La traición de Gove priva a Johnson del sueño de reemplazar a Cameron
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La división entre los artífices del «brexit» beneficia las opciones de Theresa May
01 jul 2016 . Actualizado a las 07:07 h.Hasta el miércoles, el ministro de Justicia británico, Michael Gove, decía no sentirse preparado para ser primer ministro y aparentaba ejercer como lugarteniente de Boris Johnson, su principal aliado en la cruzada a favor del brexit. Sin embargo, por la noche todo cambió ya que decidió «a regañadientes, pero con firmeza» que el ex alcalde de Londres no estaba capacitado para unir al partido, y menos aún, al país ante los desafíos de la nueva etapa.
La traición de Gove se materializó ayer por la mañana y tuvo como primer efecto despertar bruscamente a Johnson del sueño de sustituir a Cameron en Downing Street. El exalcalde de Londres había apostado toda su carrera política a esta carta cuando se lanzó a encabezar la campaña del brexit. Se salió con la suya frente a toda expectativa, pero no tuvo en cuenta la personalidad calculadora de su al aliado, que ya había traicionado antes a Cameron cuando apoyó la salida de la UE.
Gove se justificó con el argumento de que los conservadores deben tener por jefe a alguien capaz de «construir, liderar y unir un equipo», cualidades que por supuesto no ve en Johnson, por lo que dio decidió ofrecerse él mismo para el puesto. Curiosamente, o quizá no tanto a la vista del refrán sobre cómo actúan los traidores, reconoció que no habló de este importante cambio de planes con su supuesto socio.
Así, un exalcalde de Londres herido, hizo una comparecencia de tintes trágicos para anunciar que no iba a ser candidato. Uno de los políticos más dicharacheros de la escena británica, dejó boquiabiertos a los 25 diputados conservadores presentes en la sala que no creían lo que oían. Eso sí, coló una pincelada de su enorme cultura clásica. «Tras haber consultado a mis colegas y a la vista de las circunstancias en el Parlamento, he concluido que esa persona no puedo ser yo», dijo parafraseando la famosa frase que atribuye a Bruto Shakespeare en su obra sobre Julio César.
Atrás quedaban los asados de cordero entre ambos en la casa de Johnson en el barrio de Islington, donde unieron fuerzas a favor del brexit y construyeron una sociedad política que parecía imbatible. Según algunos medios, las cosas habrían empezado a ir mal entre ellos cuando Gove quiso ofrecer al ministro de Hacienda y partidario de la UE, George Osborne, la cartera de Exteriores. Johnson por supuesto se opuso. También se negó a reunirse con 50 parlamentarios partidarios de la campaña del Remain, un paso que Gove veía clave para construir puentes y restablecer la unión del partido.
Al final, la gran beneficiada de este giro de 180 grados sería la ministra de Interior, Theresa May. Se presentó como la candidata de la estabilidad y la experiencia, prometió unificar el partido tras un referendo que lo partió en dos y aseguró que apelará a todo el país y no solo a unos pocos privilegiados. May descartó celebrar elecciones antes del 2020, alabó el trabajo de Cameron como primer ministro y reconoció que «brexit significa brexit», por lo que rechazó la posibilidad de convocar un segundo referendo.
Entre sus grandes aliados se cuentan el ministro de Salud, Jeremy Hunt, y el de Vivienda, Brandon Lewis. Este último dijo ayer que «no hay nadie con su tipo de experiencia y su nivel de trabajo».
Marcha atrás de la diputada laborista que iba a desafiar el liderazgo de jeremy Corbyn
Londres esperaba ayer a que la laborista Angela Eagle diese el paso definitivo en su lucha para acabar con el liderazgo de Jeremy Corbyn, pero se quedó con las ganas. La diputada pretendía hacer detonar de ese modo el único cartucho que le queda a los rebeldes para conseguir echar a su jefe, pero se encontró con un problema inesperado. No obtuvo el respaldo unánime de sus bases y decidió cancelar la rueda de prensa prevista para anunciar su decisión.
Ex responsable de Negocios de las filas laboristas hasta el pasado fin de semana, Eagle observó como los afiliados de su circunscripción en Wallasey y Merseyside, que lidera desde 1992, se oponían a su petición de plantar batalla a Corbyn. Mejor dicho, observó como le daban una vuelta de tuerca ya que le pidieron que fuese ella la que abandonase el cargo y no Corbyn, alegando que tendría que haberle prestado su apoyo. Además, su número dos en la circunscripción, Paul Davis, argumentó que a Corbyn no se le ha dado la oportunidad de «ser un buen líder» pues no deja «de ser apuñalado por la espalda todo el tiempo por su propia gente». De este modo, subrayó, es imposible que su mensaje se expanda por todo el país.
No fue el único balón de oxígeno que le permitió aguantar ayer el acoso al que está sometido. Los miembros de su circunscripción afirmaron que continuarían dándole su apoyo a Corbyn y no dudaron en criticar a los parlamentarios que se oponen a su continuidad, de los que dicen que viven en una pequeña burbuja que destaca por la falta de democracia. Corbyn también obtuvo ayer el respaldo de diez sindicatos británicos, los cuales destacan su victoria en las primarias de hace diez meses, cuando se aseguró «un mandato rotundo».
Trifulca inesperada
No obstante, se vio envuelto en una trifulca inesperada. Ocurrió en la presentación de un informe elaborado por la experta en derechos civiles Shami Chakrabarti, quien estudió con detalle los comentarios antisemitas de hace varias semanas por los que incluso llegó a ser suspendido el exalcalde de Londres Ken Livingstone. Chakrabarti llegó a la conclusión de que la formación no está «dominada por el antisemitismo, islamofobia u otros tipos de racismo». Sin embargo, la diputada judía Ruth Smeeth se sintió atacada por los comentarios de un compañero de partido durante el acto y lamentó que Corbyn no saliese en su defensa.
Predominio euroescéptico entre los cinco aspirantes a la sucesión
En total, son cinco los candidatos conservadores que presentaron su candidatura antes de que acabase el plazo de solicitud ayer a mediodía. Si bien los grandes favoritos son la ministra de Interior, Theresa May, y el ministro de Justicia, Michael Gove, nadie descarta que alguno de los otros tres aspirantes de la sorpresa cuando se anuncie al ganador final el próximo 9 de septiembre.
Además de May, otra mujer aparece en la lista, la actual ministra de Energía, Andrea Leadsom. Cuenta con más de 25 años de experiencia en la banca y es una euroescéptica convencida. De hecho, usó el mismo tono que el líder del UKIP, Nigel Farage, para celebrar la victoria del brexit como el Día de la Independencia del Reino Unido.
El cuarto candidato es el ministro de Empleo y Pensiones, Stephen Crabb, que fue el primero en dar el paso para presentar su candidatura. Su perfil de político galés, hijo de madre soltera, residente en una vivienda social y estudiante de la escuela pública, le podría abrir un hueco en un partido muchas veces tildado de elitista y lejano de la realidad ciudadana. El quinto candidato, Liam Fox, médico de formación y ex ministro de Defensa, es otro acérrimo euroescéptico asociado con los valores tradicionales del partido. Es un reincidente en este tipo de empresas ya que intentará alzarse con el liderazgo tory por segunda vez. En el 2005, se interpuso en su camino el actual primer ministro caído en desgracia, David Cameron.