Trump festeja el «brexit» ante May

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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KEVIN LAMARQUE | REUTERS

Dice a la británica que apoya a la OTAN al 100 %, pero tilda de consorcio a la UE

28 ene 2017 . Actualizado a las 00:59 h.

«Es un honor tener de vuelta a Winston Churchill», dijo con porte orgulloso Donald Trump, después de recuperar el busto del británico (regalo de Reino Unido al presidente Lyndon Johnson) en el Despacho Oval. «Este es su lugar», insistió con su habitual doble intención el presidente de Estados Unidos, después de que su antecesor, Barack Obama, lo hubiese sustituido por el busto de Martin Luther King. A su lado, una sonriente Theresa May quien por primera vez pisaba la Casa Blanca. La primera ministra británica era además la primera líder en visitar al republicano desde su juramento como comandante en jefe.

«La relación especial entre nuestros países ha sido una de las mayores fuerzas por la paz y la prosperidad. Por cierto, mi madre nació en Escocia», recordó Trump para romper el hielo. No hubo incomodidad entre ambos, más bien todo lo contrario. Los dos líderes lucieron distendidos. Donald Trump incluso llamó a la británica por su nombre de pila. Ella, en cambio, quiso ser más protocolaria y mantuvo el «señor presidente».

Y es que es imposible esconder que Trump se siente mucho más cómodo con el Reino Unido del brexit y del que ayer dijo que será «algo maravilloso». «Nuestra relación es hoy más fuerte que nunca», presumió el republicano, quien ha estado en contacto directo con Nigel Farage, el exlíder del partido nacionalista británico que consiguió sacar al Reino Unido de la Unión Europea.

«Un Reino Unido libre e independiente es una bendición para el mundo», dijo Trump tras alabar a los ciudadanos británicos por votar a favor de la salida, mientras que May prefirió no dar demasiados detalles y asegurar que ahora el Reino Unido se va a «abrir al mundo».

Ante la sorpresa de los presentes, la británica desveló que Trump apoya «al 100 %» a la Alianza Atlántica, a pesar de todas las críticas que el republicano lanzó contra la organización durante meses, asegurando que los europeos deberían pagar por su propia defensa. «Señor presidente, creo que usted me ha dicho que respalda a la OTAN al 100 %», dijo May ante la prensa. Sin querer abrir una nueva guerra, Trump contestó con los labios, sin emitir sonido alguno, la palabra «cierto», contradiciendo otro de sus reproches electorales sobre el costo de la Alianza Atlántica para su país

En política exterior no se entró en muchos pormenores, pero Trump sí dejó clara su intención de hacer negocios con países fuera de la Unión Europea, teniendo en cuenta que su experiencia pasada con «el consorcio» (como así definió a Europa) no ha sido fácil a la hora de conseguir autorizaciones en sus negocios.

May sí quiso incidir más en las relaciones bilaterales y habló de un futuro acuerdo comercial entre el Reino Unido y EE.UU. y por el que habrá conversaciones inmediatas al más alto nivel. Y es que a pesar de que May reconoció «diferencias sobre varios temas» con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, puntualizó estar convencida de que mantendrán un diálogo «franco y abierto».

La reunión de una hora de duración ha servido también para que el neoyorquino acepte una invitación de la reina Isabel II para visitar el Reino Unido a finales de este año.

El republicano enfada a sus senadores tras admitir que revisa las sanciones a Rusia

El gobierno de Donald Trump está considerando levantar las sanciones a Rusia impuestas por Barack Obama con motivo de la implicación de este país en los ciberataques contra intereses estadounidenses y su injerencia en la campaña electoral. Si Trump retira el castigo, abriría otra brecha en el seno de su partido, fuertemente agitado por la posibilidad de tender la mano a su histórico enemigo. «Está bajo consideración», dijo ayer la fiel asesora del presidente, Kellyanne Conway, algo que luego matizó Donald Trump al decir que «es muy pronto» para retirar las sanciones.

Fue el propio presidente quien se refirió más tarde a las relaciones con Vladimir Putin: «No conozco a Putin. Veremos qué pasa. Yo estaré representando al pueblo estadounidense con mucha fuerza. Si vamos contra de los terroristas del Estado Islámico lo consideraré algo bueno, sino algo malo. Veremos...», reiteró.

Tras conocerse los planes del republicano, algunos de sus compañeros de filas en el Senado montaron en cólera. Fue el caso del senador John McCain, quien, a través de un comunicado, prometió trabajar para «convertir las sanciones en ley». El castigo a Rusia comenzó tras la invasión de Crimea y continuó a finales del 2016 después de la injerencia electoral con la expulsión de Estados Unidos de 35 funcionarios rusos y a sus familias. 

Mattis y la tortura

Hoy sábado, tanto Donald Trump como Vladimir Putin tratarán de reconducir las relaciones con su primera llamada telefónica desde que el neoyorquino juró como presidente el pasado viernes. Trump además hablará con la canciller alemana, Angela Merkel, y el todavía presidente francés, François Hollande. Además de lo mencionado, el principal tema de conversación entre Moscú y Washington se espera que sea la lucha contra el terrorismo islámico.

Un asunto que ayer precisamente, el presidente de EE.UU. abordaba en su primera visita al Pentágono, junto con el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford y el secretario de Defensa, James Mattis. A este último precisamente, Trump le ha otorgado el poder de «invalidar» los métodos de tortura con los que el republicano sí está de acuerdo, pero sabe que la posición contraria de Mattis podría frustrar sus intenciones de recuperarlos: «Él tiene la última palabra», recordó el presidente.