La cadena perpetua a Ling Jihua agudiza la purga a los «tigres» del expresidente Hu

sara r. estella PEKÍN / E. LA VOZ

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HOW HWEE YOUNG | Efe

El líder, Xi Jinping, afianza su posición con la condena al poderoso exsecretario por corrupción y abuso de poder

05 jul 2016 . Actualizado a las 06:41 h.

Como si de un castillo de naipes se tratara, el poder que Ling Jihua acumuló a la sombra del expresidente chino Hu Jintao ha acabado derrumbándose. La caída en desgracia del que fuera uno de los hombres más relevantes en China quedó confirmada después de que un tribunal lo haya condenado a cadena perpetua al culpabilizarle de aceptar sobornos, acceso ilegal a secretos de Estado y abuso de poder.

Más delgado de lo habitual y leyendo un papel, Ling Jihua aceptó los cargos que se le imputaban y aseguró que no recurrirá la sentencia. «Quiero disculparme ante el Partido y ante este tribunal», afirmó afligido en su declaración final ante el juez y una veintena de personas que lo acompañaban en el Tribunal Popular Intermedio número 1 de Tianjin, a doscientos kilómetros de Pekín.

Entre el 2007 y el 2012, Ling fue el director de la poderosa Oficina General del Partido Comunista chino (PCCh), el organismo encargado de los nombramientos del Estado. La meteórica carrera del que fuera mano derecha del expresidente Hu Jintao llegó a su punto álgido cuando su nombre sonó para incorporarse al todopoderoso Comité Permanente, compuesto por siete miembros y donde hubiera sido el encargado de proteger la soberanía de Hu una vez que este dejara la presidencia del país.

El episodio del Ferrari

Sin embargo, su carrera se truncó después de que su hijo, Ling Gu, se estrellara en un Ferrari mientras iba acompañado de dos chicas desnudas. El joven murió en el acto, una de las mujeres falleció de camino al hospital y la otra algunos meses después, cuando daba síntomas de recuperación. Ling Jihua trató de esconder sin éxito el escabroso suceso, que daba una pésima imagen de los conocidos como fuerdai, los hijos mimados de las grandes fortunas chinas.

Su purga supone un duro revés para la Liga de Jóvenes Comunistas, uno de los pilares sobre los que se asienta el régimen de Pekín, de la que tanto Ling como su protector Hu Jintao procedían. En la actualidad esta facción es la base de apoyo del primer ministro, Li Keqiang, sobre el que algunos expertos aseguran que también pesa una gran presión. La influencia de la Liga supone una competencia en las aspiraciones de poder del presidente Xi Jinping, el líder que más cargos acumula desde Mao.

«Los miembros de la Liga han visto disminuido su poder desde que Xi tomó el cargo», aseguró a AP Willy Lam, un experto en la política de élite china en la Universidad de Hong Kong. A medida que se acerca el decimonoveno congreso del partido, que se celebrará en marzo del año que viene, la presión sobre ese pilar aumenta, ya que será entonces cuando se produzca la renovación del máximo órgano legislativo chino.

Ling Jihua es el último de una larga lista de tigres, o altos funcionarios, condenados desde que el presidente Xi Jinping llegó al poder y se puso por bandera la lucha contra la corrupción. Una campaña que para algunos analistas es además parte de la lucha de poder que libran varias facciones del Partido. En esta ocasión no ha trascendido nada sobre el paradero de Ling Wangcheng, hermano de Ling Jihua, y que según revelaron algunos medios chinos escapó con información sensible.