Aparta a los ministros que más abiertamente se opusieron a sus duras reformas
06 nov 2016 . Actualizado a las 10:44 h.Syriza y Alexis Tsipras generaron un fuerte entusiasmo entre los griegos, pero ahora están más que desilusionados: el primer ministro ha ido imponiendo en el último año y medio una serie de reformas que ni los conservadores se atrevieron a plantear. Ha recortado las pensiones, vendido empresas estatales y elevado de forma sustancial impuestos y tasas. Todo ello ha llevado a que el joven dirigente sea tan impopular como sus predecesores. Ayer, Tsipras reformó el Gobierno con una última esperanza: recuperar el terreno perdido de cara a los próximos comicios y hacer frente a la deuda.
Lo más resaltado es la renovación de equipo económico. Al mirar los cambios en detalle se percibe las señales que quiere enviar al exterior: se mantienen los principales interlocutores con los acreedores internacionales. Se queda el ministro de Finanzas Euklid Tsakalotos, responsable de las negociaciones con las instituciones de Bruselas, así como el de Exteriores, Nikos Kotzias.
Los ministros que más claramente se opusieron a las reformas han sido apartados del Gobierno o trasladados a otros ministerios donde pueden ser menos perjudiciales. Entre ellos está el de Transporte Marítimo, Thodoris Dritsas, que se había pronunciado contra el alquiler del puerto del Pireo y de Tesalónica a inversores extranjeros. El de Cultura, Aristides Baltas, que intentó con tretas jurídicas impedir la venta del antiguo aeropuerto de Atenas. Y el de Energía, Panos Skourletis, quien torpedeó la privatización de la compañía eléctrica y otras empresas estatales. Los analistas consideran que el mensaje de Tsipras a los acreedores es claro y cristalino: «Voy a aplicar todas las reformas y medidas de ahorro». A cambio de ello, espera pasos claros por parte de los acreedores que pueden llevar a una reducción de la montaña de deudas que ahoga la economía griega.