EN "LO QUE ESCONDÍAN SUS OJOS" la actriz da vida a Sonsoles de Icaza, la mujer más elegante de España en los años cuarenta para quien el modisto vasco confeccionó más de 400 modelos. Hablamos con Natacha Fernández, responsable de un vestuario digno de la pasión amorosa que refleja la serie.
26 nov 2016 . Actualizado a las 17:58 h.Ni una sola lágrima sin perder el glamur, nada de sufrir con los ojos hinchados, la boca seca y la nariz roja o el pelo sucio, cualquier cosa antes que reflejar en la pantalla una imagen así. Hay que volver a Hollywood, al cine clásico donde las mujeres heridas, deshechas, rotas por el dolor se mantienen erguidas en cuerpo y forma: con las ondas en el pelo y los labios rojos y la elegancia de los mejores sastres. Esta reflexión de Natacha Fernández, responsable del vestuario de la serie Lo que escondían sus ojos, es la esencia de un trabajo riguroso en el que la actriz Blanca Suárez da vida a Sonsoles de Icaza, la marquesa de Llanzol, musa de Balenciaga. La ficción que acaba de estrenarse, basada en la novela homónima de Nieves Herrero, relata la furtiva pasión entre la marquesa y Serrano Suñer, el Cuñadísimo de Franco, interpretado por Rubén Cortada. Una de las grandes historias secretas de amor, en palabras de Natacha, que ha conseguido que Blanca Suárez haga 42 cambios de vestuario en cuatro episodios. Para ello ha reinterpretado una época, los años cuarenta, con la libertad de darle un aire actual y moderno. «Yo creo que este es nuestro verdadero acierto -indica Natacha-, no hemos hecho un estilismo purista, sino que hemos podido jugar y darle nuestro toque. Hemos tenido también la suerte de que muchas de las tendencias de ahora evocan esa época, por ejemplo las plataformas, el tacón ancho, pero toda esa atmósfera está retocada, la productora quería que al final se viese moderno, no encorsetado, así que he quitado hombreras, he acortado las faldas y he modelado a mi gusto hasta dar con el punto». ¿Y cuál es ese punto? «Actualizar la moda, que se vea moderno».
UNA TÍA ABUELA DEL REY
Con esa línea de trabajo, Natacha y su equipo recurrieron a algún traje alquilado, a mucha confección propia y a un único modelo auténtico, un vestido de Balenciaga, que les prestaron. «Es uno hecho de mantilla española, perteneció a una tía abuela del rey Felipe, a María de la Esperanza de Borbón y Orleans, y es el único de verdad que Blanca lleva puesto en la serie, una joya». No querían tampoco que Balenciaga, amigo íntimo de la marquesa en la vida real, cobrase en la ficción un papel excesivo y la serie se convirtiese en un monográfico sobre él, aunque es una apuesta fuerte de la serie. «Hubo que adaptarse mucho, porque hay que tener en cuenta también que los cuerpos de ahora no son los de antes, tampoco los zapatos, si recurres a los de aquella época son mucho más chatos y los de hoy en día, por mucho que tengan la punta redonda, son más estilizados, hacen la pierna más larga y eso nos gusta más. Por eso no todo ha sido calcado», apunta la estilista. Ella tiene predilección por el vestido infanta de Balenciaga, un homenaje a Las Meninas de Velázquez, que Blanca lleva puesto como Sonsoles en la Nochevieja de 1940. «Es un vestido que ha dado la vuelta al mundo y que yo aligeré muchísimo, le quité las mangas, le di escote para que no pareciera un disfraz en la pantalla, sin abandonar la atmósfera Balenciaga. Él jamás perdió sus reminiscencias españolas: si hacía hombreras enriquecidas eran como las de los toreros, las mantillas... Luché y luché hasta que conseguí que lo sacase ella en la serie».
La clave es también que Blanca luzca siempre impecable en cualquiera de las escenas, por eso han controlado cada detalle hasta la exageración. Si ella va de blanco nadie más viste de ese color (y si pasa un camarero de ese color se repite para que no salga), de rojo, con esos tocados maravillosos... ¿Qué color le favorece más a Blanca? «Está guapísima con los negros, de todas maneras en la serie el tono que ella lleva es una metáfora de su estado de ánimo. La primera vez que él la ve, ella está vestida de blanco, con ese toque virginal gracias también a un traje que es una reproducción de Balenciaga, con una asimetría, delicadísimo. Blanca es una maravilla y lo defiende todo -explica Natacha-, a veces hay actrices que te bajan el vestuario, pero ella cualquier cosa que se ponga lo sube, todo lo convierte en un editorial de moda, ya no es solo que le quede bien, es que le da ese plus». También lo tenía Sonsoles en la vida real, para ella hizo Balenciaga más de 400 vestidos, por algo era su musa y la mujer más elegante de España.