El ex primer ministro luso recibe el visto bueno del Consejo de Seguridad y se perfila como sucesor de Ban Ki-moon
06 oct 2016 . Actualizado a las 07:31 h.Nacido en Lisboa hace 67 años en el seno de una familia muy católica y con un profundo sentimiento de servicio social, el portugués Antonio Guterres es el principal aspirante a ser nombrado hoy como nuevo secretario general de la ONU, en sustitución del coreano Ban Ki-moon, tras recibir ayer el visto bueno del Consejo de Seguridad. Atrás quedan muchos meses de intensa labor diplomática lusa, en la que ha quedado patente el gran apoyo y simpatía que le tiene su propio país.
Guterres, que dirigió hasta diciembre el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y gobernó Portugal con el Partido Socialista (PS) entre 1995 y 2001, comenzó a labrar su perfil de hombre dialogante, conciliador y defensor de los más necesitados, en sus años de estudiante universitario, en el Instituto Superior Técnico de Lisboa, donde se licenció en Ingeniería Física y Electrónica con las máximas calificaciones. Fue entonces, en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando participó activamente en movimientos cívicos y sociales, contra la dictadura de Salazar. Algunos, de cariz católico, como el denominado grupo de la luz, del que fue fundador junto a Marcelo Rebelo de Sousa, actual presidente luso y gran amigo de Guterres desde esa época. Este lo definió ayer como «la mejor persona y más preparada para dirigir la ONU». Para Rebelo, que pertenece al conservador PSD mientras Guterres es socialista, «su humanidad excepcional y su preparación ayudará mucho en la importante misión que tiene por delante». El jefe de Estado portugués, para apoyarle, Rebelo no dudó en criticar abiertamente la candidatura de última hora de la vicepresidenta de la Comisión Europea, la búlgara Kristalina Georgieva, que consideró «poco democrática». «Es como si en una carrera de atletismo aparece un último participante cuando faltan 100 metros», afirmó. La creciente demanda internacional de romper un nuevo techo de cristal y colocar a una mujer al frente de la ONU por primera vez en la historia fue uno de los últimos obstáculos que tuvo que salvar en esa carrera el expresidente luso.
Otro de los grandes apoyos de Antonio Guterres es el de su amigo y compañero de partido, Antonio Costa, primer ministro de Portugal. Costa declaró aye que «es la mejor noticia para Portugal. Guterres es la persona correcta en el lugar correcto en un momento decisivo para la historia de la humanidad». Guterres y Costa fueron compañeros en el Parlamento portugués varias legislaturas. De hecho, algunos de los más próximos colaboradores de Antonio Costa como el ministro de Asuntos Exteriores, Augusto Santos Silva, o el jefe de Prensa del primer ministro, David Damião, han sido decisivos para que la candidatura de Guterres haya vencido.
El problema de los refugiados, los conflictos sin resolver en diferentes partes del globo, el hambre y la falta de transparencia de la ONU, son los temas que más preocupan al próximo secretario general. Así lo manifestó Guterres a La Voz, hace unos meses. «Si salgo elegido, reconozco que habría que reformular y unificar los mecanismos de acogida y distribución de refugiados en diferentes parte del mundo y también en Europa». El anterior alto comisario de Acnur se define como «un luchador en defensa de los derechos de los más necesitados del planeta, es lo que más me gusta hacer y con lo que realmente me siento bien». Guterres reclama «una gran renovación en la ONU y agilizar todo mucho más, haciendo que los diferentes organismos que la componen sean más transparentes».
Entre los peros que le señalan en Portugal figura su firme defensa de los postulados antiabortistas, por los que llegó a manifestarse contra su partido.