El primer ministro liberaliza el mercado del gas y acepta otras doce nuevas exigencias de la troika
26 oct 2016 . Actualizado a las 07:36 h.Poco queda del puñetazo en la mesa con el que Alexis Tsipras pretendía cambiar el orden europeo, romper la baraja del equilibrio comunitario y conseguir barra libre para aumentar la deuda galopante de Grecia mientras el resto de la Unión se apretaba el cinturón en lo más básico. Tras el órdago, ha llegado la reflexión y la aceptación de las reglas del juego para evitar la bancarrota definitiva del país heleno. Ayer, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) autorizó el desembolso de 2.800 millones de euros como parte de la tercera fase del rescate de Grecia, tras recibir el compromiso de Tsipras de cumplir a lo largo de los próximos meses con quince condiciones orientadas a reducir el déficit del país, su deuda exterior y aumentar los ingresos.
Las renuncias
300 millones menos en sanidad y educación. El lamentable estado de las cuentas públicas griegas ha obligado a Tsipras y a las dos almas de Syriza a renunciar a su programa de reformas y adaptarse al escenario impuesto por los acreedores internacionales. Para ello, el primer ministro griego acometió decisiones especialmente dolorosas. La más importante de todas fue la reducción de las pensiones, en algunas casos más de un treinta por ciento. También muy contestada ha sido la medida de eliminar las exenciones fiscales y el aumento general de los tributos, con el fin de lograr nuevos ingresos. El Gobierno griego también ha tenido que liberalizar el mercado del gas el pasado mes de octubre y al recorte de funcionarios. Por delante queda aún un calendario de recortes para ajustar el déficit. Muy controvertida es la rebaja de la partida de defensa, cifrada en 400 millones de euros, especialmente dolorosa por la importancia de los militares en la vida pública helena. Y especialmente dolorosa será la desaparición de algo más de trescientos millones de euros inicialmente presupuestados para las necesidades de salud, bienestar social y educación. Todo ello ha provocado ya numerosas movilizaciones y protestas en todo el país, aunque aún faltan por concretarse una docena de medidas.
Los objetivos
Un superávit casi imposible. El desafío marcado por el Fondo Monetario Internacional es alcanzar un superávit primario del 0,5 % al final del próximo ejercicio, algo que las autoridades helenas ven improbable antes del 2018. La troika se reserva otras medidas adicionales para reducir el gasto público en Grecia y garantizar el objetivo de reducir el déficit antes de seguir inyectar más dinero en su economía.