Donald Trump acepta hablar con Peña Nieto para recuperar voto latino

Milagros L. de Guereño COLPISA

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MATT MILLS MCKNIGHT | AFP

La fugaz visita del candidato republicano al presidente de México desata un diluvio de críticas en el país azteca

01 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hace más de un año Donald Trump lanzó su candidatura a la presidencia de Estados Unidos tenía claro que México y los mexicanos eran sus «enemigos». Por eso quiere, todavía hoy, construir un muro físico a lo largo de los más de 3.000 kilómetros de frontera común, pagado con dinero del vecino del sur, que fue durante años el patio trasero del poderoso Tío Sam. Pese a esa beligerancia, aceptó la invitación del presidente Enrique Peña Nieto, que también cursó otra a la candidata demócrata Hillary Clinton. Precisamente ayer, antes de pronunciar un discurso sobre inmigración en Arizona, el magnate fue recibido en la residencia oficial de los Pinos, junto con dos de sus asesores más viscerales en la lucha contra la inmigración.

La decisión de viajar al Distrito Federal estuvo influenciada por Larry Rubin, representante del Partido Republicano en la nación azteca, quien afirmó que «la intención» de Trump es «asegurarse que no haya mitos y exageraciones en los comentarios o en la visión que él tiene de México». También por el gobernador de New Jersey, Chris Christie, que intenta moderar el discurso radical de Trump, en particular sobre su intención de expulsar del país a todos los inmigrantes indocumentados.

Es importante porque está en juego el voto latino, que mayoritariamente le odia pese a que ha suavizado su agenda migratoria. Hay que recordar que en EE.UU. viven unos 11 millones de inmigrantes indocumentados. De ellos, unos 6 de origen mexicano.

En México no entienden la invitación que ha desatado un huracán de críticas. «Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén», dijo Peña Nieto. Pero algunos creen que detrás de esa apuesta hay «algo más», «un apaño». De cualquier forma, es la primera vez que un presidente mexicano en ejercicio recibe a un candidato a la presidencia estadounidense.

Su llegada estuvo precedida de un cruce de duros mensajes por Twitter con el expresidente Vicente Fox, que aunque en otros temas mantiene un perfil relativamente bajo, cuando le tocan a sus paisanos salta como un charro mexicano y no olvida las «perlas» que el «fanfarrón» y «arrogante», como le llama, fue soltando a lo largo de su campaña: «México no se aprovechará más de nosotros. El más grande constructor del mundo soy yo y les voy a construir el muro más grande que jamás hayan visto. Y adivinen quién lo va a pagar: México». El magnate aseguró que «los mayores proveedores de heroína, cocaína y otras drogas son los carteles mexicanos, que contratan inmigrantes para que crucen la frontera traficando con droga». Por eso Fox, un político sin pelos en la lengua, escribió: «México no quiere a @realDonaldTrump, México nunca confiará en él».