La crisis económica ecuatoriana hace aflorar las contradicciones de Correa

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

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Rafael Correa
Rafael Correa RONALDO SCHEMIDT | AFP

Rafael Correa, que enfila los últimos meses de su largo mandato como presidente de Ecuador, acaba de dar uno de los pasos más sorprendentes y contradictorios de su dilatada carrera política en la órbita del populismo bolivariano: la puesta en producción de 12 pozos de petróleo en las inmediaciones del Parque Nacional Yasuni, una de las mayores reservas mundiales de la biosfera, que abarca una extensión de casi un millón de hectáreas

18 sep 2016 . Actualizado a las 09:08 h.

Esta polémica decisión del gobierno ecuatoriano que se dice socialista y que ha puesto en pie de guerra a varios colectivos indigenistas y ecologistas, tanto a nivel nacional como internacional, se produjo después de que fracasara el intento de Correa de convencer a la comunidad internacional de que le soltase 3.600 millones de dólares en efectivo, a cambio de renunciar a la explotación de esos yacimientos que albergan 1.762 millones de los 4.000 millones de barriles de reservas comprobadas de Ecuador, el miembro más pequeño de la OPEP.

Con la explotación de este campo llamado Tiputini la producción de Ecuador sube a 570.000 barriles diarios. Pero, ¿por qué este aumento de la producción cuando el petróleo registra los precios más bajos de las últimas décadas? Según el economista ecuatoriano, Francisco Briones, la razón radica en que Ecuador no está ingresando un solo dólar por la venta de su petróleo, porque tiene comprometida su producción con China y Tahilanda, al menos por los próximos dos años. Y no tiene ingresos porque ya ha recibido por adelantado y gastado unos 2.500 millones de dólares que, según Briones, por ley, deberían haber sido utilizados para la inversión en obras públicas y han sido gastados en el mantenimiento del Estado central. 

Las ventas anticipadas

A la falta de inversión se suma el crecimiento de la deuda pública de Ecuador, a la que tiene que destinar unos 4.000 millones de dólares anuales. Es el modelo de las ventas anticipadas que implantó Correa y que luego aplicó Chávez en Venezuela.

Uno de los grandes pecados político-económicos de Correa, según los expertos fue el desdeñar la inversión privada. Contar con ella le hubiera sido de gran utilidad en estos tiempos tiempos de vacas flacas para dotar de liquidez a un Estado que padece los efectos de la volubilidad del mercado petrolero.

¿Qué han hecho Rafael Correa y su Gobierno con los petrodólares que entraron en las arcas del Estado ecuatoriano en los tiempos de vacas gordas? Se lo han gastado todo en construir infraestructuras, sobre todo edificios para escuelas y hospitales pero, según sus críticos, no invirtieron en la mejora de esos servicios ni pensaron en ahorrar con vistas al futuro. Cuando le cayeron los ingresos, Correa no pudo darle a la máquina de hacer billetes, como su correligionario Maduro, ni echar mano de la devaluación de la moneda, ya que cuando llegó al gobierno, para bien y para mal, se encontró con una economía dolarizada. 

La factura

Estos errores, impropios de un político con una sólida formación económica adquirida en prestigiosas universidades norteamericanas y europeas ya le está pasando factura. Según la última encuesta realizada por Cedatos/Gallup, el 58% de los ecuatorianos desaprueba la gestión de Rafael Correa, solo le apoyan 35% . Es el peor dato desde que asumió la presidencia, el 15 de enero de 2007.

Cuando se pregunta por sus características personales como líder, las respuestas son todavía peores. El 65% de la población no cree en su palabra, y el 67% reprueba su forma de ser. Su intención de voto se redujo a un 28%, una caída de casi 10 puntos en relación a mayo de 2015. Hasta mediados del año pasado, Correa era de los pocos presidentes del eje bolivariano que se mantenía firme. Nunca ha perdido una elección, siendo reelegido en 2009 y en 2013. 

Caída en picado

Después de haber alcanzado un pico de crecimiento del 7,9 % en 2011, el PIB fue cayendo de año en año hasta llegar al 0,3 % en 2015, con una proyección de caída del 4,5 % para el año actual, estos resultados económicos y la aprobación de una enmienda constitucional que posibilita las futuras reelecciones indefinidas del presidente -no es aplicable a la próxima, prevista para el próximo febrero-, fueron determinantes en la caída en picado del respaldo popular a Correa y su gobierno.

Ese desplome, según Jaime Costales, politólogo y profesor de Psicología Social de la Universidad San Francisco de Quito, «es fruto de la crisis económica causada por su manejo incompetente de la economía, el desgaste grave de un modelo populista-socialista fallido, y su autoritarismo, que ya ha hastiado a la mayoría de ecuatorianos. La gente va despertando cada vez más y se da cuenta del enorme fiasco político y económico de este gobierno».

Fue la crisis económica lo que le llevó a adoptar medidas impopulares como el incremento del IVA del 12 al 14%. A diferencia de resto de los presidentes del combo bolivariano, Correa no pretende mantenerse en el poder a cualquier precio y ya anunció hace escasos meses su decisión de no presentarse a la reelección el próximo mes de febrero, a pesar de que el grupo político «Rafael Contigo Siempre» entregó hace un mes en el Consejo Nacional Electoral 1.248.000 firmas pidiendo un referendo que la haga posible suprimiendo la aplicación de la enmienda constitucional aprobada en diciembre.

Todo apunta a que el futuro del más presentable del grupo de presidentes bolivarianos que han marcado el rumbo de América Latina en las dos ultimas décadas está en la viaja Europa,  junto a su familia. Está casado con una belga a la que conoció como estudiante en la Universidad Católica de Lovaina y que lleva años deseando volver a su país.