Granados: «Me he dedicado a ayudar a la gente. No me he enriquecido»

EFE

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Sale a la luz la declaración del pasado 21 de diciembre del presunto líder de la Púnica y antigua «mano derecha» de Esperanza Aguirre

13 ene 2017 . Actualizado a las 20:54 h.

El pasado 21 de diciembre, el exdirigente del PP de Madrid Francisco Granados declaró por primera vez ante el juez que le investiga como presunto cabecilla de la trama de corrupción Púnica e hizo un alegato en defensa de su honor quejándose de la «tortura» que sufre desde hace dos años y medio. En la grabación de aquella declaración, que duró alrededor de tres horas y a la que ha tenido acceso Efe, el expolítico asegura al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco que no reconoce al «personaje» que se dibuja en el sumario del caso. «Ese no soy, yo no me he dedicado a eso nunca, me he dedicado al interés general, a ayudar a la gente en lo que he podido, no me he enriquecido con la política y que desde luego sería incapaz de amenazar a un funcionario o a extorsionar».

Granados, exalcalde de Valdemoro, exconsejero de la Comunidad de Madrid y exsecretario general del PP de Madrid, otrora mano derecha de Esperanza Aguirre, reprocha -«con todo el respeto»- al juez Velasco que desde que ingresó en prisión a finales del 2014 se ha mermado «enormemente» su capacidad de defensa y su presunción de inocencia. Más de dos años en los que dice haber sufrido «un daño irreparable en lo personal, en lo familiar, en lo social, en todos los sentidos». Un «sufrimiento» y «una tortura», recalca.

Granados explica al juez que, aunque él dé por hecho que tiene dinero fuera de España, no tiene nada en el exterior. «Si tuviera un solo euro fuera de España le aseguro que hace mucho tiempo lo hubiera puesto en su conocimiento para acabar de una vez por todas esta situación que estoy viviendo», añade.

Como se sabía, el exdirigente del PP insiste al juez en que él no tiene dinero oculto y niega también que los apuntes que aparecen en la libreta que encontró la Guardia Civil correspondan a financiación ilegal del PP, pues la financiación del partido era «absolutamente transparente». Se trata -explica- de «anotaciones antiquísimas, de hace doce o catorce años», y las siglas anotadas no se corresponden a empresarios sino a asistentes a actos organizados. Y critica con dureza que su presunto socio en la trama, el empresario David Marjaliza, hablara al juez de esa posible financiación ilegal.

Contra Marjaliza vierte buena parte de su enfado Francisco Granados, pues le acusa de mentir «de la 'a' la 'z'» en su confesión al juez, en la que se dedicó a «encubrir» a sus «cómplices» y a su familia y a intentar «inculpar a todos los políticos». Porque -según Granados- juega «a favor de obra» debido a «este clima de que todo lo que tiene que ver con la política es corrupto», cuando los que tenía «en nómina» y firmaban «absolutamente todo» eran «técnicos municipales». Incluso acusa a Marjaliza de seguir «con su misma vida» tras salir de la cárcel, pues por lo que le dicen sus hijas, ha vuelto a abrir negocios como restaurantes y boleras en terrenos públicos adjudicados cuando él ya no estaba en el Ayuntamiento de Valdemoro.

Granados se desentiende del nombramiento de altos cargos cuando fue consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, pues «todos» fueron designados por Esperanza Aguirre. «Lo cual no quiere decir que yo establezca ningún velo de sospecha, ni de crítica ni de nada sobre Esperanza Aguirre, a quien considero una persona honrada, cabal y que ha buscado siempre el interés general en la Comunidad de Madrid», precisa.

En otro momento de la declaración, tras afirmar que no tiene fondos ocultos, le preguntan por qué en su momento abrió una cuenta en Suiza, y contesta que era «dinero no declarado», que unos 500.000 euros eran de su padre y el resto del dinero por él ganado mediante inversiones en bolsa mientras trabajaba en el banco Société Générale. Decidió cerrar esa cuenta en el 2004 cuando le nombraron secretario general del PP de Madrid, pues pensó que eso iba «más en serio» que ser «alcalde de pueblo», momento en el que le dieron a firmar «papeles en blanco» y la cuenta pasó a ser gestionada por Marjaliza y él se olvidó de ello.

Sobre el dinero que apareció en casa de sus suegros, relata que ellos pensaban que eran «unos papeles». Marjaliza le había dado 1,3 millones de euros y más de 900.000 euros aparecieron el año pasado en casa de sus suegros. «¿Quiere decir que ha pasado nueve años ese dinero en un altillo?», le pregunta el juez. «Claro, por supuesto», responde Granados.