La ciudad sufre los ataques más duros desde hace meses, con bombas de fósforo que desataron varios incendios
23 sep 2016 . Actualizado a las 18:56 h.Los barrios rebeldes de Alepo fueron pasto de las llamas. «Fue la noche de la muerte», afirmó Ibrahim al Hajj de las embestidas gubernamentales contra su vecindario de Al Kalasé, donde el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) contabilizó solo en ese barrio catorce ataques. Unos 50 bombardeos iluminaron la oscuridad de Alepo, mientras los fuegos se expandían por las calles. Las imágenes difundidas por el Centro de Medios de Alepo, grupo pro oposición, mostraban el infierno vivido en la peor ofensiva aérea desde hace meses: unos 200 ataques entre la noche del miércoles y ayer.
Al menos once civiles, incluidos niños y mujeres, perecieron bajo las bombas explosivas que lanzaban los helicópteros y los proyectiles de los cazas. «Utilizaron armas incendiarias, bombas de fósforo y todo ardía», asegura a La Voz Hajj, portavoz del grupo de rescate Defensa Civil Siria, conocido como los cascos blancos. Human Rights Watch (HRW) ya denunció el uso de este tipo de armas, que «provocan quemaduras en sus víctimas y desataron incendios», durante el pasado mes en Alepo e Idlib por parte de la aviación siria y rusa. HRW recordó que su uso contra civiles constituye una violación del derecho internacional.
Con el amanecer se propagaron los combates. Las facciones insurgentes atacaron con proyectiles los barrios gubernamentales. En Al Ramusa, al suroeste de Alepo, los grupos armados intentaban parar el avance del Ejército que recuperó esta vía de acceso a principios de mes volviendo a sitiar el este rebelde de la ciudad. También se registraron enfrentamientos en las provincias de Hama y Homs y en la periferia rural de Damasco, Guta Oriental, controlada por los rebeldes.
En la provincia de Idlib, otros 18 civiles murieron en ataques aéreos -no se pudo precisar si rusos o sirios- contra la población de Jan Shijún. Mientras en el centro del país, Ejecutivo e insurgentes alcanzaron un acuerdo para evacuar a 350 opositores y sus familias de Al Waer, el último barrio de la ciudad de Homs que seguía en manos de los rebeldes. Por otra parte, un atentado en Deraa terminó con la vida de 12 personas, entre ellas un «ministro» del gobierno de la oposición.
Reparto de ayuda
Después de 48 horas de suspensión, los camiones con ayuda humanitaria de la ONU volvieron a circular por Siria. Un convoy fue enviado a los 35.000 residentes de Moadamia, una zona rebelde del Damasco rural asediada por el régimen, después de la suspensión por el ataque que mató el lunes a 21 trabajadores de la Media Luna Roja. Pero el mayor reparto para abastecer a los 300.000 residentes del este rebelde de Alepo está todavía en la frontera con Turquía a la espera del permiso de Damasco. «40 camiones están bloqueados. La comida caduca el lunes», advirtió desde Ginebra, Jan Egeland, el jefe de la misión humanitaria de la ONU en Siria. «Por favor, presidente Asad, ponga de su parte para permitirnos llegar al este de Alepo», clamó.
Las potencias mundiales mantienen los contactos para intentar extender la tregua que es historia sobre el terreno. Rusia ya ha rechazado la propuesta de EE.UU. de crear zonas de exclusión aérea para los cazas sirios y rusos en determinadas zonas.