Josep Oliu: «En España hay sinergias que justifican nuevas fusiones, pero poca voluntad»
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Aunque el presidente del Sabadell no ve «prioritario» afrontar una unión, admite que se ha visto «10 o 12 veces» con la cúpula del Popular
25 sep 2016 . Actualizado a las 10:57 h.Nacido hace 67 años en el mismo lugar que da nombre a la entidad que preside ( Sabadell, por si hay dudas), Josep Oliu las ha visto de casi todos los colores en los treinta años que lleva en la banca. Atendiendo a lo que dice en esta entrevista, ahora el tono sería gris oscuro: brexit, incertidumbre política, competidores tecnológicos para la banca, más regulación, escasa rentabilidad...
-¿Es un momento tan difícil como dicen? Los banqueros no hacen más que lamentarse...
-Es dificilísimo. El más duro.
-¿El más duro que ha vivido?
-No, claro. Ha sido peor la crisis del 2008, que terminó hace un año. Pero esta fase álgida del ciclo es algo ficticia por basarse en unos tipos de interés del 0 %, que es la política que Europa necesita para crecer, y que España está aprovechando. Pero es muy difícil hacer banca con tipos así, e incluso negativos. Otra cosa que complica es la regulación creciente, burocrática, incierta y no se sabe el final. Eso hace que se vea más borroso el futuro.
-¿Cuándo subirá el BCE los tipos y les aliviará algo?
-En nuestro último plan estratégico, que acabamos de terminar, calculamos que en el último año subirían los tipos. No ha ocurrido. Y el banco se quedará por debajo del objetivo de ese plan, que era ganar 1.000 millones, debido a esto. Ahora, en nuestro nuevo plan, la previsión es que los tipos se queden tres años donde están. Espero equivocarme [risas].
-¿Se equivocó también con el resultado del referendo del Reino Unido?
-Pues sí, no contaba con ello.
-¿Y cuánto le preocupa?
-Antes no me preocupaba porque contaba con que no saliese ese resultado. Pero el golpe que se experimentó en los mercados y en nuestra cotización fue porque era algo no previsto. Después ha ocurrido que los efectos ya no se están viendo. Habrá discusiones y demás sobre la salida, pero...
-Pero a usted le preocupa por el TSB, su banco en el Reino Unido.
-No, al revés. Fuimos buscando un mercado que crecía al 3 %, con más ritmo que la Europa continental. Era un buen mercado, y queríamos diversificar riesgos del euro.
-¿No se arrepiente de haber entrado?
-En absoluto. Ahora no lo habríamos hecho, por la incertidumbre. Puede ser que el año que viene en Inglaterra la tasa de crecimiento sea inferior, y entonces ya veremos. Pero en el TSB las hipotecas siguen creciendo al 20 % anual y los depósitos al 14. No se ha notado. De momento.
-Le preocupa más la incertidumbre en España, entiendo.
-También me preocupa algo, sí.
-¿Solo algo?
-Hombre, cada vez más. Pero no me preocupa la incertidumbre política, sino la falta de habilidad política para conseguir formar un Gobierno por parte de todos. No le voy a decir de quién es la culpa. Hay cosas que se pueden hacer sin Gobierno y no pasa nada, sí. Por ejemplo, no hay nuevas leyes y tienen estabilidad las existentes [risas]. Pero hay alguna cosa mala: nosotros tenemos unos presupuestos que tienen que salir. Me preocupa que no se aprueben unas cuentas que cumplan con los requerimientos que pide Europa. Estamos en una fase álgida del ciclo y no es sostenible un déficit público del 5 % en un momento en que se crece al 3 %. Porque entonces, si bajamos de ciclo...
-¿Los empresarios le dicen que su primer desvelo es este, la ausencia de un Gobierno?
-Sí, porque cuando no lo hay las decisiones administrativas se paran. Hace un año que aquí no se toman decisiones. Y alguien tiene que llevar la batuta.
-¿Habrá terceras elecciones?
-Ni idea [risas]. Espero que no.
-¿Y por Cataluña le preguntan también? ¿Más o menos que antes? ¿El globo se ha desinflado?
-No. Está igual. Me preguntan menos, pero la situación está igual.
-¿Y usted les dice lo mismo que hace dos años?
-Sí, pero con algo más de urgencia. Porque no puede ser que se establezcan dos frentes en Cataluña. Así que hagan el favor de encontrar una solución. Y cuanto más tiempo pase, peor, porque se enquista.
-¿Cuánto les está repercutiendo este asunto en su negocio?
-Nada.
-¿Ni dentro ni fuera de Cataluña?
-Nada.
-¿El BCE les está estropeando el negocio con los tipos a cero?
-El BCE hace más de lo que tiene que hacer. ¿Suficiente para hacer crecer la economía? Yo creo que no. ¿Puede hacer más? Posiblemente no. El problema está en las instituciones europeas, que son las que tienen que tomar decisiones, empezando por la política fiscal para animar la economía europea, con la excepción de España, que crece más.
-¿Y la unión bancaria? ¿No está sirviendo para nada?
-La unión bancaria está bien, sí, para poner unos estándares y una supervisión estrictos. Pero para alegrar la economía, al revés, genera restricciones a los bancos. No anima el crecimiento.
-Puede animar las fusiones transfronterizas de bancos...
-De momento no hay ninguna sinergia que las justifique. Ni el mercado lo pide ni hay unos ahorros que las justifiquen. Por eso no hay ninguna en perspectiva.
-¿Y en España?
-Hay sinergias que lo justifican, pero poca voluntad.
-¿Que no haya Gobierno es uno de los motivos por los que se están parando las fusiones?
-Podría ser, sí. Pero si hubiera mucha voluntad o necesidad las habría. Y no las hay.
-¿Cuánta voluntad o necesidad tenía usted de fusionarse con el Popular?
-Poca.
-¿Cuántas veces se ha sentado con ellos para ver esa posibilidad real?
-Diez o doce a lo largo de mi vida.
-Acotemos en 12 meses.
-Es un tema permanente.
-¿Y no salen los números?
-Sí que salen, pero nosotros estamos en otra estrategia. Ahora estamos concentrados en el Reino Unido, en diversificación, en un proyecto tecnológico de primera magnitud. Aparte, en España estamos en los cambios digitales. Entonces a nivel operativo no podríamos...
-¿No es compatible todo ello con una fusión?
-No, no lo es. En su día sí, y además ahora no es prioritario. Lo es integrar bien TSB en un proyecto en el que trabajan 1.000 personas. Nuestra gente de operaciones estará hasta el 2018 ocupada en lo nuestro.
-¿Y si recibe presiones, políticas, por ejemplo?
-La única presión aceptable es una oferta que no puedas rechazar.
-¿No van a ver oportunidades en el mercado?
-Puede que sí, se estudiarán, pero no hacen falta. Nos vendría a contrapié. No nos conviene.
-El banco se mantiene entonces sin necesidad de ganar tamaño en España.
-Es que le diría que ya casi tenemos más exposición de la que nos gustaría tener. ¿Para qué más?
«En Galicia vamos al doble de velocidad que en otros lugares»
Es Josep Oliu de los que creen que, más pronto que tarde, las oficinas bancarias serán cosa del pasado. «La red, en el sentido de espacio físico, ha perdido importancia y cada vez va a tener menos». ¿Supone eso que reducirán su red, aún pequeña, en Galicia? «Qué más da. Lo importante para el banco no son las oficinas, son las personas y la tecnología que está detrás, la relación con los clientes. ¿Hay o no oficinas? Da igual. Estamos en medio de un cambio tecnológico en el que las oficinas físicas han perdido importancia».
-Y con la escasa red que todavía tienen en Galicia, ¿cómo les va el negocio?
-Bien. En Galicia crecemos casi al 10 % en inversión crediticia y al 4 % en depósitos, con una política de precios dura, sin intención de crecer por vía de precios, sino por la de ganar la confianza de los clientes haciéndolo mejor. La contribución de Galicia al banco crece. ¿Podríamos hacer más? Sí, pero con unas políticas más agresivas que no son las que tocan ahora. Ahora hay que consolidar con más clientes.
-¿Solo con confianza se crece?
-Sí, con la confianza, la gente y los medios tecnológicos, con independencia de la oficina.
-Compare esta territorial con otras del grupo en el país.
-Esta territorial, con cuota de mercado relativamente baja, va al doble de velocidad que otras. Es la debida velocidad, sí. Si te pasas, viene una curva y te estrellas. Vamos a la máxima velocidad, haciendo las cosas bien. Con clientes que se incorporan y que van a tener continuidad y buena relación con el banco.
-Hace dos años, en una entrevista anterior, habló mucho de Pescanova. Decía que se sentía decepcionado por quien entonces estaba al frente. Le preocupaba mucho. ¿Y ahora?
-Hemos liderado la operación de salvamento de Pescanova, junto a otros dos bancos, porque ya dijimos que lo íbamos a hacer. Nos ha costado dinero, hemos hecho quitas, pero hemos reflotado las compañía, dotado de dirección, y con el tiempo esperamos recuperar algo de lo que hemos metido. Hemos actuado y nos hemos dedicado a salvar la compañía y los puestos de trabajo. Tenemos vocación de sacar lo máximo cuando llegue el momento. Sin prisa. Esto ya no es una preocupación.
-¿Pagaremos por tener el dinero en el banco? ¿Es posible?
-Posible es; deseable, no. Porque es el mundo al revés. Es como esa canción de Paco Ibáñez que hablaba de la bruja hermosa y el pirata bueno [risas]. Pagar por el crédito y cobrar por tener un depósito no tiene sentido, sobre todo a minoristas. Porque entonces no se darían créditos y la gente guardaría su dinero en la caja fuerte de casa. Para la gran masa de gente, no lo veremos.
«Nosotros hemos puesto mucho dinero para rescatar las cajas»
-El Estado da por bueno haber perdido tanto dinero con el rescate a la banca. ¿Es asumible ese agujero? Ustedes también fueron beneficiados...
-No, no fuimos. Los beneficiarios fueron los depositarios de las cajas. Nosotros no nos beneficiamos del rescate a la CAM, hemos puesto mucho dinero ahí, y gracias a ello los clientes no perdieron el suyo. La realidad es que contribuimos a salvar el sistema financiero en aquel momento, por mucho que se diga. El coste final, cuando se activen las garantías que hay, pues ya veremos. Recuerde que de cada 100 euros del EPA [una protección ante futuros agujeros] 20 los paga el Sabadell.
-Fue mejor negocio entonces el Banco Gallego.
-Fue un negocio poco irrelevante, por su tamaño. Será un buen negocio si lo hace bien Pablo Junceda [el máximo responsable de la entidad en Galicia y director general de SabadellHerrero]. Era la solución a un problema que a nosotros nos iba muy bien como plataforma para crecer en Galicia, y salvamos los puestos de trabajo.