Trump elige a viejos conocidos procedentes del mundo empresarial para conformar su gabinete
14 dic 2016 . Actualizado a las 07:40 h.El mejor equipo de la historia, como prometió Trump, o el gabinete de los horrores, como lo ha bautizado ya la prensa crítica. Los estadounidenses han recibido el nombramiento del primer equipo de Donald Trump con la misma expectación -e incertidumbre- que el resto del mundo.
El magnate ha conformado un Gobierno repleto de fieles, viejos amigos, millonarios con pedigrí y generales del más alto rango. Más allá de la trayectoria profesional de todos ellos, el nexo común principal de los quince elegidos entre los más de 80 entrevistados en la Torre Trump o en su club de golf son sus ideas ultraconservadoras, que se resumen en la figura de su asesor principal, Steven Bannon.
«¡Saben ganar dinero!», exclamó Trump al ser interpelado por la falta de experiencia en la administración pública de buena parte de sus colaboradores. «Quiero a gente que haya ganado una fortuna porque ahora estará negociando por vosotros. ¿Lo entendéis?», les dijo a los simpatizantes que acudieron a verlo a Iowa dentro de la gira de la victoria con la que recorre el país.
Donald Trump no ha ocultado sus lazos personales con buena parte de los elegidos. Seis de sus secretarios son donantes directos de la campaña electoral del magnate o de su fundación. Empezando por Linda MacMahon, secretaria de Pequeña Empresa, con una fortuna estimada en 1.500 millones de dólares y que está casada con Vince MacMahon, propietario de la empresa que organiza la lucha libre americana, además de ser la mayor donante a título individual de la Fundación Trump.
Las otras dos mujeres del gabinete también destacan por su abultada cuenta corriente. Elaine Chao, hija de un millonario de origen taiwanés, se encargará de Transportes, mientras que Betsy DeVos, con una fortuna valorada en más de cinco mil millones de euros, será la encargada de demoler el modelo educativo implantado por Barack Obama.
Grandes empresas petroleras
Ayer fue confirmado Rex Tillerson como secretario de Estado, por lo que tendrá que dejar su puesto de presidente de Exxon, la mayor petrolera mundial y renunciar a un puesto cuya remuneración multiplicaba por diez la que percibirá ahora. Del mundo de los combustibles fósiles procede también Scott Pruitt, que trabajaba a favor de las petroleras y denunció dos veces a la Agencia de Medio Ambiente, que ahora dirigirá.
El segundo nicho en el que Donald Trump ha buscado es en el de las finanzas, donde ha reclutado a otros dos millonarios procedentes de Goldman Sachs: Steve Mcnuchin, que ganó mil millones de dólares con la venta de casas embargadas, y Gary Cohn, que dirigirá el Consejo Económico Nacional a pesar de tener 189 millones de euros en acciones de la entidad financiera. Claro que en este caso pesa más el hecho de su amistad con Jared Kuschner, el yerno del presidente electo.
Los militares forman otro sólido bloque dentro del equipo del magnate. Muchos han querido ver en ello la admiración de Trump cultivada durante su paso por una academia militar para enderezar su rebeldía juvenil. Así, los generales Mattis, que admitió disfrutar matando salvajes en Irak, o John Kelly, dirigirán el Pentágono y la Seguridad Nacional, respectivamente. De ese grupo se ha caído Mike Flynn, conocido por su islamofobia, que ha perdido la confianza del millonario por respaldar a su hijo en la difusión de bulos sobre la participación -falsa- de Hillary Clinton en una red de pedofilia, el llamado Pizzagate.