Con la exigencia a Apple de devolver las ayudas ilegales dadas por Irlanda, la Comisión suma un nuevo frente a su lista, en la que se encuentran empresas como Google o Microsoft
30 ago 2016 . Actualizado a las 17:10 h.La historia de los enfrentamientos entre la Unión Europea y las grandes multinacionales es larga. Su último capítulo, una devolución de 130.000 millones de euros más intereses, lo protagoniza la conocida marca Apple, que este martes ha recibido la exigencia de la Comisión de reembolsar las ayudas ilegales recibidas por parte de Irlanda. Estas ventajas, descubiertas tras una investigación iniciada en el 2014, habrían permitido a la compañía pagar muchos menos impuestos que otras empresas, como resultado del trato preferente que el país irlandés, donde Apple tiene su sede europea, le ofrecía.
Bruselas no ha tardado en condenar estos beneficios ilegales, repitiendo las acciones que ya realizó en el pasado con muchos otros gigantes tecnológicos. Porque lo cierto es que la empresa de la manzana no es la única que ha sido «cazada» por Europa. Google, Telefónica o Microsoft también forman parte de los frentes que la Comisión mantiene contra las compañías digitales, que no suelen salir muy bien paradas del «combate» con la Unión.
La lucha por el derecho al olvido que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea respaldó hace dos años solo es una de las muchas disputas que la Comisión ha iniciado con Google. Entre ellas, destaca las acusaciones por abuso de dominio y antimonopolio, que podrían llevarle a pagar una multa millonaria por varios comportamientos ilegales.
La primera de estas prácticas que la Comisión le reprocha a Google es su violación de las normas al favorecer su comparador de precios, Google Shopping, en su buscador; mermando con ello las posibilidades de otros comparadores a la hora de acceder al público. También con la intención de dañar a sus competidores, la compañía habría llevado a cabo un abuso en la publicidad online. Según la Unión Europea, Google ha evitado intencionadamente durante años que otras webs desplegasen anuncios de sus competidores, exigiendo a sus socios exclusividad e impidiéndoles ofrecer a los usuarios anuncios personalizados de aquellas empresas que pudiesen quitarle beneficios. Unas limitaciones que, al parecer, la compañía también impuso a los fabricantes, obligándoles o pagándoles para que incluyesen de forma predeterminada servicios como Chrome y Google Search en sus aparatos.
Microsoft
El monopolio no es algo exclusivo de Google. Por el mismo motivo, la empresa informática de Microsoft también ha sido objeto de varias multas por parte de la Unión Europea. Su abuso de dominio, producido por no facilitar a sus competidores los códigos que necesitaban para crear productos compatibles con Windows, y por la integración del reproductor Media Player en su sistema operativo, la llevó en el 2004 a afrontar una sanción de 497 millones de euros, una cantidad que la compañía encontró «injustificada». Semejante cantidad de dinero, sin embargo, no sirvió para que Microsoft enmendase sus errores. Como consecuencia, en el 2006 el grupo recibió una nueva multa, esta vez de 280,5 millones, acordada por la Comisión con la intención de que la empresa cumpliese las medidas impuestas dos años antes. Tras esta sanción, la tranquilidad duró poco. Seis años después, en el 2012, Bruselas le obligó a pagar 860 millones de euros, por un caso relacionado de nuevo con la compatibilidad: el precio excesivo que la compañía cobraba a sus rivales a cambio de los datos para fabricar productos que se adecuasen a Windows.
Telefónica
La empresa de telecomunicaciones Telefónica también fue protagonista, en el 2007, de una sanción por abuso de dominio. Su imposición a los competidores de unos precios mayoristas, que resultaban demasiado elevados como para que pudiesen operar sin sufrir pérdidas, se saldó con una multa récord para una compañía de este tipo: 152 millones, una cifra diez veces superior a las dictadas para Wanadoo, filial internet de France Telecom (10,3 millones de euros) y para el alemán Deutsche Telekom (12,6 millones de euros), por motivos similares.
El cártel de la televisión
Otra multa histórica es la que recibieron un gran número de fabricantes de televisores. El grupo, formado por empresas como Phillips, LG Electronics, Samsung, Panasonic o Toshiba, fue obligado en el 2012 a pagar una multa de 1.470 millones de euros, por acordar precios y repartirse el mercado durante una década en dos cárteles paralelos. Ambos, el que afectaba a las televisiones y el que atañía a las pantallas de ordenador, provocaron según la Comisión Europea «graves prejuicios» a fabricantes y a consumidores, ya que los tubos supone más del 50 % del coste del producto. La intención de las compañías no era otro que bajar de forma artificial los precios para que los clientes se inclinasen por los nuevos aparatos de plasma y LC, una práctica que no acabó bien para las tecnológicas.