Dos expresidentes asturianos, Antonio Trevín y Vicente Álvarez Areces, junto al concejal Roberto Sánchez Ramos recuerdan sus estancias en Cuba
26 nov 2016 . Actualizado a las 18:44 h.Decir que la relación de Asturias con Cuba es intensa es decir poco. Se cuentan por miles las relaciones familiares, culturales y hasta gastronómicas (porque de allí viene un postre tan asturiano como el arroz con leche) por un flujo de inmigración que se remonta al siglo XIX. Gijón está hermanada con La Habana y Oviedo con Santa Clara, no son pocos los responsables políticos asturianos que en las últimas décadas se trasladaron a la isla acompañando a delegaciones empresariales o solidarias y que han recordado en las últimas horas anécdotas de sus visitas y sus encuentros con el fallecido Fidel Castro.
El expresidente asturiano Vicente Álvarez Areces destacó que sus relaciones con Cuba comenzaron ya en la etapa de la alcaldía gijonesa cuando se concretó el hermanamiento con la capital cubana, allí se estrecharon lazos con el envío de una flota de autobuses o intercambios con el Jardín Botánico Átlántico. Areces conoció a Fidel Castro ya como presidente de Asturias en el año 2001, en que una delegación empresarial asturiana se encontró con que tuvo que prolongar su estancia en Cuba --el viaje tenía paradas en México y Venezuela-- por la llegada del huracán Michelle, aunque luego resultó providencial. «Tuvimos que quedarnos más días y Fidel Castro mostró un gran interés en reunirse con nosotros, fuimos a una cena, que se prolongó durante 5 horas porque era un conversador infatigable, y hacia las 2 o las 3 de la mañana le llamó Hugo Chávez y Fidel le dijo que estaba con nosotros, así que cuando llegamos a Venezuela nos recibieron como si fuéramos una delegación de un país prioritario, nos facilitó la entrada con el gobierno venezolano que ayudó mucho en las relaciones bilaterales con empresarios».
En ese viaje, Castro «que era un hombre de una gran curiosidad» inquirió a los asturianos por el sector ganadero porque en Cuba «estaban interesados en mejorar toda su ganadería para desarrollar derivados lácteos». Hasta estuvo a punto de cuajar, pero no se desarrolló, una empresa mixta con participación mayoritaria de Central Lechera Asturiana.
Otro expresidente asturiano, Antonio Trevín, también compartió un encuentro con Fidel Castro durante varias horas en el año 1994. «Fue una conversación en la que me planteó lo que para él debería ser el futuro de Cuba, una evolución que podría haberse dado superando el bloqueo en el segundo mandato de Clinton, porque él tenía sus puentes de diálogo y con la posibilidad de que Felipe González llegara a ser presidente de la UE, por si se podría abrir un nuevo escenario». Aunque ni González terminó dirigiendo la UE ni tampoco fue Clinton sino Obama muchos años después quien terminó (parcialmente de momento) con el bloqueo. Trevín recuerda a un mandatario «que era carismático en la lejanía y cuyo carisma se multiplicaba en la cercanía», también una persona de gran cultura «que sabía mucho de Asturias y sabía de sus problemas, de la minería, de la siderurgia, todo le interesaba y de todo preguntaba».
La madre de Fidel Castro era de San Andrés de los Tacones, en el concejo de Gijón, aunque a veces Fidel Castro lo confundía con Gijona. «Eso lo recuerdas por el turrón», el decía Roberto Sánchez Ramos, Rivi, concejal de IU en Oviedo, quien estuvo en dos ocasiones en la isla, la última de ellas no pudo encontrarse con él después de que se rompiera un brazo tras una caída en Santa Clara, en un acto celebrado junto a la tumba del Ché Guevara. «Tenía una capacidad intelectual asombrosa y lo demuestra que podía pasarse una tarde hablando con García Márquez y otros escritores de literatura y, al día siguiente, reunirse con 200 médicos y tratar de nuevas tecnologías».
Oviedo se hermanó con Santa Clara, hubo un viaje con una delegación municipal encabezada por el entonces alcalde Gabino de Lorenzo, y cuya estancia fue recogida por el periódico Granma. Aunque a sus redactores les debió parecer excesiva la tonsura inicial del alcalde y en la fotografía que ilustró el artículo se le añadió algo más de pelo gracias a la manipulación fotográfica. En la isla, Sánchez Ramos aseguró que «incluso hablando con personas que estaban abiertamente en desacuerdo con Fidel Castro le reconocían el liderzago de su época más joven y también la valentía y la inteligencia del personaje».