La canciller alemana Angela Merkel es la única que queda de la foto de los cinco poderosos de Elmau tomada el pasado 7 de junio
06 dic 2016 . Actualizado a las 08:46 h.En el castillo de Elmau, en el sur de Alemania, fue la última vez donde el repóker de líderes políticos más poderoso de las democracias occidentales pudo sonreír desde el poder. Era 7 de junio y los presidentes y primeros ministros de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Italia y Francia compartían confidencias antes del inicio de una cumbre pensada para estrechar lazos económicos a ambos lados del Atlántico y apuntalar la salida de la crisis lo antes posible.
Por los pasillos de aquel castillo paseaban sonrientes Barack Obama, Angela Merkel, François Hollande, Matteo Renzi y David Cameron. Este último contaba al resto que el referendo sobre la continuidad o no del Reino Unido en la Unión Europea apuntaba a un sí por los pelos, según todas las encuestas disponibles en su país. La cumbre de Elmau debería servir para apuntalar su imagen, muy deteriorada entre los británicos, y afianzar la ventaja del sí. Cameron falló en su vaticinio. Ganó el no por un puñado de votos y él presentó su dimisión irrevocable para dar paso a Theresa May.
La salida de David Cameron fue el primer sobresalto del calendario electoral que se le avecinaba a este grupo de líderes. El adiós de Obama estaba cantado, pero a esas alturas todo hacía pensar en un cómodo paseo hacia la Casa Blanca para Hillary Clinton, conocida por todos.
Tampoco esa expectativa se cumplió y Donald Trump volteó las encuestas e hizo olvidar sus propias meteduras de pata e insultos a las minorías latinas, a los negros y a las mujeres para convertirse en presidente de Estados Unidos y castigar a sus otrora aliados con su indiferencia a sus Gobiernos e indisimulado apoyo a los movimientos populistas.
La tercera víctima de esta sucesión de fichas caídas ha sido Matteo Renzi. Como Cameron, buscó en un referendo popular una especie de plebiscito sobre su figura. Y el órdago, como en el caso del británico, le salió rematadamente mal. Como su homólogo, presentó la dimisión de inmediato para asumir la responsabilidad mientras su sucesor está en el aire.
Hace seis meses, Hollande aún pensaba en optar a un segundo mandato como presidente francés. Mientras hacía sus cábalas, el partido lo iba dejando solo, hasta que la semana pasada anunció su adiós y ayer mismo era su primer ministro, Manuel Valls, el que se postulaba para sucederle . Falta por ver qué ocurrirá con Merkel en el segundo semestre del 2017. Solo ella queda en la foto de los poderosos de Elmau.