

Los peores presagios, esos que auguraban que el agujero de las cuentas de la Seguridad Social al cierre del 2016 sería el más elevado de su historia, se han cumplido. El roto rebasó los 18.000 millones, exactamente 18.096, equivalentes al 1,62 % del PIB, después de dispararse casi 5.000 millones desde los 13.150 del 2015, o lo que es lo mismo, un 37,6 % más. Pero como quien no se consuela es porque no quiere, el Ministerio de Hacienda destacó ayer que el déficit de la Seguridad Social «mejoró» el objetivo previsto para el año, fijado en el 1,7 %. La cifra es el resultado de la brecha creciente entre los ingresos del sistema, que se redujeron un 0,52 %, hasta los 123.253 millones, y los gastos, que, por contra, crecieron un casi un 1,1 %, hasta los 141.954 millones. Esta evolución evidencia la incapacidad de la Seguridad Social para cubrir con sus ingresos por cotizaciones los crecientes gastos en prestaciones, que aumentaron un 3,37 % y que son el «núcleo duro» del gasto, como subrayó el ministerio. En el apartado de ingresos, destaca el incremento de las cotizaciones sociales, que alcanzaron los 103.516 millones (un 2,93 % más), como consecuencia del aumento de las cotizaciones de los trabajadores ocupados (un 3,67 %), mientras que las de los desempleados cayeron casi el doble, un 7,41 %. 

Prestaciones, el 93 % del gasto

En el capítulo de los gastos, las prestaciones económicas a familias e instituciones son la principal vía de drenaje de recursos, al absorber 132.409 millones. Esto es, nueve de cada diez euros, el 93,28 % del total.

Con pensiones cada vez más altas incorporándose al sistema y cotizaciones que, aunque aumentan en número, son insuficientes para cubrir las prestaciones, el equilibrio es utópico. Sin embargo, Montoro se mostró ayer tranquilo y calificó el déficit de «asumible» por el conjunto de la Administración. Asimismo, expresó su confianza en que este año será el punto de inflexión, ya que los ingresos crecerán más que los gastos.